Un poema de Isabel Prieto de Landázuri

Presentamos un poema de Isabel Prieto de Lanzáduri (1833-1876), acompañado de un comentario de Úrsula de Gante sobre su biografía y las circunstancias en las que desarrolló su escritura. Nacida en España, se familia se mudó a México cuando tenía cuatro años. Es considerada una de las primeras mujeres en entrar al canon mexicano junto a Sor Juana Inés de la Cruz.

 

 

 

 

Isabel Ángela Prieto González Bango, conocida como Isabel Prieto de Landázuri, nace el 1º de marzo de 1833 en Alcázar de San Juan, España y muere el 28 de septiembre de 1876 en Hamburgo, Alemania. Fue hija del señor Sotero Prieto, panameño y de la señora Isabel González Bango, madrileña. Después de vivir en diferentes lugares, sus padres llegan a México, se instalan en Jalisco, donde Isabel recibe instrucción en el hogar. En 1851, se publica en Jalisco una colección de ensayos líricos con el nombre de Aurora poética de Jalisco, en la cual aparecen publicados sus primeros poemas. En 1862, su obra teatral Los dos son peores se presenta en el Teatro Principal de Guadalajara. En enero de 1864, es exiliada junto con su familia a San Francisco, California. En 1865, regresa a Jalisco y contrae matrimonio con su primo Pedro Landázuri. En 1867, participa en “La Alianza Literaria”. En 1869, su esposo es electo diputado, por lo que se mudan a la ciudad de México donde fue la primera escritora en recibir una corona de reconocimiento por parte del “Liceo Hidalgo”. Entre 1870 y 1873, Prieto de Landázuri, es miembra honoraria de la Sociedad de Escritores Dramáticos “Manuel Eduardo de Gorostiza”, así como de la “Bohemia Literaria” y la “Sociedad Netzahualcóyotl”. Asimismo, se presentan las obras Oro y oropel, La escuela de las cuñadas, ¿Duende o serafín?, en Guadalajara y Un lirio entre zarzas en el Teatro Principal de la ciudad de México. Su participación en la prensa mexicana fue prolífera, de 1851 a 1874 publicó poemas en: Aurora poética de Jalisco, La Alianza Literaria, El Renacimiento, Violetas del Anáhuac, El Federalista y La Ilustración Mexicana. En 1876, enferma de cáncer y muere. Juan Eugenio Hartzenbusch se dedicó a estudiar su teatro y destacó su habilidad dramatúrgica. Otro de los más reconocidos críticos e impulsores de la obra de Isabel Prieto fue José María Vigil que, en el libro Obras poéticas de la señora doña Isabel Prieto de Landázuri (1883), dedica un estudio preliminar que ofrece como discurso a su ingreso en la Academia Mexicana de la Lengua, equiparándola con Sor Juana Inés de la Cruz.

Isabel Prieto de Landázuri asume su postura dentro de una sociedad patriarcal y se dedica al ejercicio intelectual sin desatender sus labores de madre y esposa. No obstante, la escritura fue un medio para levantar la voz y expresar su mirada crítica ante estos preceptos de la sociedad patriarcal exigidos a las mujeres de la época. Las mujeres del siglo XIX, quienes se atrevían a salir de su vida privada para demostrar su vida pública a través de la escritura, comenzaban por enfrentar terrenos totalmente masculinos, de esta manera fue como las autoras del XIX se entregaron a la escritura. El mejor pretexto de Isabel Prieto para mostrar su inconformidad ante la situación de diferencia de géneros fue un poema escrito por Manuel Bretón de los Herreros[1], en el cual expuso a la mujer como un simple objeto de ornato y como aquella que ha sido únicamente destinada para cumplir su misión divina (ser madre y esposa), siendo completamente ignorante de todo lo demás. ¡No me caso! poema escrito en noviembre de 1868 fue aquella respuesta defensiva para dar a conocer el “salvar nuestras propias vidas de los hombres” como argumenta Baym en “La loca y sus lenguajes” en Otramente. Lectura y escritura feministas (1999). Para Isabel no fue fácil tomar las riendas de la escritura como estandarte de su inconformidad ante la opresión del género femenino, Baym afirma: “Para la mujer del siglo XIX, el éxito literario resultaba caro desde el punto de vista psicológico, porque requería desafiar las limitaciones y las estructuras misóginas del patriarcado” (55).

 

Úrsula de Gante

 

 

¡NO ME CASO!

 

A D. Manuel Breton de los Herreros

 

Que me case me dice

Doña Ana Encarnación,

Porque es el matrimonio

El estado mejor.

Lo dice una beata;

Mas pese á su opinión,

Que se case quien quiera;

Yo no me caso, nó. 

 

En el mundo se debe

Esperar lo peor,

Y yo sé que la dicha

Vieja no se casó

Tal vez hallar no pudo

Ningún santo varón.

Que se case quien quiera;

Yo no me caso, nó 

 

Dizque el hombre casado

La libertad perdió,

Y es mentira más grande

Que bala de cañón;

La mujer es la esclava

De un tirano feroz…

Que se case quien quiera;

Yo no me caso, nó 

 

Si el marido es celoso

¡Divino Redentor!

Es capaz de agotar

La paciencia de Job

¿Qué haces en la ventana?

No vayas al sermón…

Que se case quien quiera;

Yo no me caso, nó 

 

Si infiel…y con la mano

Puesta en el corazón

 Diga alguno si puede

Responderme: yo nó

Si infiel…yo lo querría

Tirar por el balcón…

Que se case quien quiera

Yo no me caso, nó 

    

Y si el pan a sus hijos 

Arranca sin rubor

Para dar lujo y coche

¡Ay! Á algún serpentón

Si te deja en ayunas

Por dar a otra reloj…

Que se case quien quiera,

Yo no me caso, nó. 

 

Mas que sea constante

Amable, humilde, doy;

¿Y si salimos luego

 Con que es necio y glotón?

¿Si te hace todo el día

¿Cocinar…?

¡Ay! ¡Qué horror!

Que se case un demonio;

Yo no me caso, nó. 

 

Luego vienen los nenes

Y el hombre papalón

 Exclama: ¡Qué fastidio!

¡No permitiera Dios 

Que sufrieran al ménos

 La mitad del dolor!

Que se case quien quiera;

Yo no me caso, nó

 

Bien seguro es que pase

La noche cual farol,

Velando al angelito Majadero y llorón:

A pierna suelta duerme

Bendito del Señor…

Que se case quien quiera;

Yo no me caso, nó.

 

Y como salir puede

Por una maldición

A un tiempo infiel y necio.

Y celoso feroz

De humor atrabiliario,

Enfermizo y glotón…

Y… Cásese quien quiera;

¡Pero casarme yó!   

 

Así, con el permiso 

De D. Manuel Breton,

Que escribo esta letrilla

De una injusticia atroz,

Digo que el hombre puede casarse sin temor;

Mas la mujer…¡San Rufo!

Yo no me caso, nó.      

 

Noviembre, 1868

 

 

 

Referencias:

Baym, Nina. “La loca y sus lenguajes”. Otramente. Lectura y escritura feministas. Coord. Marina Fe. Trad. Flora Botton-Burlá. México, DF: Fondo de Cultura Económica, 1999. 52-76.

Prieto de Landázuri, Isabel. Obras poéticas. 1 Pte. Composiciones líricas.  Colecc. y estudio biográfico y literario José María Vigil. México, DF: Tipografía de Ireneo Paz, 1883.

 

 

 

[1] “El más fecundo de los poetas españoles del siglo XIX. Nació en la Villa Quel, provincia de Logroño. Sirvió a la patria en el ejército en clase de voluntario de 1814 a 1822. En 1824 es representada su primera obra dramática A la vejez viruelas. A mediados del XIX sale a la luz pública Letrillas satíricas. Fue secretario perpetuo de la Real Academia Española”. En Manual de biografía y bibliografía de los escritores españoles del siglo XIX de Manuel Olivo y Otero.1859.

 

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