Poesía española: Alfonso Larrea

Leemos poesía española. Leemos poemas de Alfonso Larrea (Córdoba, 1990). Ha tenido varios trabajos, una banda de rocanrol y muchas mudanzas. Estudió Filología Hispánica y ha conseguido algunos reconocimientos literarios: Premio de Poesía de la Delegación Provincial de Educación (2008), Accésit del Premio Feliciano Delgado al Buen Uso del Español (2011), Premio de Narrativa de los Juegos Florales de Tossa de Mar, Girona (2018). Los poemas menguantes (Madrid, Grupo Tierra Trivium, 2020) es su primer poemario. El poeta Joaquín Pérez Azaústre lo seleccionó como uno de los mejores libros de poesía en 2020 para la revista El Cultural.

 

 

  

 

CUATRO POEMAS MENGUANTES Y UNO INÉDITO

 

X

Creemos juzgar el camino propio
y el miedo ríe
taponando las bocas del cuerpo
su paño purulento de dudas.
Como las bestias sobrevivimos,
y cuando la quietud
emprendemos abandonos.
Contemplo una noche sin bautizo.
Ni mis zapatos saben qué los mueve.

   

 

 

XXII

 

Crees en la muerte y la reencarnación;
en que el cambio,
como la floración de las crisálidas,
es posible en ti.
Sientes que este libro
es una consolación del duelo,
la teoría de vivir tras lo indecible.
Has invertido mucho, niño,
en construir tu pira, labrar tu ataúd.
Tú propiamente has sido
vela, difunto, plañidera, sacerdote.
Te felicito.

Pero quedo yo.

 
Queda la cicatriz.

 

 

 

 

APUNTES·PARA·UNA·POÉTICA·FUGAZ
[fragmento]

 

 

  1. De la poesía

 
en el principio era el verbo
y el verbo era con dios
y el verbo era un fantasma
 
(a la religión dimos
el poder incontrolable
de la imaginación)
 

 

 
¿dónde están las viejas historias
contadas nuevamente?

 

 

 

 
sabemos desterrarnos y envejecer
pero seguimos sin discernir
en el horror vacui / en la ceguera blanca

aun con la inexcusable percepción
de dimensiones apócrifas
(la digital, la literaria)

no podemos sino
certificar nuestros límites

 

 

 

 
aún existe el trabajo
la misoginia, la depresión
aún la libertad no es asida por todas las manos
 
¿pero qué puede hacer la poesía
cuando ya se ha inventado el amor
la cama, la sal, la risa?
 
ahí vivimos, ahí somos
el centro del universo
aunque sea incomprensible, insignificante

la poesía libera al mundo
por un instante, de sí mismo

 

 

 

 

PERO LA MAR TAMBIÉN ERES TÚ, NO LO HE OLVIDADO
[fragmento]

 

la mar tiene forma de océano por principios
corta la tierra con sus uñas de agua dulce
y a su extraña noche capicúa en la noche se encomienda, con la luna pálida de
[tanto desangre
llena de periferias la mar, su centro es un temblor de labio
tumba de la   con una ala abierta
                      a
(l res c de l m r lo rr str todo su p so)
movida por el azar astral, se masturba
          constante
                       constante
                                    constantemente
la mar encendiendo los fanales mitológicos
muere flota y se hunde, no teme esperar demasiado
la mar llora desconsoladamente índiga si madura la tarde
la mar se contrae y se dilata como un clítoris, como una nube atravesada gota a
                                                             [gota por el inefable sino de la maternidad
después de que todo haya sido consumido, cuando la frustrante quietud, la mar
                                                                      [cada vez más redonda y más limpia
cotidiana vive su palimpsesto de instantes
la mar ha ido a preparar la trampa para amortajar estrellas
llamada a renovar después de los tormentos, la mar florece sus fantasmagóricos
                                                                            [añiles, rota en mil supersticiones
de baile y cosquilla viste su ingravidez y la inundación de las casas
qué sabemos de ella (sino que rompe, inspira, fluye, excita)
sonríe y sigila sus ataques (barquito de celulosa cada paradigma,, roca disuelta,
                                                                                                 [clamor de burbujas)
la mar expulsó de un soplido a las aves
acelerada larva de la incomprensión, cautiva con su sed de incoherencia, con sus
                                                                                                     [cantares bosquianos
la mar bilabial abierta líquida (entonces la mar bar, par, mal, etcétera)
cómo entristece los finales
la mar y su extraña forma de decir te quiero
y en la arena escribe
sigue el capitán ahab la retórica de la venganza || crac crac de diente y hueso ||

zambo su aullar por cubierta || sufrir sufre cómo no || su voluntad no es más que fiebre || y la naturaleza de boca enorme || cumplirá con su quijal de fierro || así debe ser así es el ciclo de la vida || los hombres se levantan [pero nunca viven de pie

 

 

 

 

 

Balas de foam cubiertas de gloss
[inédito]

 

adónde van todos esos ojos que besaron
la espuma viscoelástica de las noches
dónde quedan todas esas lentillas que descienden
como paraguas existencialistas
todos los nervios ópticos que han soltado la mano de mamá
emiten luz, son nodos de violencia en /kwátro xé/
haciendo /súm/ a los números de identificación
convenientemente tapados
qué dirán de todas las pupilas que ya no serán poesía
/úbi sún/ los iris
con los colores de la revolución
en el país de las balas de /fwám/
los tuertos serán el pueblo, más pueblo aún si cabe
porque ya no caminan solos para contemplar el mundo
habrá muchas noticias y muchos debates
sobre lo apropiado y lo económico
—qué vergüenza izar nuevamente en /prájn tájm/
la palabra «pacifismo»—
cuando todavía no sabemos adónde van
los cristales con los que miraban las almas incompletas
cuando la ejemplaridad de lo público esta aquí
y somos nosotros; mientras nos esposan
y ejercen presión sobre el tabique nasal
te miro la boca pintada con tu propia sangre
y el reflejo azul de las sirenas
y te quiero más que nunca y nos muelen a palos
en lecheras diferentes.

 

 

 

 

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