Leemos poesía española. Leemos poemas de Dafne Benjumea (Marchena, 1993). Es graduada en Filología Hispánica. Tiene un máster en Estudios Hispánicos Superiores y otro en Estudios Lingüísticos, Literarios y Culturales por la Universidad de Sevilla. Fue editora de la revista Oculta Lit. Poemas suyos han sido publicados en revistas literarias como Telegráfica, Heterónima, Nayagua, Anáfora, Kokoro, Thalamus Magazine, Ligeia, Caracol nocturno, entre otras, y en las antologías La generación de la sangre (2014) y Puentes poéticos: Escritoras jóvenes de Argentina y España (2018). En noviembre de este año estará en librerías su primer poemario, Desde la hierba, publicado por Ril editores.
Las sámaras agitadas
parecen disgustadas
toman su tiempo al
caer
y entre vaivenes
y vaivenes
cabeceo:
deseos
bajo
el ala
hasta que me entrego sierva
decisivamente
a ti
Sin embargo
no pienso
únicamente
en ti
(¿Seré lapidada o desterrada?)
Tras el cristal
ya espío
a las sámaras besar el suelo
y a su vez el índigo furioso de las nubes crece que crece
el trozo de pan sobre la mesa
pues me entregué (ni me
meciste)
Quiero ser la mejor versión de ti
Quiero ser la mejor versión de ti
pero yo sé que ya eres
(de Desde la hierba)
El sol entre un ojo y el otro desfiguró los perfiles. Mitad ave, mitad dios. Desperté. Al bajar a la planta primera quise saber por qué quedarme y cómo. Vestida, ante el espejo, peinaba a las demás. La casa tiene algo de hogar cuando estimo sus permutaciones. Acepto vivir en la periferia.
Entonces un mensaje, unas ganas de aire, un quizás.
En deportivas, por la calzada, unos oseznos y su atrevimiento pasan ante mi encuadre. Poco después a por Elena, a por Elena voy. Sin trabajo, sollozaba: yo ser pobre, mírame. Un hombre sediento bebió y bebió, su cuerpo tonel y en él toneladas de mares… qué lindo. El tiempo pasaba extraño, forastero. Los jazmines florecieron, las acacias, sus hojas que exploran un lugar donde rozarme. Pero no sé, quiero morar en los márgenes de la casa. Pues trotaba y caminaba. Trotaba y caminaba. Pasó una mujer con un destello de colores por el tronco o un arcoíris. Pasaron también varios mozos, todos sus ojos caídos y sus manos churretosas, grasientas, grandes son las manchas de cansancio. Quise saber por qué quedarme y cómo.
(de Desde la hierba)
ALLÍ
Para F. M. L.
Qué
dime
¿que no puedes cultivar
en los días algo de manzano y peral?
Mejor así
así estás despierto y vas suavemente por donde te adoré
¿Ves?
Ya cierras ojos
como siempre, criatura,
que no ves
que ves
nada
apenas las magnolias que planté con formas de deseo
Ah, sí, abres un ojo
y parece que caen de un árbol mil secretos
pues tú, cobarde,
eres más tú en mis tierras
Dos, ahora son dos,
animalillo interesado,
que no
que no te llevaré a la choza
que no recogeremos la leña (la última vez ya sabes qué
pasó)
Pasó el fuego
y el agua
nunca el no, vayamos, sí, vayamos
a la Alta colina
por donde te adoré y en los cuatro,
un cielo.
(Inédito)