Poesía peruana: Américo Yábar

Leemos poesía peruana. Leemos a Américo Yábar (Pautarcambo, 1947). Fue Fundador del movimiento poético energético Salk’a. Viaja por el mundo compartiendo el espíritu andino en conferencias poéticas sobre energía no domesticada. Ha publicado Poemario del Camino (1971), De pie sobre el crepúsculo (1972), Sesofagia Humbría (1976), La Cresta del clavel (1976) y Poemas Moscas (2017).

 

 

 

 

 

UNA SOLEDAD COMO UN HUECO

 

Hay una soledad como un hueco,
hay un pájaro de carita naranja.
Hay una pistola vieja
que ladra en la noche larga,
y cuando despunta el día
hay que acordarse que la vida es viento
que los huesos son carga de polvo.
Una lágrima sucia le sigue a un bostezo
qué importa que las nubes
tropiecen con el sol.
Los vagabundos van por las sombras.

 

 

 

 

 

EN EL TURBIO SUEÑO DE LOS PÁJAROS

 

En el turbio sueño de los pájaros
bajo la noche cautiva
habla tu cabeza de álamo lanoso.
Sólo tú puedes mostrarnos
las espigas del tiempo
que en tus retinas son distintas.
Y debes callar sin embargo
porque la boca duele
y duele ver como las mariposas
ven ennegrecida tu cara
donde palabras y sueños
son una mezcla.
Debes callar, porque
no puedes responder
ni al excremento de tu quimera
que va cayendo como copos de nieve
sobre tus hombros.

 

 

 

 

 

 

PASARÁN LAS TINIEBLAS HUMEANTES

 

Pasarán las tinieblas humeantes
de tus noches,
en voz baja vendrán meciéndose
viejas historias
en tu boca golpeada.
Estás perdido,
inmensa red de cuerdas es tu existencia,
a lo largo de los días la fatiga
se va borrando bajo la capa tibia
de la carcoma.
A dónde va, te pregunta el viento
noche tras noche
a la hora en que arden las estrellas
unas ya medio podridas en tu estómago,
otras prendidas
en la melancolía del cielo.
Dónde estás, te pregunta el sombrero
que se perdió volando
con el viento,
y tú respondes:
Cerca a las blancas nubes,
en las tinieblas de un pájaro ciego,
en sus alas
o en sus garras,
ya en el tiempo oscuro que nos devora.

 

 

 

 

 

GRANADA DEL PUMA GATO

 

Hoy un oscuro desierto,
ayer un verbo trigal
será inventado, qué más da
contarlo frente a la hoguera
soportando los insultos de los
vientos que pasan.
La agonía, puede ser la agonía
que trae la noche en alas de
hormigas voladoras.
Y, el fuego muere
y hace morir algo más tarde…
Por el aire suplicante
galopa tu quimera
un caballito blanco con la crin
desmadejada.
Y las penas que devoran tu pecho
flotan en los sudarios de la memoria,
y esperas que algo cambie ahora
con una oscura sotana de crótalos.
Maldita suerte, una parte de tu boca
sigue silvando
en la noche desierta, sin luna,
sin estrellas.

 

 

 

 

EN VANO

 

Podrías irte y dar una vuelta
por el viejo trigal,
pero no lo harás,
tratarías de saltar los rosales
que cercan el río,
pero estás donde la noche ha caído
sin alivio
en tu misma tumba.
Un día pondrás las manos
en el bulto de trapo húmedo
que es tu cabeza de vidente,
sintiendo tus ojos arder
de visiones
buscarás en tus oquedades sonoras
el ser que ha muerto
dentro de ti
a la intemperie,
pero para qué quedarte con
lamentos de otros,
sólo hay que dar oído
a lo que entona la noche
mentirosa.

 

 

 

 

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