Poesía rusa: Zhenya Berkovich

Leemos poesía rusa. Leemos un poema de Zhenya Berkovich (Leningrado -San Petersburgo-, 1985). Es directora de teatro y poeta. En 2007 se graduó de la Academia de Artes Teatrales de San Petersburgo. De 2003 a 2008 trabajó en el Teatro de la Creatividad Juvenil en San Petersburgo. En 2012 se graduó de la Escuela de Teatro de Moscú МХАТ con un título en dirección. Durante sus estudios, junto a los directores Ilya Shagalov, Maxim Myshansky y Alexander Sozonov, participó en un trabajo sobre performance poético “Красная ветка” (La rama roja). Entre sus trabajos de dirección se encuentran: “La rama roja”, Performance poético, centro de arte contemporáneo Vinzavod, 2009; “El hombre que no trabajó. El juicio de Iosif Brodsky”; “Belleza rusa”, Moscú, Centro Gógol; “Marina”, Moscú, Centro Gógol; “Pingüinos”, mtuz; “Gerontofobia”; “La gaviota”, MHT. Chéjov; “Hamlet”, teatro dramático de Sverdlovsk; “Perro guardián”, Teatro del joven espectador “Samart”;

 

 

 

 

 

Quizá las noticias exageraron,
Quizá fue el vino en la comida,
Pero por la noche, hacia Serguei llegó un veterano, su abuelo.
Sentado en el taburete de Ikea, su espalda oscurecía el patio
Tras la ventana. Tengo, dice, para ti,
Seriozhenka, un comentario.
¿Podrías tú, querido mío, querido nieto,
Nunca, escribir nada sobre mí en Facebook?
En ningún contexto, ni con la letra zeta, ni sin la letra zeta,
Simplemente no lo hagas, esto, te pide el abuelo.
Ninguna victoria va con mi nombre,
Ninguna victoria en absoluto.
También, él continúa, yo estaré contento,
Si tú no me llevas al desfile,
Te lo ruego, (y lo hace así con la mano),
No necesito un regimiento,
Ni inmoralidad, ni mortalidad alguna, Seriozhenka.
Déjame en paz, Seriozha,
Merezco la paz.
Sí, lo sé, sé que eres un trabajador, inteligente, liberal,
Tú no elegiste todo esto,
¡Pero, yo tampoco lo elegí!
Hemos vivido una vida,
Pesada y única.
¿podemos nosotros dejar de
ilustrar la guerra?
Ya todos nosotros, muchachos,
Hemos sido recogidos por la tierra.
Podrían de alguna manera por sí mismos
Empezar desde cero.
Nosotros no necesitamos ni su orgullo,
Ni su secreta vergüenza.
Te lo pido, hazlo así,
Para que finalmente yo sea olvidado.
Después de todo yo olvidaré, como en el museo ruso
Nosotros buscamos el noveno eje,
Como yo me desperté mojado,
Y tú me cambiaste la ropa,
Como leíamos a Prishvin,
Como buscábamos en el atlas del polo,
Cómo tú me explicaste, porque en el cielo
Se dibuja aquella franja blanca
Detrás de cualquier avión,
Como me regalaste
Una lupa…
Nada, responde el abuelo,
Ha desaparecido.
Y a ti después de todo, esto no te ayudó.

 

 

 

 

 

 

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