Antonio Cisneros y sus Arte Poética

Leemos una serie de poemas, las Arte poética, de Antonio Cisneros (1942-2012). Para Marco Antonio Campos, en su poesía, Cisneros ha hecho tres suertes de itinerarios, “el viaje por ciudades de América y Europa, el viaje por tiempos del Perú y el viaje por el arte y los libros”. Es así como ha construido, según Campos, una poesía “poliédrica” cuyas aristas son “hechos que le acaecen en la vida diaria, indicaciones culturales, notas artísticas, apuntes de viajes, grandes apegos familiares, trazos de muchachas de piernas libres y ligeras, penosas residencias en sanatorios, instantes de vulgaridad refulgente”. En cualquier caso, pensaba Cisneros, “uno a veces no logra decir lo que quiere sino, modestamente, lo que puede”.

 

 

 

 

Arte Poética I

 

1

UN CHANCHO hincha sus pulmones bajo un gran limonero
mete su trompa entre la Realidad
se come una bola de Caca
eructa
pluajj
un premio

 

 

2

Un chancho hincha sus pulmones bajo un gran limonero
mete su trompa entre la Realidad
– que es cambiante –
se come una bola de Caca
– dialécticamente es una Caca Nueva –
eructa
– otra instrumentación –
pluajj
otro premio

 

 

3

Un chanco etc.

 

 

 

Londres vuelto a visitar
(Arte poética 2)

 

London’s burning
London’s burning

 

Por qué demonios tuve que volver a buscar esos muertos que ya otros habían enterrado.
8 Gloucester Road, 10 Redcliffe Gardens, Earls Court, Nevern Square, Metro de Sloane.
Coliseos después de los cristianos, cáscaras de huevo destruidas y armadas a lo largo de todo mi destierro.
“Las ciudades son las gentes que dejas”. Y qué había dejado sino cuentas del Kensington, la casa sin pagar.
Mis amigos se aburrieron de mi peña, y yo de leer versos para caer en gracia. Al fin y al cabo
las iguanas no podían echarle la pelota a sus agallas porque ya no servían, ni aullar por sus aletas llenas de uñas:
no había más remedio que saltar a la tierra (fin de la Era Terciaria).
Pero es bravo saber cómo y cuándo se pasa de ese Antes De Cristo al Después De,
si uno sale a la calle el día uno (siendo el siglo primero) y cree que es un viernes 24
(esto suena a Vallejo) y encuentra un Daily Mirror en el Metro y se entera que es jueves.
De ahí la explicación por qué Bernini perdió su clientela –próspera, al día en las noticias–
haciendo planos amplios, detallados del Gran Renacimiento cuando el mundo pasaba al corral del Barroco.
Ahora lo sabemos.
Elsham Road. Allí está la casita donde íbamos a ser / felices como chanchos.
Y el griego de la esquina que no me reconoce todavía. Cómo decirle “he vuelto después de casi un año”,
si aún no me comprende cuando pronuncio harina, lechuga, perejil (ah los griegos son duros de la oreja).
Mi primera esposa se quedaba dormida antes de los horarios convenientes, mis amigos
practicaban costumbres parecidas. Y el mundo es terminar chupando con algún sudafricano
negro, con algún sudafricano blanco  (a favor de los negros) y una reja
que en la noche rechina y te entusiasmas y entonces te imaginas a un viejo visitante:
la muchacha que juró perseguirte por las siete provincias, un dramaturgo inglés con yerba en los bolsillos. Una gorda que regresa cansada, que trepa a su covacha, eructa –no te saluda más.
Por todas esas cosas nunca vale la pena volver a las ciudades (ni habitarlas).
Y aquí, en la frontera con Italia, otra reja rechina. Es el Mistral, es la gorda extranjera que te eructa.
A veces piensas que si fuese la Muerte también te alegraría (y esto resuena a Heraud).
Y en Lima rechinaban esas rejas, y una y otra vez eran la misma, la redonda impostora, la que eructa: Ceniceros repletos,
el humo como un choro entre su concha (bajo el viejo silencio del primer cigarrillo), y en la calle
te es la misma vaina treparte al colectivo que va al Norte, treparte al colectivo que va al Sur
(“un laurel viejo de las manos del propio Virgilio y de manos de Erasmo una medalla rota”).
Me parece mentira que no aprendas.
Ya van a repetir –si lo repiten– que rampas entre tonos y entre temas de algún Romanticismo.
Sea el Arte Poética …. El libro de mis libros se acabó.

 

 

 

 

Homenaje a Armando Manzanero
(Arte poética 3)

 

Ya no sé si esta tarde vi llover es de armando manzanero o es el canto primero de mi primera infancia
y de nada han servido las sílabas contadas y vueltas a contar la guerra santa contra el lugar común de nada el amor viejo por el viejo arnold schoenberg
no es cosa de explicarse como mann o la muerte en venecia “así a la tarantella del café dejé dormir al crítico que yo era”
sólo que ya no hay lenin ni martí que puedan devolverme la casa de ayacucho (no esa casa) y los ojos tranquilos
los libros son adobes de una torre que nunca edifiqué tu peux lire en français in english too a gran velocidad en castellano
mas ya no hay corazón que aguante a robert lowell ni hay más hígado libre
qué mal le fue a vallejo y sin embargo creía (y su buen poco) en “las auroras rojas de los pueblos”
ahora a cada almuerzo me negocian con mi tribu y mis animalitos como al canal de suez los votos de la onu los cohetes de combate el puerto de hong kong
esta tarde vi llover vi gente correr y no estabas tú y si a usted no le importa un carajo / no escribo para usted
soy yo quien sembró el árbol tuvo el hijo escribió el libro y todo lo vi arder cien años antes del tiempo convenido.

 

 

 

 

 

Ars poeticae 4
[i.m. John Berryman]

 

I

A man wants to publish a book
to be loved by his friends.
The book is published.
A man wants to win a prize
to be loved by his friends.
The prize is won.

 


 
2

A man wants to lose the prize
to be loved by his friends.
A man wants to shut his mouth
to be loved by his friends.


3

The prize is no forgotten,
the book's still on sale.

 

 

 

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