Un poema de Audomaro Hidalgo

Presentamos un poema de Audomaro Hidalgo (Tabasco, 1983). Poeta y ensayista. Recientemente publicó Pequeña historia de la destrucción, en Valparaíso México y Círculo de Poesía. Ha sido merecedor de diversos premios como el Premio Nacional de Poesía Juana de Asbaje en 2010 y el Premio Tabasco de Poesía José Carlos Becerra en 2013. Poemas suyos han sido traducidos al inglés y francés.

 

 

 

FUEGO ANTIGUO

 

¡Quiero que me den sus hijos,

quiero que me den su prole!

El Quinto Sol

 

Nos hemos reunido a la intemperie

De cara al diminuto fulgor de los astros

Signos vacíos en el tablero celeste

Las orillas de la noche se han alejado y en el agua ha caído la luna

Flota como la estatua de hielo de una diosa afrentada por su pueblo

Errancia de sílabas rotas son los pájaros

Los días son largos como el desfile de las armas enemigas en el llano

Y la miel aún suave de las flores de los jardines

Espera la visita del emisario del sol, el colibrí

El sol se ha echado a dormir dentro de las piedras

Hoy la piedra es nuestro único espejo

El espejo de jade se ha vuelto a romper en nuestras manos

Sus fragmentos deambulan insomnes por las plazas las calles los mercados

Como la neblina cuando cae sobre el lago pronto a secarse

Reunidas en la explanada del Templo

Bajo la noche del valle que ha cerrado sus grandes alas de carbón

Las madres tomamos la palabra mientras constatamos

El vuelo de los Carroñeros Cazadores de vida

La Legión de Leñadores que dirigen desde el Púlpito

Han desollado la piel del silencio

En el fondo miran sus propios órganos

Los órganos de todos hierven en sus sueños en un caldo de sangre

Condimentado con cabello que sirve para realzar los senos magros de sus mujeres

Nuestras costillas son sus cucharas

Los surcos abiertos en la tierra se han sembrado con uñas y muelas

Hoy cosechamos garras colmillos

Frutos redondos gargajos de ira que comemos sin digerirlos

¿Veremos mañana la luz anidando en los árboles?

¿Del horizonte llegará el viento en sus canoas de nube?

¿Podrá la lluvia volver a bañar nuestros campos?

¿Volverá a ser transparencia el agua?

¿Es puente aún el canto?

El canto que une esta vida y la otra ¿lo escuchamos aún?

Somos los habitantes de un país de raíces amargas

Crecen debajo de la ciudad

En el vientre del mundo en sombras

Allá, en la oscuridad, en los intestinos de la tierra hay un fuego enterrado

Lo volvimos a despertar

No sabemos qué hacer con él

Nuestros hijos son mazorcas quemadas en los anafres del tiempo

 

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