Poesía norteamericana: Reginald Dwayne Betts

Leemos un poema Reginald Dwayne Betts (Maryland, 1980). A los dieciséis años fue sentenciado a ocho años de prisión. Fue distinguido con el Beatrice Hawley Award en 2010. Es autor de A Question of Freedom: a Memoir of Learning, Survival, and Coming of Age in Prison (2009), Shahid Reading His Own Palm(2010) and Bastard of Reagan Era (2015). Su libro más reciente es Felon: Poems (2019). La traducción es de Mariana Velázquez Téllez.

 

 

 

 

 

 

Al final de la vida, un secreto

 
Todo estaba calculado. Un hombre retuerce
un mechón de tu cabello sin más razón
que el hecho de que estés desnudo frente a él.
Hace un momento, aburrido
de la desnudez, él pesaba tu vesícula
y luego miraba dentro del espacio
donde solían estar tus pulmones. Incluso muerto, todavía
insistimos en que seas donador de órganos, como
si fueran unos impuestos que superaran la muerte. Tus pies
son ordinarios. Ambos lo son, y no hay en ellos
señal alguna que sugiera que fuiste un experto matemático,
no hay nada en tu muerte que sugiera
que fuiste amado por una mujer. Desde el momento en que tu cuerpo
llegó ante él al momento en que
tu cadáver fue enviado al ataúd,
cada libra contada coincidía, menos 22 gramos.
El hombre es creyente y sospechó
lo que eso significaba. Al final, dice que el alma
es esto que se ha ido detrás del último suspiro. El alma que es menos
que $4,000 de crack –22 gramos–
es todo lo que te sostiene en este mundo.

 

 

 

 

 

At the End of Life, A Secret

 

Everything measured. A man twists

a tuft of your hair out for no reason

other than you are naked, before him,

& he is bored with nakedness. Moments

ago, he was weighing your gallbladder

& then he was staring at the empty space

where your lungs were. Even dead, we still

insist you are an organ donor, as if something

other than taxes outlasts death. Your feet

are regular feet. Two of them, & there is no

mark to suggest you were an expert mathematician,

nothing that suggests that a woman loved

you when you died. From the time your body

was carted before him to the time your

dead body is being sent to the coffin,

every pound is accounted for, except 22 grams.

The man is a praying man & has figured

what it means. He says this is the soul, finally,

after the breath has gone. The soul: less than

$4,000 worth of crack – 22 grams –

all that moves you through this world.

 

 

Librería

También puedes leer