Poesía rumana: Adrian Popescu

Leemos, en versión de Gabriela Caparoiu, al poeta rumano Adrian Popescu (Cluj, 1947). Su poesía ha sido traducida al alemán, al francés, al serbio y al húngaro. Mereció el Premio de Debut de la Unión de Escritores, el Premio de Poesía de la Unión de Escritores, el Premio Asociación de Escritores de Cluj, el Premio Mihai Eminescu de la Academia Rumana, el Premio de la revista Poesis y el Premio del Salón Nacional del Libro de Cluj, entre muchos otros. Capraroiu, especialista en María Teresa León, enseña literatura en La Verne University.

 

 

 

 

 

 

Una mañana en Urbe

 

Antes de las siete, se siente el olor a pino de la mañana,
la ardilla está arriba y abajo entre las ramas húmedas
el rocío llega hasta ti, la saliva del inefable
un hombre casi viejo entre jóvenes parlanchines.

Gritos de gaviotas citadinas desgarran el cielo
una daga desgarra una toga que se llena de sangre
es doloroso, no porque te desplomas
sino porque, sin esperar,
la puñalada viene por atrás.

La sangre atrae moscas verdes y turistas
como siempre los eventos crueles los alegran
ellos están vivos, los otros muertos…

Cerca del lugar donde cayó Cesar
apuñalado
se apiña la gente
escuchas las aguas freáticas bajo el pavimento
un susurro de voces penetra desde el otro lado
“La música no es sino una extensión del silencio
La música sin silencio es estruendo”.

En vuelo circular sobre edificios blancos con terrazas
los signos del día se anuncian fastos
solo mausoleos, sin minúsculas delicadas,
caracteres latinos, costumbres latinas, viviendas romanas
los subterráneos del tiempo aun habitables
recetas con verduras
desde el tiempo de Plinio el Viejo.

Ventanas iluminadas a la altura de las antiguas columnas
en una Plaza de piedra
en sus penumbras se adivina la computadora
con la pantalla llena de noticias.

Mientras dura la noche y el primer tranvía
regresa en Villa Borghese
puedes regresar
a las fuentes de aquellos años.
susurras los nombres de los muertos
nombres de centauros romanos
Marianus
Marcellus
Cornelius
Vergilius
Marius.
Nubes y alas cubiertas de humedad
sobre el Foro
el templo de Rómulo con la fachada congelada
por el frío de noviembre
a espaldas de
Bis

 

 

 

 

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