Sobre la negritud: entrevista con Sédar Senghor

“Sobre la negritud” es una entrevista al poeta senegalés Léopold Sedar Senghor que Michel Pierre prepara en 1983 para la revista francesa Magazine Littéraire. Léopold Sédar Senghor (1906-2001) es una de las mayores referencias de la poesía africana del siglo XX. La traducción es de Alí Calderón.

 

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MP: Cierto número de escritores africanos refutan o discuten la idea de “la negritud”. Algunos otros pretenden ignorarla. ¿Este concepto, según usted, debe ser revisado o abandonado?

LSS: Los escritores africanos que refutan o pretenden abandonar el concepto de “negritud” son o bien negros acomplejados o bien tipo “M. Jourdain” (1), que escriben sin conocimiento.
En efecto, ¿qué es la negritud? La palabra tiene un doble sentido: objetivo y subjetivo. Objetivamente, la negritud es, como la he definido, “la conjunción de valores de la civilización del mundo negro”. Subjetivamente, es la manera en la que cada negro o cada colectividad negra vive los valores de su civilización.
Se antoja difícil que un escritor negroafricano pretenda ignorar o abandonar la negritud. ¿Qué dirían ustedes si un escritor francés tuviera la misma actitud de confrontación con la francité? ¿o un escritor español o latinoamericano con la hispanidad? Sin duda sería despreciado.

 

MP: En África ¿la lengua es un vestigio de la era colonial o, por el contrario, debe ser considerada como rasgo de desarrollo, de lo nuevo y original?

LSS: Aquí, con todo, sería cuidadoso en discriminar entre los alboeuropeos y los negroafricanos. El francés, el español, el portugués, el rumano ¿son vestigios de la era colonial romana?
Regresando a la África negra y observando al África del norte, yo diría, con mi mesura de sobrio campesino, que la lengua francesa es, en buena parte de África, la primera lengua de comunicación internacional.
No puede haber en mi casa el menor rastro de algún sentimiento de inferioridad cultural. En efecto, recién salido de la Sorbona, en la primera conferencia que dicté, en 1937, en la Cámara de Comercio de Dakar, pugné, para Senegal, por el regreso a los orígenes, la enseñanza de las lenguas nacionales en la escuela oficial. Paradójicamente, no hubo ningún intelectual, he dicho “ninguno”, que me secundara.
Hoy, Senegal ha escogido hacer del francés su lengua de comunicación internacional. Y a un lado, seis lenguas nacionales. Pero se trata de un francés modificado, enriquecido por el genio senegalés. Incluso hemos ya publicado un Léxico del francés de Senegal para el cual he escrito un prólogo.

 

MP: ¿Piensa que la literatura africana de expresión francesa pueda, algún día, jugar el rol que ha tenido, por ejemplo, la literatura latinoamericana desde hace algunos decenios?

LSS: Estoy convencido de ello. Sólo espero que junto a esa literatura africana de expresión francesa nazca una literatura en las lenguas negro-africanas como es el caso del árabe en el norte de África. Y es cierto que el árabe es una lengua asiática, semítica. Pero lleva, en nuestro continente, el sello de la africanidad.

 

MP: Se le acusa, a veces, de pertenecer más al espacio cultural francés que al africano. ¿Qué piensa de ello?

LSS: La geografía y la historia me arrancaron de mi pueblo natal a los siete años y se me hizo el hábito de pensar y escribir en francés. Sin embargo, a los treinta años quemé todos los poemas que había escrito hasta entonces. Me dispuse a aprender nuevamente mi lengua materna y a seguir la escuela de los poetas populares de mi pueblo, aquellos a quienes llamo “las tres gracias”. Sus nombres: Marône Ndiaye, Koumbe Ndiaye y Siga Diouf. Es gracias a ellos que, en el momento en que escribo en francés, las imágenes analógicas, la melodía y el ritmo “llegan” desde las profundidades de la negritud.
Se lo he dicho, y no sin razón. Escribo en francés pero siento, veo y pienso en negroafricano. Me he vuelto un mestizo cultural. Los más grandes biólogos del mundo, como los profesores Jacques Ruffié y Jean Bernard, nos han dicho que las civilizaciones más grandes, “las civilizaciones modelo”, son civilizaciones de mestizajes biológicos, pero sobre todo culturales. Creo que tienen razón.
Desde que un puñado de estudiantes articularon el movimiento de la negritud en el Barrio Latino en los años treinta, sus militantes han predicado diariamente, por un lado, el más profundo arraigo de los valores de la negritud; pero también la fecunda apertura a los aportes de otras civilizaciones.
Sin embargo, al contrario de lo que se nos querría hacer decir, hemos precisado, cada día, que el arraigo es más importante que la apertura.

 

Nota:
(1) Personaje de Molière en El burgués gentilhombre. Se connota la idea de colonialidad cultural.

“Pour la négritude. Propos recueillis par Michel Pierre” en Magazine Littéraire, n° 195, mayo 1983, p. 31.

 

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