Poesía española: Nares Montero

Leemos poesía española. Leemos algunos textos de Nares Montero (Madrid, 1982). Poeta, artista visual y agente cultural. Ha escrito diversos poemarios y plaquettes entre los que destacan Para enfrentar batallas que me alejen (Ruleta Rusa, 2015) y Abejas en las lindes (accésit del IX Premio de Poesía Joven “Pablo García Baena”; La Bella Varsovia, 2017). Ha aparecido en antologías como Poetastros (LVR, 2011), Último ahora (Izana, 2013), o Insumisas. Poesía crítica contemporánea de mujeres (Baile del Sol, 2019), además de en diversas revistas literarias. Desde 2008 ha participado y organiza ferias de edición, autoedición y libros de artista; proyectos audiovisuales, de ilustración y performance. Fue cocreadora y responsable del proyecto La venganza de Maruja Mallo (Premio MAV Proyecto <35, 2018). Ha dirigido el ciclo de lecturas La Habitación de las Mujeres (2016-2019). Desde 2014 está al frente de Ediciones Deliciosas Asociación Cultural donde se visibilizan las obras de escritoras y artistas a través de diferentes actividades como talleres, exposiciones y conferencias.

 

 

 

 
Estas son mis rutinas:
A las diez me despabilo.
Miro ensimismada las marcas de mi cuerpo.
Hago inventario.
No hago nada.
Pronuncio cada poro
por su nombre,
acumulo las escamas,
acaricio cada esquirla.
Después de la faena
robo discreta café de la cocina
y vuelvo a mis quehaceres.
Rezo mis oraciones, las murmuro.
A mi alrededor un punto negro,
un agujero, la espinilla aumentada
de la congoja. Aprieto.
Estoy a salvo.

 

 

 

Hay chiquillas sosteniendo mis creencias.
Me hacen volver a un lugar inesperado,
diciendo: Esto no está bien, debiéramos ser pupilas
y somos las columnas ciegas
a las que el sol apunta terco
sus rayos astillados.
Cuando es mucha la luz también hay ablepsia.
Nada se ve, ni las ruinas
que nos rodean, ni las manos
sosteniendo la antigua carga de la culpa.
Lo que duele la costumbre lo vuelve confortable.

 

(de Abejas en las lindes. Accésit del IX Premio de Poesía Joven “Pablo García Baena”; La Bella Varsovia, 2017)

 

 

 

junto al trueno quiero quedarme,
no es la distancia frente a la puerta de sus amos
la adolescencia,
esta postal iluminada
como faro lleno de flores
es mentira de leche.
cuando miento no duele nada.
me sale una coz en silencio,
se activa, se tuerce una buena excusa
para los vivos, todo prende,
la piedra se quiebra,
la llaga sin dios es en realidad
como la cera. son las once y cinco
de la noche. conozco las reglas.
no es que importe demasiado
cómo se desprenden los tobillos cabizbajos
o los perros hasta la sinrazón.
solo quise quedarme junto al trueno.

 

 

recaer es no haberse levantado del todo,
haber asomado la cabeza, apenas valiente. ¡ah! penas.
no haber sabido limpiarse, como lo hacen los felinos.
nunca pienso cuando me aseo, es mecánico,
una rutina que no se para en los detalles.
por eso me doy prisa, porque el agua se lleva
todo mi ruido, pero deja orín en los sanitarios.
el espanto se materializa en los riñones.
tengo un piano de cola en los riñones.
cuerdas graves, tonos menores
y un triángulo de dolor high dolby surroun.
tú ya me entiendes, pero no es lo que piensas.
miro hacia otra parte.
miro hacia otra parte,
de mí.
miro. en otra parte
me sigo viendo.
mi cuerpo deformado por la óptica del otro.
yo ondulando, bailando en el otro.
¡qué cerca de la aurora del agua… del otro!
mis miserias son como las de los demás: desagradables.

 

(de Venero, proyecto inédito)

 

 

 

Un plan rogado,
un peso gravísimo
por el qué dirán empieza,
se me acerca
como si fuera mi furia.

Quiero decir,
¿Acaso sucederían
los chirridos
de discernir
de qué muertes
están hechos?

(inédito)

 

 

No soy de verdad
no leo los libros de verdad
de verdad no hago poemas
sola bajo el peso del hombre
ni uno despende de mí
ni de esta forma de dolor
supongamos cualquier forma
para el azul dolor de la verdad
para sus intentos de no arrastrar
la sustancia de ninguna otra
cosa que contamine
el dolor ciertamente
o esta vibrante travesura
de nombrarlo

(inédito)

 

 

 

 

Que la pobreza ha mal dormido
en los poemas y lo mismo
es capaz el gusto, mi juventud,
el día, hasta el gobierno.
Que una nube en aquel tiempo
me quedó incurable,
desembocada, sumiéndose todavía.
Que lo mismo alguien verdadero
sobre el mundo corrompiéndolo.
Que no te nombro,
que aflige,
que hace soñar,
que no recuerdo,
no sé cuántos instantes
como un tajo enamorado
suelen durar
la música, los jardines.

(inédito)

 

 

 

 

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