Poesía africana: Sami Tchak

Proponemos el seguimiento de un dossier de poesía africana que se vincula con la idea de las connected histories del Sanjay Subrahmanyam: flujo de conceptos, gustos, personas, estilos, etc. Leeremos poesía de expresión francesa, inglesa, portuguesa y poemas vinculados, por supuesto, con otras tradiciones. De la mano del poeta y traductor argentino Leandro Manuel Calle, nos acercaremos a la poesía africana que se escribe en francés. En esta oportunidad leemos a Sami Tchak (Togo, 1960), seudónimo de Sadamba Tcha-Koura. Es Licenciado en filosofía en su país y sociólogo por La Sorbona – París V. Entre sus numerosas publicaciones podemos citar: Place des Fêtes (Gallimard, 2001) Hermina (Gallimard, 2003), La fête des masques (Gallimard, 2004), Le paradis des Chiots (Mercure de France, 2006), Filles de Mexico (Mercure de France, 2008). Al Capone le Malien (Mercure de France, 2011), La couleur de l’écrivain(La Cheminante, 2014), Ainsi parlait mon père (JC Lattès, 2018), Les fables du moineau (Gallimard, 2020). Algunas de sus novelas han sido traducidas al castellano. En 2004 recibió el prestigioso premio Grand prix littéraire d’Afrique noire por su novela La fête des masques.

 

 

 

 

 

1

 

Las estrellas son de fuego

Y nuestras alas de paja

Pero, Linguère

Alcemos vuelo

Hasta la séptima estrella

Que nos recibirá

En su dulce halo

O nos consumirá.

Posiblemente ella

También querrá,

Como yo,

Escuchar el canto de tu fuente

Allá abajo, bajo tu ombligo.

El viaje es hermoso

Colmado de  riesgos.

Por lo tanto, vayamos hasta la séptima estrella,

Suave halo o fuego ardiente.

Tu camisón será

Nuestra sábana

O nuestro sudario.

¡Partamos, Linguère!

(Te miro

Y pienso en la vida,

Ese pájaro frágil que enfrenta

Todos los vientos en el cielo infinito.)

Como vuelo de gorriones,

(¡Oh tus cabellos!)

Empujados por

Los vientos favorables

Los vientos hostiles

(¡Tus cabellos!)

Toda vida escapa

Para encontrar en el horizonte

La Estrella negra,

Ojo cerrado de la gran Luz.

(¡Tus cabellos!)

Cruel, la vida,

Pero qué paisaje hermoso

Incluso el camino sobre brasas.

¡Oh tus cabellos!

Bajo una palmera del desierto

Sobre un ancha duna de arena,

El sol quema un puñado de incienso

Para nuestros sentidos.

¿Sabes?

Tú lo sabes:

Dios,

Con su mano de figuras de alheña

Se ha perdido en tus cabellos.

No lo sofoques con tu pudor.

La luna, ella,

Ángel de fuego helado,

Ya prepara su rígido pincel ardiente.

Por lo tanto, ¡muéstrate!

Ha llegado el momento,

Para la obra efímera,

De bailar en las caderas de la eternidad.

Vamos, muestra tus cabellos.

 

 

 

 

 

2

 

Exhibiendo su hermoso vestido crepuscular,

El día se aleja,

Agotado por su largo viaje.

Yo, pájaro solitario,

Vuelo desde la aurora

Y no sé dónde dejar mis versos,

Mientras tanto

La noche deshace el contorno de las cosas.

Hace un frío

Que mi corazón no soportaría más

Si todavía tuviese que aguardar mucho tiempo

Errando por el aire.

Por favor, Linguère,

Ábreme tu nido.

Ofrécele tu voz a mis horas

Que crecen en el jardín

De mi frágil tiempo.

No estoy tan lejos de tu morada.

Mi oración está a tu alcance

Pero tu silencio es un muro de hielo.

Hazme escuchar tu voz…

 

 

 

 

 

3

 

En apariencia serena e inmóvil

En el corazón de todo frenesí,

El Tiempo devora sin embargo

Nuestras horas

Nuestros días

Nuestras semanas

Nuestros años

Nuestros siglos

Con un apetito de ogro.

Nada escapa a sus incontables manos

Ni a su terrorífica lengua.

El Tiempo se harta de nosotros

Pero no se llena,

Pues Él

Era

Es

Será

La Totalidad.

En cuanto a nosotros

¿Nosotros?

Sin embargo nosotros…

(…)

Sobre la pendiente aceitosa,

Donde apenas se imprimen

Nuestros pasos de huéspedes efímeros,

Todo va muy rápido.

Crees que 2666 está lejos frente a nosotros,

En verdad,

Ya está en el pasado,

Que no viviremos.

Tú, siempre

¡Siempre, tú!

¡Tú, tú, tú!

Sí tú, tú

En este frágil paréntesis

Donde poblaste una noche

Con el sabor de tu cuerpo desnudo,

Esa noche que yo arranqué,

¿Lo recuerdas?

En la loca cadencia del navío conduciéndonos

Hacia la orilla sosegada de la Nada.

Todo va muy rápido,

2666 ya es el pasado de nuestro futuro,

En donde acabaremos

Reducidos al polvo

En la galaxia de los amores muertos.

¡Qué importa!

Hoy nos abre sus puertas

Hacia el palacio del instante bendito

Donde la raíz desciende,

Cargada de mensajes,

Hasta el oído interno de la tierra fértil.

Recibe el mensaje caliente de la raíz

Y llevarás las flores,

Luego los frutos,

Del año que nace,

Migaja ya del pasado lejano,

Como 2666

Devorado mucho antes que nosotros

Por la voracidad del tiempo

En apariencia inmóvil.

El pícaro infinito

Baila en tus caderas

Y un canto salpica,

Como el agua que contesta

De una roca

A la sed del viajero.

Yo soy el viajero

Que da pequeños pasos en tu reino.

 

 

 

 

 

4

 

Sobre las ramas de un viejo árbol

Se posó un pájaro joven.

En las ramas de un viejo árbol,

Un pájaro joven construyó su nido.

¿Qué le dice el viejo árbol al pájaro?

¿Qué le dice el pájaro joven al árbol?

Misterio de los vínculos más allá de las edades.

Me inclino bajo tu sombra,

Mi aliento la colorea con mis notas íntimas.

Ven, vayamos,

Ven,

Al campo,

Ven a ver los jóvenes brotes de la tierra

Que trae los recuerdos de mil cosechas.

¡Ven!

Ven que iremos a ver

Los brotes del trigo

Su verde juventud,

¡Ven!

Ven que iremos a ver

Las flores amarillas de la mostaza.

Los brotes jóvenes,

Las flores,

Promesas que se marchitarán

En el camino de la maduración.

¡Ven!

¡Ven, Linguère!

¡Ven!

La muerte mira de soslayo la belleza.

¡Ven!

Te cantaré

Hasta el silencio de mi corazón.

 

 

 

 

5

 

Entras en silencio,

Tú que siempre esperas

Mi deseo incandescente

Brotando del fuego de la fragua

Entras en silencio,

Linguère,

Pero, escucha mi canto.

Entras en silencio.

Se levanta un nuevo día,

Y sobre su rostro,

Escribo lo que no grito de manera suficiente:

Tu nombre.

(Habitaré tus cabellos para escuchar

Las estrellas melodiosas de tu cerebro.

Me bañaré y no sólo una vez

En el río que tú llevas.

Ofréceme tu resbaladiza orilla.

Beberé de tus olas saladas.

Entraré en tu templo

Para escribir nuestra eternidad.)

Linguère,

Sobre la almohada en que apoyarás la cabeza,

He dejado una flor,

Promesa de la semilla

Que bajará al pie de tu vellón sedoso

Para hacer raíz.

(Iremos a la fragua,

Iremos al fuego original

Y, Linguère, en ese regazo,

Llevarás,

Tan sólido como el hierro,

El príncipe de nuestra íntima unión.)

Soy una gruesa línea recta

Que se arrastra hasta tu húmeda sonrisa,

Página fértil sobre la cual

Liberaré una rima pegajosa

Donde,

Invisible,

Nada la inicial del príncipe

Que reinará en nuestro reino.

(La leche que fluye de tu seno

Viene de tu espíritu.

Aliméntame de la leche de tu espíritu,

Dame pues tu pecho.)

Abre tu perspectiva para recibir

Nuestro futuro en tu vientre.

 

 

 

 

*

 

Príncipe, penetrada por tu lengua, llego al borde del poema, encinta de tu lirismo y debo aislarme para alcanzar el día en donde traeré al mundo la belleza que hemos construido. He aquí que ha llegado el tiempo de la gestación. Vívelo y piénsalo conmigo. Yo salgo del poema. Pero, retornaré con nuestro príncipe, el verdadero, el heredero de nuestro reino. A mí me toca decir los últimos versos:

 

 

“Mira,

Mira mis caderas,

Tal vez por última vez.

Y sobre nuestros dulces sueños,

Velará la muerte,

Hija única de la eternidad.”               

 

 

 

                                                              

 

Nota del traductor: « Linguère » es ciertamente una ciudad de Senegal pero históricamente tiene que ver con el título que se le daba a la hermana del príncipe o del rey en ciertos reinos de Senegal. Entre ellos por ejemplo, el reino de Sérère, pueblo de Léopold Sédar Senghor. El poeta togolés, utiliza aquí el término Linguère como princesa para inferir que habla de una mujer senegalesa. Puede leerse también como utilización de un nombre propio a la manera de los poemas clásicos.

 

 

 

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