Muestra de poesía ucraniana

El poeta y traductor nicaragüense Alain Pallais traduce una selección de poemas ucranianos sobre la guerra incluidos en el volumen IN THE HOUR OF WAR: Poetry from Ukraine, editado por Carolyn Forché e Ilya Kaminsky. Leemos poemas de Lyudmyla Khersonska, Borys Khersonsky, Borys Humenyuk, Lyuba Yakimchuk, Iya Kyva, Marjana Savka y Ekaterina Derisheva.

 

 

 

 

 

Lyudmyla Khersonska

 

 

En un país donde todos se llaman Miedo

 

en un país donde todos se llaman Miedo:
lo mejor es que no veas nada
ni escuches nada. No le digas nada a nadie.
No guardes nada en el sostén. No lleves nada en el bolsillo.
Nada en los oídos. Nada en los ojos. Con los pies a ciegas.
Sin volver a ver atrás. No
vuelvas a ver atrás. Mi valiente, si vuelves a ver atrás:
si tú, mi valiente, vuelves a ver hacia atrás:
no digas nada cuando llegues a tu nuevo destino,
de nada se enterarán por ti, aprenderán lo que es la nada.

 

 

 

 

Borys Khersonsky

 

La gente va por la ciudad cargando explosivos

 

la gente va por la ciudad pisoteando calles empedradas
cargando explosivos en pequeñas maletas y bolsas plásticas
y es hasta al día siguiente que nos damos cuenta de sus secretos
al constatar los daños

cuántas ventanas rotas cuántos balcones desplomados
habrá fallecido alguien o todos están vivos y coleando
quizás sólo asustados de que ya no vivimos en paz
la guerra es un hecho y sus leyes son algo cruel

o tal vez ya ni existan leyes y las explosiones son ahora la norma
nos quedamos sentados en la mesa temblando y perdiendo un poco la esperanza
el enemigo elige sus armas como un ladrón la púa para forzar una puerta
que en realidad ya está abierta

 

 

 

 

Borys Humenyuk

 

Cuando limpias tu fusil

 

Cuando limpias tu fusil,
cuando limpias tu arma, una y otra vez,
cuando le untas aceites de olores fuertes
y lo proteges de la lluvia con tu propio cuerpo,
cuando lo envuelves como a un bebé
aunque nunca hayas envuelto uno –
pues apenas tienes diecinueve años, eres soltero y sin hijos –
el fusil se vuelve tu único pariente.
Tú y el fusil son uno mismo.

Cuando cavas una trinchera tras otra,
cuando cavas con tus manos esta preciosa, esta detestable tierra
de cada dos puñados uno te cava el alma.
Con tus dientes la trituras.
No tienes y nunca tendrás otra.
Asciendes por su interior tal fuera el vientre de tu madre.
Te sientes abrigado y cómodo.
Nunca te habías sentido tan cerca de alguien.
Tú y la tierra son uno mismo.

Cuando disparas,
aunque sea de noche y no puedes ver el rostro del enemigo,
aunque la noche lo oculte de ti y a ti del él
y los abrace como a sus propios hijos,
llevas el olor a pólvora.
Tus manos, tu rostro, tu cabello, tu ropa, tus zapatos –
por mucho que los laves – huelen a pólvora,
huelen a guerra.
Tú hueles a guerra.
Tú y la guerra son uno mismo.

 

 

Lyuba Yakimchuk

 

Servicios fúnebres

 

este terrorista parece un arbusto
se mece con el viento y cambia sus hojas
pero el aliento que sale de boca
es una gran desventaja
para alguien que desea ser un arbusto

este terrorista parece nieve
es tan suave y blanco, pero
la calidez de su piel es un inconveniente
para alguien que intenta parecerse a la nieve

esta terrorista es como una chica bonita
me sonríe
induciéndome a que la bese
seduciéndome hacia su terrorismo
a través del conocimiento carnal
pero también ella está en desventaja:
me gustan los chicos

este terrorista conduce un coche fúnebre
con un cartel de “servicios mortuorios”
y es verdad, sus servicios son macabros
ni siquiera él mismo disfruta su negocio

yace en su ataúd
pálido como un cadáver
frío como la nieve
sin aliento como un arbusto

es tan perfecto
que le enseñó a su corazón a detenerse a voluntad
al pasar por un puesto de control y accidentalmente
lo detuvo para siempre

su perfección sería tal  
si tan sólo te convencieras de que
es justo un terrorista, no un ser humano

 

 

 

 

Iya Kyva

 

El laberinto

 

te haces un corte de cabello tan desagradable
como si prepararas tu cabeza para algo horrible
más horrible que la vida que la muerte que la guerra
para todo eso que no imaginas
para todo aquello que no recordarás
porque en este país el miedo no tiene donde esconderse
ningún refugio ninguna grieta
ni un solo rincón en el laberinto de la memoria
entonces el agotado Minotauro espera por Teseo
en una vasija griega hecha a la perfección

 

 

 

Marjana Savka

 

 

Mi dios pasa toda la noche

 

Mi dios pasa toda la noche organizando su batallón,
es un excelente tirador y hace la guerra.
Mi dios perdona mis malas palabras
mientras les saca brillo a sus piedras.
Mi dios no se esconderá tras mis espaldas
y cubre a los niños con colchas.
Mi dios compra torniquetes
y luego hace fila para donar sangre.
Mi dios es incapaz de dormir bien
mientras todo el país está de guardia.
Mi dios me consiente que nunca perdone
y me deja llamar las cosas por su nombre.

 

 

 

Ekaterina Derisheva

 

Diálogo entre viviendas

 

las viviendas dialogan entre sí
allí donde explotó el proyectil
y los lentes de cristal
volaron en pedazos
donde sólo queda luz natural
y aire en vez de comida y agua

las viviendas habrían deseado
convertirse en gigantes
largarse a un sitio tranquilo
que no existe
entonces cada una mientras está siendo destruida
asciende más y más
a lo largo de los torcidos hilos de las nubes.

 

 

 

 

 

 

 

 

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