Presentamos un poema de la autora mexicana Alejandra Avilés Salas (CDMX, 1981). Es Licenciada En Ciencias de la Comunicación por la UVM y pasante de Letras Hispánicas por la UNAM. Ha escrito crítica y crónica musical para medios como Rock101. Actualmente trabaja en su primer poemario.
Legado
I
No hay azar en este rompecabezas.
Una espina en cada flor, una cicatriz en cada mano,
una espada en cada cuello, un padre nuestro en cada boca,
una mañana que encontró a la noche en una espera
y no calmó la incertidumbre.
II
Génesis de mis océanos,
tus ojos inventaron la sal que florece en el desierto
y de esa tierra desordenada y vacía en la que pusiste un sol,
solo quedan sollozos y sangre
Dime ¿De qué sirvió convertir las tinieblas en luz
si al final partiste?
III
Y aún en medio de todo el caos
soplaste en mi nariz tan tiernamente.
Me inflé como un globo y me eché a volar.
Fingiste detenerme, fingí devolverme,
pero me dejaste ir y así lo hice
IV
Incluso a la distancia me guardaban tus alas rotas,
como un micro dios impotente.
Tan lleno de amor y de odio.
Tan lleno de luz y de rabia.
Por ti logré entender mi naturaleza
V
Inventaste un jardín de orquídeas negras para mí.
Lo decoraste minuciosamente con terciopelo y dientes,
me dejaste andar en él descalza para que,
una vez que mis pies estuvieran llenos de llagas,
fuera corriendo a tus brazos afilados
VI
Tú, el más cínico de todos los seres,
guardabas en tu pecho todos los pecados de Pandora
y te fueron perdonados, todos, porque suerte siempre tuviste,
pero no me la heredaste, solo me diste uñas
que me enseñaste a usar
VII
Esa mañana en el vórtice de mis días,
el fin de tu maldición te sorprendió casi sonriendo
y no pudiste negarte,
aun cuando el pantano de mis ojos te sujetaba de las manos,
te dejaste ir
VIII
Todos dicen que me cuidas desde el cielo.
Yo creo que reencarnaste en lobo, en gato
en insomnio, en luna, en llamas,
en alas que me ayudan a sobrevolar la mar sin miedo,
ahora sé que ningún viento de vidrio roto puede dañarme.
IX
¿Qué se supone que haces a la derecha del Padre?
Seguro te aburres como lo hacías los domingos,
porque a ti lo que te gustaba era el drama, los giros,
las flores marchitas, los vasos llorando,
las bestias del Hades de tu cabeza.
X
¿Qué hay ahí donde no hay más causas, ni oscuridad,
ni esas sombras que te atormentaban?
¿Has traspasado el laberinto?
¿Has encontrado al conejo que persigue al tiempo?
¿Qué se supone que haces ahora que no puedo hacerte sonreír?