Jorge Eslava Calvo (Lima, 1953) estudió Sociología y Literatura en la UNMSM, donde obtuvo el Magister y el Doctorado en Literatura. Efectuó estudios de posgrado en Madrid y Lisboa. A lo largo de más de cuatro décadas ha sido profesor de todos los niveles del sistema educativo.
Ha publicado libros de poesía y narrativa, periodismo y ensayo. Ha obtenido premios nacionales e internacionales por su obra creativa. Fundó y dirigió la Editorial Colmillo Blanco. Es coleccionista de juguetes populares y actualmente se desempeña como Profesor Principal e Investigador de la Universidad de Lima, donde además es director de la revista Lienzo. Publicó los libros Poemas. Ceremonial de muertes y linajes & De faunas y dioses (Editorial Haraui, 1981), Itaca (Ediciones Copé, 1983), Voces (Revista Lienzo de la Universidad de Lima, 1986), Territorio (Editorial Colmillo Blanco, 1989), Las marcas. Poesía reunida. Itaca, Territorio & Escollera (Borrador Editores, 2012) y Gimnasium (Editorial Colmillo Blanco, 2022).
discanto
Semejante a la codorniz de los deseos
nunca mis gestos y palabras.
Entraban la textura sutil de sus encantos
cualquiera de mis actos que descienda.
Sólo me acojo al escándalo voráz de las
mañanas, al esplendido furor de su reproches.
Voy delante confundiendo las voces
y me asistes como una sombra desprendida.
trobo ta henno al pe del foc
Los malos tiempos se retiran.
Contra las galaxias transparentes
los mares inflamables de tu cuerpo.
En vano me circundan planetas, enrarecida
vegetación, brillantes huaranes. Oscuros
ángeles sobrevuelan el bental,
las moradas. Indagan los espacios
precipitando desastre o delicia. Anhelantes,
auyentados bribones conjuran tus secretas vóbedas.
Mas tu piel arde en mi piel desde el origen
y expuesto a fogatas inmensas, seré siempre
increíble furor de hallarte al pie del fuego.
éxtasis
Entrar a su cuerpo como ala fugaz
de los entornos – deseo transparente
sobrevicido a los desastres – hender su piel
exange y habitarla multiplicando los cobijos.
Este el mayor arte: rendirse a su vasto dominio.
Recinto de una eternidad que concluye, esparce
y se renueva. Ámbito apacible de estación contra estación
que aroma súbitas víctimas y nos reproduce.
placeres
Emociones que turbaron tus sentidos
y que vuelven
sin urgencia, sutil fuego que fluye,
una noche en que retuerces tus miembros
fuera del mundo
y los recreas en otros más frágiles que un tallo
inclinado a la estación de los soplos.
Tal el estremecimiento final de los cuerpos
unidos, como la garganta helada que ya no pronuncia
nombres que los oidos no oyen
o como la luz encendida que a los ojos no alcanza.