Rocío Castro Llanes reseña Poética sin fronteras, libro singular presentado por el académico norteamericano Anthony Geist. Se trata de “la reunión de ocho profesionales de la palabra que escriben sobre los puntos y rayas virtuales que componen la frontera entre México y Estados Unidos convirtiendo una barrera de desencuentros en un lugar común. Su objetivo ha sido explicar en dos idiomas lo que une a los seres humanos a uno y otro lado. El que hayan utilizado la poesía como vehículo, emociona. Hablan de encuentros y pérdidas, hablan de quienes migran con su carga de recuerdos a cuestas, hablan de los que no son de allí y quieren ser de aquí o viceversa y de los que no saben de donde son…”
Poética Sin Fronteras y la manifestación de la belleza en la tragedia fronteriza
A finales de 2018 se publicó Poética Sin Fronteras un libro de poesía bastante innovador escrito en español, inglés y spanglish, que tiene un formato de revista, diseño gráfico a cargo de Roberto Iglesias Giz e ilustrado por Rubén A. Iglesias. El conjunto de textos poéticos de estructuras tradicionales e híbridas, en total 33, rescatan y difunden la creación literaria de ocho poetas nacidos entre México y Estados Unidos, humanos que han vivido de ambos lados de la frontera, marcados por el trajinar de aquellas experiencias sociales y personales que devienen al ser migrante.
Poética Sin Fronteras se logró gracias al esfuerzo colectivo de Grupo Editorial LAMA, WA-GRO Foundation, Valparaíso Ediciones México y Círculo de Poesía. Cuenta con un epígrafe de Héctor Flores de Las Cafeteras, grupo musical de East Los Angeles que usan la música para tender puentes entre distintas culturas y comunidades, así como el prólogo firmado por Anthony L. Geist, profesor de Literatura Española y Comparada en la Universidad de Washington, quien es promotor de la poesía en español en su país natal y en el mundo, académico que reconoce que la humanidad, entre más diversa, más humana. Por otro lado, en septiembre de 2020, en medio de la pandemia que aún transitamos, se publicó la primera edición de Poética Sin Fronteras a cargo de Valparaíso Ediciones España.
La estructura del libro es completamente bilingüe, para algunos de los poetas aquí reunidos su idioma literario es el español, para otros el inglés y para todos es común el spanglish, esa combinación de lenguas que ha surgido a lo largo del tiempo en la frontera México-Estados Unidos y que se ha normalizado entre esos países, en gran medida, gracias al internet. Los autores son: Blanca Vázquez (Ciudad de México), Alexander Tadeuz (Zirándaro, Guerrero), Alejandro Aguilar Zeleny (Ciudad de México), Orlando Carreón (Palo Alto, California), Aisha Rivera (Napa, California), Xulio Soriano (Oaxaca/Napa), Antonio Chávez y Sánchez (Tome, Nuevo México) y Julieta Altamirano-Crosby (Dos Caminos, Guerrero). En este espacio no importa su edad ni el género con el que se identifican, sino su experiencia vital que florece en letras que relatan lo que significa no ser de aquí ni de allá, habitar dos espacio, el ser fronterizo.
Llama la atención que al final de los poemas aparece un glosario, donde se encuentra, en su mayoría, el significado de palabras utilizadas en los poemas que podrían ser ajenas a los lectores que no son mexicanos o no están familiarizados con la cultura mexicana, desde términos en lenguas originarias a nombres y actividades de la cultura popular, pero también se encuentran ahí significados de palabras cuyo origen es griego o de culturas indoamericanas así como algún término utilizado propiamente en los Estados Unidos, esto es curioso, pues da cuenta de la bastedad por la que se compone el brebaje cultural de los autores, cuyo origen se inicia en México y su transcurrir se da rumbo al norte.
La lectura de los poemas, sacude emociones y apela a cuestiones más complejas sobre cómo está organizada la sociedad global capitalista en la segunda década del siglo XXI, es por ello la relevancia de la experiencia lectora y la invitación que este texto pretende, pues los poemas aquí reunidos incitan a la meditación sobre la travesía vital de aquellas personas que por necesidad y a causa de la desigualdad se ven motivadas a dejar sus lugares de origen en busca de aquel conocido “sueño americano”, que termina por moldear su identidad, el lenguaje y la pertenencia de quienes valientemente emprenden ese viaje en solitario o junto a su familia.
Anthony Geist en el prólogo hace una atinada referencia a Eduardo Galeano quien decía que cuando se habla de la verdadera globalización en realidad se habla de la libre circulación de las mercancías y la restricción del movimiento de los seres humanos. Al hablar de muros y fronteras hablamos precisamente de problemáticas que se iniciaron siglos atrás pero que hoy día se sostienen.
Son temáticas que no pierden presencia y que aparentemente no ocupan un espacio significativo en las artes canónicas, pero sí en la realidad cultural pues se encuentran vivas en las calles, se manifiestan en grafitis, en la música como el rap, el hip hop incluso en el género regional mexicano y también en la literatura, por eso es de reconocer la innovación en esta publicación, ya que otorga valor, en el sentido de “valorización”, reflexión de Juan Carlos Rodríguez en De qué hablamos cuando hablamos de literatura (2002) a estos asuntos y a sus autores.
Rodríguez se refiere a la valorización (del autor, del texto, del lector) en un sentido similar al que Marx utilizaba para hablar de la valorización de producción/reproducción, pues señala que sin valorización productiva no hay reproducción posible de ningún tipo de discursos. Así, se considera la valorización como el verdadero espacio donde se realizan las variantes ideológicas de la norma. En este sentido, Poética Sin Fronteras no sólo otorga un espacio, sino que da amplia difusión a estos temas en el hegemónico capital cultural.
Resulta bastante interesante el diálogo que se crea entre los poetas reunidos en esta edición, pues al relatar vivencias colindantes, somos testigos de ese tejido que crea la frontera: el dolor de la discriminación, la nostalgia por el ayer, la tristeza cotidiana al echar de menos la comida, los paisajes y su gente, la necesidad de adaptarse, la pérdida de vidas al cruzar el desierto o el río que fungen de bordes geográficos naturales, esto es, el resultado de la diáspora sumada a la frialdad de los ojos que observan y no actúan, esa indiferencia sistematizada de la especie humana que acepta el dolor ajeno, que mira, calla y se va.
Blanca Vázquez aporta una serie de cuatro textos sin títulos, simplemente numerados. La primera parte hace alusión al transcurrir el desierto, en el texto número dos encontramos: “Los pasos al norte son peregrinos pasos/ peregrinos que pierden el rumbo de la esperanza. Pasos que tropiezan con otros, dejan huellas que/ de inmediato se borran/ que miran atrás y extrañan”. La tercera parte es una bella alegoría al sol, una personificación del astro que persigue y “devora”. Por último, en el cuarto texto encontramos versos profundamente desconsoladores: “Soy los que miran hacia abajo, rostros multicolores/ Soy los pueblos abandonados, países dolidos/ Soy los dólares, remesas vitales/ Soy Ana, Pedro, Silvia (…)/Soy invisible, me lo dicen los ojos de los otros”.
Aisha Rivera, quien escribe mayormente en inglés, en Un poema para mi madre nos explica el pensar de quien la trajo al mundo: “Dicen que los Estados le darán a este niño una vida mejor/ Una vida mejor que mi antiguo pueblo de huarache desgastado me había dado”. En sus letras también describe su experiencia de vida como una estadía intermedia entre dos idiomas, un existir en dos lugares y en ninguno.
Xulio Soriano, es un poeta de estilo Spoken Word que tiene un texto que ha circulado por las redes sociales por su potente carga semántica y vibrante interpretación titulado Somos como tortillas que se inflan, resisten y se levantan: “Somos como tortillas de maíz/ Entre más nos quieren reprimir/ Entre más nos quieren aplastar/ Más esperanza tenemos de crecer y vivir/ Y expandirnos políticamente/ Y exponernos poéticamente/ Y explicarles claramente/ Quiénes somos y de qué estamos hechos”.
Esta breve muestra de algunos de los textos da cuenta de la poesía de testimonio, poesía relevante que irá tomando fuerza, si observamos la tendencia global, no queda duda de ello. El concepto poesía de testimonio es de Carolyn Forché, poeta estadounidense, quien sostiene que estas imágenes notifican la tragedia humana y a la par la bondad del espíritu que ostentan quienes viven lo fronterizo y utilizan la poesía para expresar la desigualdad social y la injusticia. La invitación a la lectura de Poética Sin Fronteras queda abierta.
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