Círculo de Poesía Ediciones ha publicado recientemente, en la traducción de Valeria Guzmán Pérez, Una historia del azul, libro central en la obra del poeta francés Jean-Michel Maulpoix. (1952). Además de Une histoire de bleu (1992), ha escrito libros como L´écrivain imaginaire (1994) y Domaine plublic (1998). Es uno de los más significativos defensores del lirismo contemporáneo. Al respecto, ha escrito los volúmenes de ensayo Du Lyrisme, Le Poète perplexe, Adieux au poème, Pour un lyrisme critique y La Musique inconnue.
Conocemos por susurros la existencia del amor.
Sentados sobre una piedra o bajo una sombrilla roja, tendidos en el prado de insectos que zumban, con las dos manos sobre la nuca, arrodillados en la frescura y la oscuridad de una iglesia, o arrellanados en una silla de mimbre entre cuatro paredes, con la cabeza baja, con los ojos fijos en un rectángulo de papel blanco, soñamos con estuarios, tumultos, oleajes, bonanzas y mareas. Escuchamos crecer en nosotros el inagotable canto de la mar, que fluye en nuestras cabezas y luego se retira, al igual que regresa y se retira el deseo curioso que tenemos del cielo, del amor y de todo lo que nunca podrán tocar nuestras manos.
Convalecencia del azul después del aguacero …
El cielo vuelve a colorearse. Los árboles gotean y el pavimento bebe. La ciudad también ensaya algunas frases. Risas húmedas y lluvia descalza. Parece que el paisaje está salpicado de creencias.
A uno le gustaría cultivar este azul y luego cosecharlo con el gesto tranquilo, en un delantal de lona o en una cesta de mimbre. Arreglar el cielo en racimos, desgranar sus perfumes, retener por unas horas la belleza contra sí mismo y reconciliarse.
Se quiere, se mira, se sabe que no se puede hacer más; que es suficiente con permanecer allí, parado en la luz, desprovisto de gestos y de palabras, con un deseo del amor un poco animal, sin dar importancia al paisaje, suponiendo que se sabe que no es para nada, porque el amor es precisamente nuestra tarea, nuestro deber, incluso si fuese tan frágil como estas gotas de agua de lluvia cayendo en la hierba del jardín.
Te bañas en el sueño, pierdes tu equilibrio.
Tu pensamiento no tiene fondo. El tiempo te agujera y te vacía. Tú quisieras hacer una escala bajo un nuevo azul.
Te gustaría sentarte en el fondo del mar, como los dioses en el cielo, acomodados en círculos alrededor de un pozo del que regresan, de vez en cuando, un alma, una mirada de hombre, un corazón de mujer, o algunos libros muy viejos cuya tinta violeta se ha desvanecido.
Eres un pozo de carne lleno de quimeras.
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