Poesía chilena: Mario Meléndez

El poeta chileno Mario Meléndez (Linares, 1971) ha publicado, con el sello de Ril Editores, su poesía reunida Apuntes para una leyenda. Leemos aquí algunos de sus poemas. Algunos de los libros de Meléndez son Vuelo subterráneo, El circo de papel, La muerte tiene los días contados, Esperando a Perec, Jardín de escombros y El mago de la soledad (Círculo de Poesía / Valparaíso México). Parte de su obra se ha traducido a diversos idiomas. En 2012 fija su residencia en Italia y al año siguiente recibe la medalla del Presidente de la República Italiana, concedida por la Fondazione Internazionale Don Luigi di Liegro. En 2015 es incluido en la antología El canon abierto. Última poesía en español (Madrid: ed. Visor). En 2017 algunos de sus poemas aparecen traducidos al inglés en la mítica revista Poetry Magazine de Chicago. En 2018 regresa a Chile para asumir como editor general de la Fundación Vicente Huidobro. En 2022, RIL editores publica su obra poética reunida bajo el título Apuntes para una leyenda

 

 

 

 

 

Vincent 1993

a Vicente Huidobro

El gran poeta de las vanidades
se mira al espejo y dice
no hay otro mejor que yo
no hay otro más hermoso y delicado
más burlón, paradojal e irresistible
Y cuando voy por las calles
me persiguen y me piden autógrafos
se aglutinan en torno mío o se desmayan
porque soy más inmortal que las agujas
y en mi boca suspiran las estrellas
Así, cada montaña es un pelo en mi oreja
y cada nube una escalera de emergencia
donde subo y bajo como un mago
persiguiendo su conejo sin darle jamás alcance
No obstante, los helicópteros me adoran
me adoran también las escolares que diviso de reojo
me adora el trapecista de un circo desahuciado
me adora la azafata de un vuelo imaginario
me adoran los enanos, los duendes, los fantasmas
y todos gritan “Ahí va Vicente, ahí va
con su cara encerrada en un sombrero
ahí va, el que se orina en los astros
el que respira copihues
y cambia de color hasta volverse inaguantable”
Y yo me río como un Buda chocho
cuando arrojan flores a mis pies
y me lleno de números telefónicos
y de mujeres que darían sus propios pechos
por rozar mi frente de amante multitudinario
o por mirar mis cabellos salidos de un arcoíris de fruta
Tengo unos cuantos lunares en francés
y un gato que me habla en un idioma póstumo
y un perro que me muerde y me lame las antenas
y un cilantro preguntando quién soy
y yo le digo “No me busques
no hagas caso de la rosa deshojada
tú tienes tu propia sabiduría
tu propio olor
tu apellido en la cazuela del domingo
y no necesitas ser tan hermoso
para que ellos te respeten
cuando con sólo probarte
tienes ganado el cielo
y un espacio en mi garganta”
Ahora me marcho en mi paracaídas
me marcho en mi aeronave de plumas anónimas
me marcho a pellizcarle las nalgas a un piano
a dormir una siesta en un ataúd de huevo

 

 

 

  

Las moscas hip hop

 
Las moscas hip hop
no son del gusto de su Santidad
Se desplazan por la mesa del comedor
como histéricas bailarinas
aterrizan en los cubiertos de plata
los candelabros antiguos
hasta llegar a la sopa del día
a las castañas que reposan
a la sombra de Dios Padre
Parecen retroceder
dando pasos de ceniza
en una coreografía mortal
vuelan en círculos sobre las ensaladas
sobre las migas que bostezan
en la barba del Obispo
sobre los restos de canapés
Se miran antes de la ofensiva
tararean un murmullo irrepetible
y se alejan con las patas victoriosas
Son las moscas hip hop
las mismas que estuvieron
en la última cena

 

 

 

 

La lengua habla a través de sus recuerdos

 
No tiene pelos en la lengua porque no tiene lengua
se la arrancaron
como a esos bueyes que surten los mataderos
y llevan polvo en las axilas

 
Pero la lengua habla a través de sus recuerdos
se comunica en el idioma de los muertos
a quienes tanto debemos
se hace entender a cucharadas
como esos árboles que mueven los pies
para decir presente

 
La lengua habla aunque se llene de hormigas
aunque se pudra y ya no sea la misma
sigue cantando o ladrando o haciéndose a un lado
para que se oigan más fuertes los gritos del silencio

 

 

 

  

[Vi a Sinatra en la máquina del tiempo]

 
Vi a Sinatra en la máquina del tiempo
Soñaba interpretar sus grandes éxitos
arriba de un tiranosaurio rex
Pero llegó a una aldea de pescadores
en el momento exacto
que un sujeto marchaba sobre las aguas
Deja tu voz y sígueme, le dijo
desde hoy probarás mi palabra
Ante tal ofrecimiento Sinatra dio media vuelta
y partió hacia el futuro
Sólo avanzó unos segundos
y vio al mismo tipo ahora crucificado
Canta para mí, le suplicó esta vez
y te llevaré al reino de los cielos
Entonces nuestro héroe
comenzó a masticar un extraño gemido
una especie de lamento gregoriano
que dejó a las piedras del Gólgota
temblando de eternidad
Quédate con nosotros, pidió el centurión
y serás el protegido de Roma
Pero Frankie tenía una espina atravesada
quería grabar a dúo con el hijo de una sirena
Lo siento, respondió, debo volver a casa
me espera el fantasma de mi madre
para darme las buenas noches
Se despidió de allí firmando todos sus discos
mientras la máquina del tiempo
reproducía los acordes de My way

 

 

 

  

Naturaleza muerta

 
Los que mataron a la cebolla
volverían a la escena del crimen
para hacer tiro al blanco
con esas uvas afrodisiacas

 
Los agujeros en el jarrón
no lograrán que las dalias
se inquieten
ni menos
que los membrillos cambien
de aroma
al ver cómo agonizan
las ensaladas

 
El cadáver de la lechuga
será exhumado
a fin de constatar lesiones
Mientras los sesos de las brevas
esparcidos en el techo
presagiaban al último Pollock

 
Qué bien lucían los tomates
antes de cortarse las venas

 

 

 

Mario Meléndez
Apuntes para una leyenda
Poesía reunida
RIL Editores / 644 páginas
Chile, 2022

 

 

 

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