Enrique Winter (Chile, 1982) es uno de los poetas hispanoamericanos más relevantes de su generación. Ha publicado Atar las naves, Rascacielos, Guía de despacho, Lengua de señas y, junto a José Kozer, Variaciones de un día, reunidos recientemente en La casa adentro de la noche, las novelas Las bolsas de basura y Sobre nosotros callaremos, el ensayo Una poética por otros medios y el álbum musical Agua en polvo, repartidos en veinte volúmenes, doce países y cuatro idiomas, aparte de integrar más de ochenta antologías como La nuova poesia dell’ America Latina (Italia) y The Other Tiger: Contemporary Poetry from Latin America (Gales). Traductor de libros de Emily Dickinson, G. K. Chesterton, Philip Larkin, Susan Howe y Charles Bernstein, por sus versos ha recibido los premios Víctor Jara, Nacional de Poesía y Cuento Joven, Pablo de Rokha y Goodmorning Menagerie, entre otros, y por su prosa las residencias de la Universidad de los Andes en Colombia y de la Sylt Foundation en Alemania. Abogado por la Universidad de Chile y magíster en Escritura Creativa por NYU, dirige el diplomado homónimo de la PUC de Valparaíso y enseña también en la Volkshochschule de Colonia, ciudad en donde cría a su hijo.
***
De Variaciones de un día
no hay toque pero queda y
cada vez más temprano se hace tarde
en la ciudad tomada lirios
malabaristas mueven
y muchos más olemos sus antorchas
frente a la camioneta soles
de gasolina giran los universos por venir
no cantarle a la luna era fácil
cuando no la veía encaramarse
del árabe karāmah
honor por cada uno de los vidrios
y sin querer queriendo necesitamos la violencia
la trama del ciruelo y las gaviotas
era trivial y sin embargo
se mueve imprime su negro temblor
sobre la plata de las noches
éramos viejos éramos tan viejos
el sudor abre al fin ambas cortinas
de pulpa es el momento del carozo
y el escudo de choque nuestras
la enredadera y el cobijo
en cada luna de estas calles
***
día cuarenta en cuarentena solo una sugerencia aquí en colonia
y una tinaja de agua ella murmura un canto
con la constancia gutural de un mantra ya afinado en ese único
tono cultrún o ciertas aves de la zona los ojos hacia atrás
no hay respuestas ulula la voz antigua se los moja
la enfermera me dice la misión echarle agua en la toalla para
mantenerla caliente sobre la panza y alemanas las preguntas
cuarenta a ella le clavan la anestesia la epidural el canto
primigenio me había emocionado esta vida venía de antes
pero el canto ecualiza su dolor contra las contracciones
la ópera o rezo de sus labios cremillas y vocal al salir de la tina
los alaridos vuelven cada siete minutos el reloj de la pared
cuántas pinturas sobre muerte la retrataron de esta forma echada
cuánto estertor de monstruos dilatación diez de la noche
dos centímetros tres de la mañana cuatro la pinchan y el
siguiente centímetro demora apenas una hora y media ya
no grita pero tampoco hay contracciones me traen un café
a ella la dosis mínima de oxitocina dicen a las cinco
y media traten de descansar un poco mientras
dormimos se dilata ocho centímetros calmantes
para evitar un parto súbito con el estrés que ya lo gira
desde ver las baldosas a aspirar las estrellas atascado
las pulsaciones bajan y entran médicos siete de la mañana
dilatación de nueve centímetros partera indica
los ejercicios recobrar la posición hay llanto cuando imponen
cesárea pido hablar con el doctor con gusto pero no hay de qué
me siento al lado de ella
tras la cortina de la sala de operaciones una mano es suya
la otra va en su frente oímos gua gua no un llanto ni un grito
una aseveración más bien el llanto es nuestro mientras
ponen un bulto púrpura de arrugas pelo sobre su cuello y cuando
la revisan lo acuestan en mi pecho veinte minutos
luego lo miro las tres horas que estoy ahí lo grabo succiona
el pezón de una vez así lo conociera solo eso me acompaña
en lichtstraße porque hay una pandemia
y siguen prohibidas las visitas
***
alguien prendió la luz del departamento pero
quienes allí vivimos estamos acostados
las llaves giran desde afuera
una sombra sin cuerpo ni pareja de baile
parece que la luz tampoco tiene
sombra y gigantes manos cortan
en el muro las uñas de mi hijo
las tijeras orejas del conejo
la domesticación de lo salvaje
las impalpables botas que nos pisan
a los veintidós años recorrí a dedo latinoamérica
confieso varias cosas a la vez
los muertos resucitan por
ejemplo y pasa todo al mismo tiempo
esta carne de burro no es transparente nótese
lo mismo pero sin el ego herido
nadamos bajo el agua y ni los lentes
revelan más que nuestros propios brazos
imitándolo se descubre el mundo
uno solo traiciona lo que ama
De Lengua de señas
por capas el mar va poniendo en el sol
el recuerdo del recuerdo de la luz
sábanas que descorren la leche derramada
en el braceo
y una nueva oportunidad para entenderse
en pares trae la noche
que toca a los actores secundarios
adónde miran los protagonistas confluirán sus aguas
servidas de café o té verde
en algo como el mar sal de los ojos
sal de quien mira atrás
las sábanas la leche o por la tarde
por capas la pintura va poniendo en la tela
el recuerdo del recuerdo de la ola
luz derramada de interrogatorio
qué nos quiere decir el retratado
si ahora mira como no podría
una quietud inquieta
le inquieta acaso hueso o solo humus
cuando contempla inapetente
la arena que no está en las córneas de quienes lo indagamos
aprieta el pecho y se parece al hambre
en un idioma que no habla el castellano se refugia
en un castillo y castra
el color es la costra o su accidente
braceando los actores secundarios
una piscina roja con los muros marrones
el nácar raspa un hueso día que al sanar la carne oculta
como su mano sobre el pecho
nada en la tela que respira
mano distinta sin tomarla
entre las nuestras ni juntarnos
en la playa por un café por el té de las cinco
esa mano en el pecho de la tela
que no damos ni nos busca
***
palillos de tejer las escaleras
en el chaleco roto de los cerros
y la tarde color cuchillo
corta en dos la ventana enciende
la radio y cuela unos merengues
en la laguna de su boca
no adorna la virtud
la desafía
***
ariztía don pollo y agrosuper
controlan el mercado en carnes blancas
el bci y el santander la banca
auditados por price water house coopers
unimarc jumbo y líder el retail
telefónica y claro que no arrasa
movistar salcobrand cruz verde fasa
celulares farmacias y el email
yahoo y google los diarios de copesa
y el mercurio turbus y pullman buses
la ccu controla la cerveza
puma y adidas los estoperoles
lan y sky en el cielo son dos cruces
la vía láctea es de nestlé y soprole
***
cedía que la palabra
es una cosa y si es una cosa
lo más probable es que sea
como la oreja una herida
o esos paréntesis entre la ceja y la pestaña
para lo visto
cómo confiar en un aceite
así de transparente y claro
luego de sopaipillas
pasadas y empanadas
fritas las papas y refritas
cedía que la palabra
es un encierro narrado con aire
entonces solo caben dos opciones
para la palabra maltrecha
y devaluada porque esto se trata
de cuánto compra
o de mirar las nubes en la luna
y decir a qué se parecen
creaturas de mar carroza con caballos
un jinete con una herida en la cabeza
bordes de cinta adhesiva recién quitada
del aviso se arrienda bajo el influjo del alcohol la lluvia
la primera opción aislar las venas
que la irrigan presionando pulgares
sacar todo lo que no sea
la herida misma
pus cuchillos
y sellarla con un parche curita
por ejemplo para que deje
de sangrar y no moje ni se lea
ya como herida la palabra
se piense un parche como
cualquier otro los miles
de parches producidos
por los niños de china
otro respondía que no que
la sal pica pimienta y la salpica
aquí verde y ají
del gas por tubería al fuego
en la sartén saltan las sales
sobre la herida que no sana
cuando se escribe con condón
pero quién querrá leerlo cuando llegue raja del trabajo
en esta esquina la palabra del poder
y en esta otra el poder de la palabra
la segunda opción es abrirla
ensancharla más allá de la carne haciendo un océano de ese punto
rojo nadar crol en ella hasta más adentro gritando en cada boqueo
estilo mariposa de donde el cuerpo supiera que estaba herido
traspasarlo si es posible dejar a la sangre de los peces brotando
en oleadas que pasen por ahí hasta por casualidad rumbo a otros
miembros que la requieran algas incluso por las calles submarinas
un maremoto que por la herida abierta de la palabra manen todas
las palabras una sobre otra mojando hasta los cerros tan opacas
que no se viera el rojo volviéndose el café de grano de los troncos
por capas y leerlas todas horizontales como paisajes y verticales
retratos del fracaso pasional porque nadie lee menos un graznido
de pájaro viniendo a la tierra revuelta cuando es maleza aún y nada
en la sangre hasta aletearla amarilla del aromo y del aroma de la azul
herida el arma y presagia a un extraño en el gimnasio de la muerte
pero lo de aislarla lo cedía sinceramente como opción
palabra
blanca y hueso
fuera
del cuerpo la
noche amanece
limpia como la hija
en el primer día de clases
parche en la boca
ambas palabras un castigo
una herida la segunda
a lavársela con jabón
diciéndolo
sin lectura ni más sangre de la prometida por ella como herida
otro respondía que no que
somos mucha gente y más los lugares sin gente
y ojo el grano del papel ha enterrado el resto de los sentidos
arrastrando la quinua y el cuscús fuera de donde estira la toalla
cedía
devolverle a los poros lo que las palabras
les robaron el mundo nada menos
si no me toco un pie con el otro no sé si estoy
descalzo devolvérselo en uso de las mismas palabras
vida para las lenguas manos narices y orejas muertas
vida a través de su propio asesino
con perdón sin olvido
los agujeros en la piel para que entre el día pulsando
en los tapones
la sombra sobre la palabra sombra
me engaña la creo un doblez del libro de anatomía traducir así
páginas transparentes de órganos huesos piel una sobre otra
al tacto tácito
cuando invoca un recuerdo es que lo crea
había perdido la sana costumbre
de ponerle nombre a las cosas que quiero
que la palabra deje de llegar tarde a ellas a puro nombrarlas
con los ojos y solo ven un lugar a la vez
cuántos seres sabrán que hoy es domingo
que el amaretto del helado ya está en la almendra
y la chorrea la almendra anticipando el sol
como las flores del aromo
cabecita de aromo me cedía también cachancho
si es una cooosa exclama cuando le parezco tier
no nombraron colores los antiguos
en rojo negro y blanco aglutinaron
los que vieron importa si mate o brillante si seco o húmedo
no tomaron piscola los antiguos
y un hielo en la piscola parece un ojo de los tuyos
nunca olvido una cara
esto que escribo viajó al futuro en que lo lees
y para hacerlo es al pasado donde viajas
a mi pasado no al de los antiguos
pero nada es tan espantoso como quien lo cuenta cree que es
la nostalgia un cuchillo de cocina
o la mancha que limpias con el dedo
y ya no está en el dedo ni en la mesa
cedía que el fin es el fracaso pero el fracaso no es el fin
el ánfora pecera el macetero las cajas de herramientas costureros
cuántas cosas existen que no necesitamos
para decirte cuánto vales requiero números y puntos
comas y aquí no hay
que la calle me calle
entre lo que las cosas dicen
y yo golpeo de ventanas y nada más podría
leer del soplo si es que apago la música o se mete
entre lo que las cosas dicen
y
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