“La noche amarilla. 33 + 1 voces de la poesía uruguaya actual” es un dossier que ha preparado Marisa Martínez Pérsico para los lectores de Círculo de Poesía. Su objetivo es visibilizar y difundir un repertorio de voces que se inscriben en distintas tradiciones líricas, es decir, mostrar una parte de lo que acontece en la poesía oriental a partir de cuatro criterios: diversidad discursiva y/o estética, integración equitativa de poetas mujeres y hombres, integración generacional (de por lo menos cuatro promociones etarias) e inclusión de poetas que escriben fuera del país (en Argentina, Brasil, México, España y Suecia). [Lee la introducción a esta muestra aquí] .
Leemos una selección de «Descensor» y otros poemas de Paula Simonetti (Montevideo, 1989).Es Licenciada en Letras, especialista en gestión cultural, magíster en Sociología de la Cultura y doctorando en Sociología. Actualmente reside en Buenos Aires. Sus trabajos han integrado una serie de publicaciones y antologías, entre otras: América Invertida: An Anthology of Younger Uruguayan Poets (Estados Unidos), se han publicado en diversas revistas literarias a nivel internacional: Spoke (Estados Unidos), From the Fishouse (Estados Unidos), Modern Poetry in Translation (Inglaterra), Luna Nueva (Colombia), Tierra Adentro (Secretaría de Cultura del Gobierno de México). Invitada a lecturas en múltiples festivales y eventos a nivel nacional e internacional. Obtuvo en el 2012 el Primer Premio de Poesía Joven Pablo Neruda, en el 2013 una mención en el concurso nacional organizado por la Intendencia de Montevideo, Juan Carlos Onetti, por su libro En la boca de los tristes (Lo que vendrá, 2014), en el 2015 obtuvo la beca FEFCA que otorga el Ministerio de Educación y Cultura en la categoría Letras, en 2017 obtuvo el Tercer Premio Nacional en poesía inédita (MEC) por su libro El conocimiento y la ignoranciac(La Coqueta, 2018).
Descensor
Eso
es un hombre
y eso es lo que hizo el hombre
con lo que hicieron de él
gran
frase
aunque en portugués
suena mejor
me gusta cuando/ todos dicen/ grandes frases
me acuerdo
de Adelaida
pienso
qué hubiera dicho Nietzsche
O Sartre/ O Freud/ incluso Osho
esos nombres con que nombramos
máquinas de frases celebres
compiladas por proverbia.net
Adelaida es
la vieja
de la calle
que se ti…
cayó
por el pozo
de un ascensor
alguien
-un técnico del ministerio
de desarrollo social-
dijo eso por teléfono
después fue
el velorio/el cajoncito/el crujir de los huesos
adentro
el morbo
de la televisión
Los diez pisos
en picada
oscuro
pozo oscuro
Hueso
Crujir
Pac
Después hubo que
decirle al Máquina
Daniel creo
era su verdadero nombre
otro loquito
de la calle
porque si hay algo que vi
en esta vida
son loquitos
de la calle
este en particular
era
su marido
y la esperaba
esa tarde
pero ella
no
no llegaba
como Mariel
y el capitán
pero más pobres
bah
menos
estéticos
Me la imaginaba
en una bolsa de consorcio
comida de perros
pensaba si su carne
sería apetecible
para un perro
quiero decir
si un perro comería
la carne de una
drogadicta primero
por voluntad propia
y después
por voluntad
de los psiquiatras
algo
podrido antes
de caer
como una res
después
del marronazo
alguien
dijo que
no hay que
escribir
así
pero
El máquina
actuó
que le dolía
actuó que era
una víctima
actuó que la amaba
actuó que iba a llegar
hasta las últimas consecuencias
dijo
dijo dijo
dijo
DIjo
dijo todo
lo que diría un actor
frente a una cámara
y me dieron ganas
de romperle la cara
con una tijera
escuchar escuchar
el sonido
de los huesos
de mis
huesos
abrir
un tajo
sentir la resistencia
de su carne
ahínomás
en la oficina
donde
representábamos
nuestros papeles
yo actuaba que
lo comprendía todo
cara de pena pero no
para tanto
toda una
profesional
de mi clase
con la distancia óptima
la implicación exacta
y él actuaba ese dolor
y se lo creía, sí
y ahí es cuando le dolía
en serio
alguien dice
que
no hay
que escribir
así
no,
las mujeres que rodeaban
el cajón
de Adelaida
llegaron en una camioneta
blanca
con un logo del ministerio
de desarrollo social
un logo
azul
que lo sentía mucho
vino el ministerio
a dar el pésame
y el máquina
actuaba
que éramos todos
unos hijos de puta
todos los demás
actuábamos
que lo
consolábamos
que lo
comprendíamos
Yo seguía siendo
una profesional
que salía a fumar
afuera
y bebía whisky
de una petaca
sin que me vieran
las mujeres
de la calle,
se reunieron después
en un taller
y contaban que
de niñas
las violaban
mientras veían
la novela de las 5 de la tarde
después una contaba
que cuando tenía 12
y la otra le respondía
que cuando tenía 8
alguien
dijo
que no
escribir
así
no faltaba la que
doblaba
y decía cuatro
y la que iba a todo
all in como en
el póker
y decía dos
años
Otra que se dejaba
las uñas largas
para atacar
Y la otra que veía
a su hija
con su padre
siempre
el padre
el maldito padre
y lo contaban todo
cuando digo todo
es
todo
no ahorraban ningún detalle
No tenían ningún problema
Sobre todo cuando
venía la psicóloga
y la trabajadora social
a veces
otras veces
se encerraban
a comer masitas
en la oficina
la oficina del honorable
Equipo Técnico
como dos maestras
en el recreo del colegio
no hay
que
escribir
Mientras nosotras
dábamos un taller
ellas contaban todo
pero de tanta pena
que tenían
no se les caía
no
ni una lágrima
repetían el libreto
que la psicóloga
todas
las psicólogas
de la ciudad
habían armado
con la vida real
de estas personas
que yano
lo eran
claro
Salíamos
hacía frío
y había perros
rumiando la basura
alguien
decía
que no
yo no temblaba
la obra que había visto
era mala
las mujeres
actuaban
mal
y el libreto era
predecible
reiterativo
lleno de
golpes
bajos
alguien dijo
que no podía
escribir
así
yo tenía la piel
dura
durísima
pero
nadie
dijo
que no
Los gusanos
no distinguen
Hamlet
a esa psicóloga
se la van a comer
como a Adelaida
y nosotros
vamos a buscar
una frase
de Shakespeare
en proverbia.net
para seguir
viviendo
La conversación
Me quedo quieta para oírte mejor
a ratos veo que el sonido de tu voz
se enreda con el frío y con el humo
como si no estuvieras diciendo palabras
sino echando monedas de aire al aire
estás indefensa
ante las palabras que decís
te volviste tan alta como yo
sin que nos diéramos cuenta
crecías mientras tomaba el tren
charlaba con amigas que a su vez
tenían hijos o compraban autos
y se separaban
iba y venía del supermercado
y no te decía más que cómo estás
qué linda estás cómo te fue te felicito
querés venir querés que vaya a visitarte
pero me quedo quieta y miro
las piedritas que tirás
en el agua estancada
de esta conversación que no repara
de esta compañía que no alberga
la promesa de permanecer más que este rato
que te acompaño, te digo
apoyo lento mi mano sobre tu rodilla
todavía más frágil que la mía
y te acompaño, repito
como si a fuerza de reiteración
mis palabras se volvieran cosas ciertas
la silueta de una mariposa muerta
se te forma en la mirada y se te pudre
la boca antes de hablar
una familia es un paisaje
de abandonos y de mesas
la luz menor que da este encendedor
no es suficiente para ir hacia atrás
río adentro
cerrar la última habitación
donde hubo infancia
decir que no, gritar que no
prender la luz
y ver cómo se incendia y se disipa
por fin todo el terror debajo
de tu cama
y no te alcanza
No voy a hablar
voy a hablar de otra cosa
nunca es eso
no te voy a decir
basta
voy a dibujarte este sutil
paraíso de papel
sin contarte los piojos ni los sueños
la mirada que se abre hacia una infancia breve
de las hamacas voy a hablar
de los rosarios
será que no rezás
que no te hamacaste
ayer
mañana
nunca
no voy a retomar la cuenta
moretones que se van pero hacia adentro
para volver a estallar en el gesto de los hijos
de tus hijos y ad eternum
me olvidaré después cuando esté hablando
a nadie
de Picasso
eso
duele
no tu mano firme como
la rigidez de un loco
le diste vuelta la cara y volvió otro
de un golpe tu hijo se hizo hombre
no me vas a decir que ellos son niños
voy a hablar de otra cosa
aunque me vuelvo
a este abecedario
que solo habla de vos y de mi infancia
y sirve para conocer la muerte
nada más
no dice basta
no se hizo para decir basta
no voy a hablar del golpe y de la marca
de la forma en que tu mano aplasta el gesto
de tu hijo como si fuera mosca de verano
voy a hablar de la forma en que tu mano
se levanta desde adentro del poema
y lo deshace
Ignorancia III
habrás visto que doy vueltas
alrededor del vacío resistiendo
apenas
como el agua que se arremolina
en el desagüe de la pileta del baño
es decir
sin la elegancia de los nadadores
sin la majestuosidad del mar
sin la gracia de las niñas pelirrojas
sin la armonía de dos bailarines
ni el contraste de unas manos sobre el piano
es decir
no me deslizo sino que me resisto
torpemente
a verme en el espejo apenas me levanto,
no es
coquetería,
es
que me gusta vivir en esa zona
que es toda del silencio y que se abre
para mí como la rosa
de todos los caminos y de todas
las posibilidades,
algo hay que se revelará, y no lo hace
así me siento intacta como un niño
al que todavía nadie contó ninguna historia
y mira esa cosa informe que es el mundo
ignorando inicio conflicto y desenlace
sin ninguna noticia sobre el tiempo
si existiera ese momento
si tuviera dirección o código postal preciso
mandaría mis cosas a esa casa
y permanecería, simplemente.
Soñabas con tu padre que traía
su corazón al almuerzo familiar
su corazón en medio
de una bandeja plateada
Cada vez que hablabas de tu padre
me mirabas así
exigiendo un milagro
¿Qué reparación iba a ofrecerte?
la conversación solicitaba mi obediencia
te escuchaba en silencio
y escribía en mi mente tus palabras
para encontrarlas después
Quería observar cómo quitabas
punto por punto
merodeando
la forma precisa que debía
tomar tu cicatriz para ser tuya
éramos dos que intercambiaban
sueños
moneditas
de otros tiempos
enrareciendo la casa y el verano
después mirábamos arriba
la copa magistral del roble en tu jardín
y más allá la esfera de un dios alto
con la transparencia de un espejo iluminaba
la posibilidad
de que aquello que nos protegía
nos volviera a su vez
más frágiles