Aleida Hernández Cervantes nos propone la lectura de un breve poema de Rita Cetina Gutiérrez, directora de la revista La Siempreviva de Mérida, Yucatán en el siglo XIX; esta publicación “Redactada exclusivamente por señoras y señoritas”, inspiró el activismo de la luchadora social y sufragista Elvia Carrillo Puerto quien logra instaurar el voto femenino en Yucatán desde 1920 y que alcanza su definitiva consagración en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos el 17 de octubre de 1953.
Rita Cetina Gutiérrez es una poeta mexicana que nació en Mérida, Yucatán. Fue una gran impulsora de la educación femenina en el siglo XIX. Fundó una sociedad, un instituto para la educación de las mujeres y una revista escrita por mujeres y para mujeres La Siempreviva. Su arduo y apasionado trabajo pedagógico con las mujeres, y su creatividad e inteligencia literarias, la ubican como una de las escritoras más influyentes del feminismo de principios del siglo XX. Elvia Carrillo Puerto, socialista y feminista emblemática de las luchas sufragistas en México, creó y dirigió la Liga de Resistencia Feminista “Rita Cetina Gutiérrez”, en un claro homenaje al arduo y apasionado trabajo de formación e ilustración que la maestra y poeta yucateca llevó a cabo con muchas generaciones de mujeres en la península al sur de México.
Yucatán fue la primera entidad federativa en otorgar el derecho al voto a las mujeres en México en 1920. El 17 de octubre de 1953 se reconoció en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos el derecho al voto y a ser votadas para todas las mujeres mexicanas. Lo conmemoramos con un poema de una de las mujeres que inspiró al movimiento feminista mexicano.
Aleida Hernández Cervantes
Rita Cetina Gutiérrez
(1846-1908)
A NUESTRO SEXO
¡Oh! Sí, sí; ¿no es verdad? Es que la hora
Ha llegado por fin tan esperada,
De levantar la frente que angustiada
Mustia y doliente se inclinara ayer.
Dejad la postración que tanto tiempo
La gloria y el saber os ha ocultado.
¡Oíd con atención! La hora ha llegado
De que ilustre también sea la mujer.
Dotada la mujer por el eterno
De nobles sentimientos como el hombre
Ambiciona también legar su nombre
Ilustre y grande a la futura edad.
Sí; ¿no es cierto queridas compañeras,
Que halagáis ese bello pensamiento?
Pues no esperemos más; llegó el momento
Proclamemos: Unión, fraternidad.
Rita Cetina Gutiérrez, “A nuestro sexo”, La siempreviva, Año 1, Número 1, p. 2. Mérida, sábado 7 de mayo de 1870.