Leemos “Música solar” de Efraín Bartolomé (1950). Es el poema que abre el libro homónimo, que mereció el Premio de Poesía Aguascalientes en 1984. Sus jurados fueron Álvaro Mutis, Francisco Hernández y Mónica Mansour. Autor de múltiples libros, Bartolomé define su poesía como un solo gran poema en el que el tema principal es “la invocación religiosa de la Diosa Madre, quien es la Tierra”. Considera que existe un nexo entre la poesía y la psicoterapia pues ambas disciplinas se sustentan de “emoción y palabra”.
Música solar
Desde el más personal de todos los silencios
tu vestido desciende
para aclarar el mundo
Cubres de sol mi piel
Propagas en mis muslos el motín de la carne
Mis párpados se cierran
Siento tu tacto hundiéndose
Buscando suaves luces
piel adentro.
Entro
No existe un solo pensamiento
Solo la claridad que nos habita
Le decidida vocación de pedernal
que a embates repetidos
quemó la historia
con su llama.
Quema
Pulsa
Tiembla
Vibran
La carne que se yergue
y la que ciñe
envuelve
engulle
c a r n e m e n t e.
Eres de agua
En ti
la claridad
a golpe de sí misma
se oscurece
De agua
lo supe siempre
Eres de agua
Profunda
Transparente.
Te dormirás
Bajo tus ojos se dormirá el sueño
La piel no duerme nunca
Me mantiene despierto
Por eso no quiero ver tus labios
en silencio
dormidos
A veces
(Hoy es un día de esos)
quisiera despertarte rasgar tu piel tu sueño
Quiero que abras los ojos y la boca y los muslos
Habla Grita Golpéame
Que todo viva ahora
No quiero más este apagado grito.
Desnuda
El aire enloquecido
Soy
un cuchillo redondo
que te apunta.
Se iluminan los cuadros
Los más lejanos soles resplandecen:
tus muslos lentos se abren.
Yaces ahí
un poco más allá de mi piel
Y no te veo:
me tocan
con ligero aletear
tus movimientos
Sé de tus labios
Sé del pensar solemne de tu respiración
y de la tibia caricia solar bajo tus dedos
Estoy aquí
y no sé dónde comienza el frío
No sé si viene de los tejados negros
si nace de la puerta
o de la claridad que la ventana no detiene
No sé si existe en realidad la música
o son ciertas las voces que recorren la calle
Pero todo esta ahí:
la niebla gros vagando por San Diego
Por el Arco del Carmen oscuramente antigua
Pero tú estás aquí
Tan cerca de estos labios de pronto enmudecidos
Y te amo
Amo el escándalo oscuro de tu cabello
La desolación pensativa de tu frente
Viajo despacio por tu rostro
Vago por tus labios
Voy por la plenitud fértil de tu cuello
Amo tu carne que alimenta mis brazos
Tus muslos por donde mi deseo navega
La forma hundida de tu piel
bajo el vagabundear abandonado de mis dedos
(Qué más deseo entonces
Por qué no estoy tranquilo
Qué torpe eternidad estoy buscando)
Regreso
Estoy de nuevo errando por tu rostro
En cada retirada de las sombras
En los milímetros que el sol recorre borrando la penumbra
Afuera
la niebla es un ladrón herido que se fuga
Bajo el balcón crece la sombra indígena que vende
Surgen voces más claras
Ruidos
Rumor del vecindario que despierta
Te vas entonces con la niebla
Desapareces por la hilera de cerros que bajan a Palenque
Hacia los grandes ríos
Hacia la lejanía concisa de las imágenes