Una conversación con Jean-Michel Maulpoix

Alí Calderón conversa con el poeta y crítico francés Jean-Michel Maulpoix (1952). Ha publicado libros como Une histoire de bleu (1992), L´écrivain imaginaire (1994) y Domaine plublic (1998). Es uno de los más significativos defensores del lirismo contemporáneo. Al respecto, ha escrito los volúmenes de ensayo Du LyrismeLe Poète perplexeAdieux au poèmePour un lyrisme critique La Musique inconnue. Actualmente es director de la revista de crítica y literatura Nouveau Recueil. La traducción de la conversación corre a cargo de Carmen Medina Puerta.

 

 

 

 

 

Alí Calderón.

Durante los últimos años del siglo XX, en distintas tradiciones líricas del mundo, se avivó el diálogo con la vanguardia, más preocupada por el procedimiento de construcción que por la obra terminada y sus efectos en el lector. En Estados Unidos estuvo en boga la poesía del lenguaje y en Latinoamérica el neobarroco. Esos movimientos lucharon por desaparecer los códigos de género de la poesía. Creían en la desaparición elocutoria del poeta. Ante ese panorama, ¿cuál es la importancia de su reivindicación del lirismo? ¿Por qué necesitamos un regreso al lirismo?

 

Jean-Michel Maulpoix. 

No se trata de volver al lirismo como lo ha practicado el romanticismo, como expresión sentimental y movimiento de mediación entre la elevación hacia el ideal, o como lo practicaban los surrealistas los cuales veían al lirismo como « la superación espasmódica de la expresión controlada» (André Breton)… Estas modalidades de escritura pertenecen a  épocas pasadas. En el presente se trata de examinar el lirismo como impulso y como energía verbal, para reconocer el objetivo permanente y crucial de la expresión poética, al mismo tiempo que para poner en evidencia la capacidad reflexiva que manifiesta la propia poesía. El lirismo excede ampliamente los espacios comunes a todos los géneros (curiosamente en francés, es una palabra muy utilizada por Flaubert y otros novelistas, y que se interesa también en la pintura y la música..) e invita a considerar la animación, los propios movimientos de la escritura, su flexibilidad y su capacidad de superar aquello que la limita. Por otra parte, en Francia, mi generación, nacida en los años 50, se inscribe en una perspectiva lírica y crítica al mismo tiempo, a través de la cual la experiencia subjetiva se convierte en preponderante, sin que esto suponga por lo tanto una vuelta a la expresión directa de un yo doloroso, por ejemplo. La subjetividad, al igual que este lirismo contemporáneo con el que se vincula de  forma directa, está dominada por la búsqueda de la alteridad y por una dimensión dialéctica: el sujeto busca al otro y se dirige hacia él.

 

 

Alí Calderón

Desde principios del siglo XIX, la obsesión por lo nuevo se ha convertido en un criterio de legitimación de la literatura. El lirismo, nacido en las armas de Arquíloco, ¿puede ser nuevo? ¿Cuál es la novedad del lirismo?

 

Jean-Michel Maulpoix

¿Es exagerado decir que la novedad del lirismo radica al mismo tiempo en su poderosa inquietud y en su vigor y energía, es decir, en su proximidad con la propia vida, tal como el lirismo aspira, busca, crece y a su vez en su continua renovación?.  Esta cuestión no tiene caducidad, aunque se trate de una cuestión con una larga tradición, continúa siendo «joven» de actualidad. Observarlo a través de su historia y en diferentes culturas es algo apasionante. Conduce a preguntarse, en poesía, la cuestión de su por qué y a volver a examinar cuidadosamente las modalidades de la creación poética. En nuestra  situación actual, de las herencias sin testamento, ¿cómo no volver hacia una noción, que ha estado en cierta medida abandonada, pero en la cual se representa una gran parte de la experiencia y de la expresión poética?

 

Alí Calderón

Usted ha escrito que “el poema ha perdido altitud”. Su concepto de lirismo es diferente del otro gran defensor contemporáneo del fervor, el polaco Adam Zagajewski, más cercano a Longino. Él afirma que vivimos una época poco heroica. Si el lirismo ya no es llevar la voz a su altura máxima, cuál es el lirismo del siglo XXI?

 

Jean-Michel Maulpoix

¿Se puede prestar a la interrogación una fuerza comparable a esta que poseía antes la exclamación entusiasta? Esta sería una manera de contestar a su pregunta, a través de otra pregunta de la misma índole. A mi parecer, la fuerza del lirismo del siglo XXI podría residir en la constancia y en la profundización de sus desplazamientos, de sus experimentaciones y de sus planteamientos que algunos pueden llevar hacia las grandes creencias, pero que sobre todo no se alejan de las cuestiones del mundo actual y de la vida cotidiana. Es un lirismo que tiene una tendencia natural hacia lo que diríamos prosaico, y que a menudo, por otro lado, se escribe en prosa.

Sin duda la situación cambia de un país y de una cultura lírica a otra, pero en Francia, hace ya mucho tiempo (en torno a mediados del siglo XIX, con Baudelaire, Rimbaud, Mallarmé…) que se ha venido produciendo la ruptura con lo sublime; y sin embargo el lirismo no ha desaparecido: se ha metamorfoseado, recompuesto, redistribuido a partir de otras modalidades, por ejemplo en el caso de Apollinaire, y más tarde de Saint-John Perse, o los surrealistas. Después ha vuelto al final del siglo XX y al principio del XXI una poderosa revisión, una «inquietud formal», estoy tentado a decir, de forma notable sobre la capacidad del lenguaje a acercarse aún más a la belleza de la poesía.

 

Alí Calderón

Usted ha escrito: “le lyrisme parte en lui sa réflexivité propre”. En Estados Unidos, Cole Swensen ha desarrollado la noción de “hybrid poetry”, poesía preocupada por la dimensión constructiva y, al propio tiempo, por alcanzar la emoción. En su opinión, ¿Le lyrisme critique puede equipararse con la hybrid poetry?

 

Jean-Michel Maulpoix

Este acercamiento me parece ciertamente interesante, al mismo tiempo que pienso que la visión constructivista se aleja a menudo de la mía cuando rechaza al lirismo. ¿No es esto, sin embargo, uno de los ejes principales del poeta: articular «esta emoción llamada poesía» (Pierre Revedy) en la dimensión constructivista de la escritura, vincular lo subjetivo a lo objetivo, sin suprimir ninguna de las dos partes, «brûler l’enclos» (René Char)… «romper las barreras» (René Char)…

 

Alí Calderón

Dominique Fourcade ha escrito que la poesía es la desestabilización de la subjetividad contemporánea. Charles Simic piensa que la intención de los poemas contemporáneos es desorientar al lector. ¿Hacia dónde va la poesía?

 

Jean-Michel Maulpoix

«Romper con la costumbre» decía en su momento Saint-John Perse… «Confundir», «desestabilizar», acepto estos términos, evidentemente, en tanto que cada manera de actuar es singular… Pero desde mi punto de vista, opino que esto también puede tratarse de  revelarse, de liberarse del entorpecimiento, de oponerse a la «patmot» y a la «novlangue» (al nuevo lenguaje) de los medios de comunicación, un lenguaje completamente vivo y lleno de sentido. Por este motivo, yo creo que en esto que se llama la variabilidad de los «regímenes» de la escritura, como se habla del motor de un coche que funciona a más o menos rápido (la velocidad de propulsión del lenguaje lírico), o como se dice de un régimen alimenticio más o menos abundante o escaso, dulce o salado (la sal del la lengua, su pobreza o al contrario su riqueza) … Es al poeta a quien le es dado valerse de todos los recursos que tiene la  escritura, «en todos los sentidos» como ya lo reclamó  Rimbaud…

 

Alí Calderón

El poeta español Luis García Montero ha planteado la que, a mi parecer, es la pregunta fundamental del lirismo contemporáneo: ¿qué se dice cuando se dice yo? ¿Cuál sería su respuesta a esa pregunta?

 

Jean-Michel Maulpoix

Interesante pregunta… estoy tentado de primeras a responder a través de una pirueta,  citando el famoso «Yo es otro» de Rimbaud, pero «je» (yo) y «moi» (yo) no son la misma cosa, dispares sobretodo y en desacuerdo. «Moi» (Yo) aspira a una unidad, a un universo propio y coherente y por lo tanto el corazón estaría en el centro (¡pero qué ilusorio resultaría, qué ingenuo!), de otro modo el «je» (yo) enuncia el deseo, se enfrenta con el superego, es corto en todos los sentidos, profundiza en la alteridad del «yo», y se inventa las vidas que no ha tenido… Me parece que a menudo el lirismo, lejos de constituir el lenguaje del yo (la «dicción de una emoción central» como lo anticipó Rolan Barthes) prospera en el divorcio, el hiato entre el «je» y el «moi». Vincula y desvincula los lugares comunes, se centra sobre todo en la cuestión de nuestros encuentros y desencuentros…

 

 

 

 

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