Poemas de Enrique Winter: La casa adentro de la noche

LP5 ha publicado recientemente La casa adentro de la noche, antología en la que el poeta chileno Enrique Winter (1982) reúne veinte libros de poesía. También escribe novela y ensayo. Winter es uno de los poetas hispanoamericanos más relevantes de su generación. Leemos aquí una selección de su poesía.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Enrique Winter​​ (Chile, 1982) es uno de los poetas hispanoamericanos más relevantes de su generación. Ha publicado​​ Atar las naves,​​ Rascacielos,​​ Guía de despacho,​​ Lengua de señas​​ y, junto a José Kozer,​​ Variaciones de un día, reunidos recientemente en​​ La casa adentro de la noche, las novelas​​ Las bolsas de basura​​ y​​ Sobre nosotros callaremos, el ensayo​​ Una poética por otros medios​​ y el álbum musical​​ Agua en polvo, repartidos en veinte volúmenes, doce países y cuatro idiomas, aparte de integrar más de ochenta antologías como​​ La nuova poesia dell’ America Latina​​ (Italia) y​​ The Other Tiger: Contemporary Poetry from Latin America​​ (Gales). Traductor de libros de Emily Dickinson, G. K. Chesterton, Philip Larkin, Susan Howe y Charles Bernstein, por sus versos ha recibido los premios Víctor Jara, Nacional de Poesía y Cuento Joven, Pablo de Rokha y Goodmorning Menagerie, entre otros, y por su prosa las residencias de la Universidad de los Andes en Colombia y de la Sylt Foundation en Alemania. Abogado por la Universidad de Chile y magíster en Escritura Creativa por NYU, dirige el diplomado homónimo de la PUC de Valparaíso y enseña también en la Volkshochschule de Colonia, ciudad en donde cría a su hijo.

 

 

 

 

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De​​ Variaciones de un día

 

 

 

 

no hay  ​​ ​​ ​​ ​​​​ toque  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ pero queda  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ y

 

cada vez  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ más temprano  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ se hace tarde

en la ciudad  ​​ ​​ ​​ ​​​​ tomada  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ lirios

 

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ malabaristas mueven  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ 

y  ​​ ​​ ​​ ​​​​ muchos más olemos  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ sus antorchas

frente a la camioneta  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ soles

de gasolina giran  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ los universos por venir

 

no cantarle a la luna  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ era  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ fácil

cuando  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ no la veía  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ encaramarse

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ del árabe​​ karāmah  ​​ ​​ ​​ ​​​​ 

honor  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ por cada uno  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ de los vidrios

 

y sin querer queriendo necesitamos la violencia

la trama del ciruelo y  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ las  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ gaviotas

era trivial  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ y sin embargo

se mueve  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ imprime su negro temblor

sobre la plata  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ de las noches

 

éramos viejos  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ éramos tan viejos  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ 

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ el sudor abre al fin  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ ambas cortinas

de pulpa  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ es el momento del  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ carozo

 

y el escudo de choque  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ nuestras

la enredadera  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ y el cobijo  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ 

en ​​ cada  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ luna de estas  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ calles

 

 

 

 

 

***  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ 

 

 

 

día cuarenta en cuarentena  ​​ ​​​​ solo una sugerencia aquí en colonia

 ​​ ​​ ​​ ​​​​ y una tinaja de agua  ​​ ​​ ​​​​ ella murmura un canto  ​​ ​​ ​​ ​​​​ 

con la constancia gutural  ​​ ​​​​ de un mantra ya afinado en ese único

 ​​ ​​ ​​ ​​​​ tono  ​​​​ cultrún o ciertas aves  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ de la zona  ​​​​ los ojos hacia atrás

no hay respuestas  ​​​​ ulula  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ la voz antigua se los moja  ​​ ​​​​ 

la enfermera me dice la misión  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ echarle agua en la toalla para

mantenerla caliente sobre  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ la panza y alemanas las preguntas

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ cuarenta  ​​​​ a ella le clavan la anestesia  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ la epidural  ​​​​ el canto

primigenio  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ me había emocionado  ​​ ​​ ​​​​ esta vida venía de antes

 ​​​​ pero el canto ecualiza su dolor  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ contra las contracciones  ​​​​ 

la ópera o rezo de sus labios  ​​​​ cremillas y vocal al salir de la tina

los alaridos  ​​​​ vuelven cada siete  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ minutos el reloj de la pared

cuántas pinturas sobre muerte la retrataron de esta forma echada

​​ cuánto estertor de monstruos  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ dilatación  ​​​​ diez de la noche

dos centímetros  ​​​​ tres de la mañana  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ cuatro  ​​​​ la pinchan y el

​​ siguiente  ​​ ​​ ​​ ​​​​ centímetro demora apenas  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ una hora y media ya

no grita pero  ​​ ​​ ​​ ​​​​ tampoco hay contracciones  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ me traen un café

a ella  ​​​​ la  ​​​​ dosis  ​​​​ mínima  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ de oxitocina  ​​​​ dicen a  ​​​​ las cinco

 

y media  ​​​​ traten  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ de descansar un poco  ​​​​ mientras

dormimos se dilata  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ ocho centímetros  ​​​​ calmantes  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ 

para evitar un parto súbito  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ con el estrés que ya lo gira

desde ver las baldosas  ​​ ​​ ​​​​ a aspirar las estrellas  ​​​​ atascado  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ 

las pulsaciones bajan y entran médicos  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ siete de la mañana

 ​​ ​​ ​​ ​​​​ dilatación de nueve  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ centímetros  ​​​​ partera indica  ​​ ​​ ​​​​ 

los ejercicios recobrar  ​​ ​​ ​​ ​​​​ la posición hay llanto cuando imponen

​​ cesárea pido hablar con el doctor con gusto pero no hay de qué  ​​​​ 

me siento al lado de ella

tras la cortina de la sala  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ de operaciones  ​​​​ una mano es suya

la otra va en su frente  ​​ ​​​​ oímos gua  ​​​​ gua  ​​​​ no un llanto ni un grito

una aseveración  ​​​​ más bien  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ el llanto es nuestro mientras

ponen un bulto púrpura de arrugas pelo sobre su cuello y cuando

 ​​ ​​​​ la revisan lo acuestan en mi pecho  ​​ ​​ ​​​​ veinte minutos  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ 

luego lo miro las tres horas  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ que estoy ahí lo grabo  ​​​​ succiona

el pezón de una vez  ​​ ​​ ​​ ​​​​ así lo conociera  ​​ ​​ ​​​​ solo eso me acompaña

​​ en lichtstraße porque hay una pandemia  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ 

​​ y siguen prohibidas las visitas

 

 

 

 

 

 

***  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ 

 

 

 

alguien  ​​​​ prendió  ​​ ​​ ​​​​ la luz del departamento pero

quienes  ​​ ​​​​ allí vivimos  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ estamos acostados

 

las  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ llaves  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ giran  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ desde  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ afuera

 

​​ una sombra sin cuerpo  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ ni pareja  ​​ ​​ ​​​​ de baile

parece que la luz tampoco  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ tiene

sombra y  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ gigantes  ​​ ​​​​ manos cortan  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ 

en el muro las uñas de mi hijo  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ 

las tijeras  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ orejas del conejo

 

la  ​​​​ domesticación  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ de  ​​​​ lo  ​​​​ salvaje

las impalpables  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ botas  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ que nos pisan

a los veintidós años recorrí a dedo latinoamérica

 

confieso  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ varias cosas  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ a la vez  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ 

los muertos resucitan  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ por

ejemplo y pasa  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ todo al  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ mismo tiempo

 

esta carne de burro  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ no es transparente nótese

lo mismo pero sin el ego herido

 

nadamos bajo el agua y ni los lentes  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ 

revelan más que nuestros propios brazos

 

imitándolo se descubre el mundo  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ 

uno solo traiciona lo que ama

 

 

 

 

 

 

 

 

De​​ Lengua de señas

 

 

 

por capas el mar va poniendo en el sol

el recuerdo del recuerdo de la luz

sábanas que descorren la leche derramada

en el braceo

y una nueva oportunidad para entenderse

en pares trae la noche

que toca a los actores secundarios

 

adónde miran los protagonistas  ​​ ​​ ​​​​ confluirán sus aguas​​ 

servidas de café o té verde

en algo como el mar  ​​ ​​ ​​​​ sal de los ojos

sal de quien mira atrás

las sábanas la leche o por la tarde

por capas la pintura va poniendo en la tela

el recuerdo del recuerdo de la ola

 

luz derramada de interrogatorio

qué nos quiere decir el retratado

si ahora mira como no podría

una quietud inquieta

le inquieta acaso hueso o solo humus​​ 

cuando contempla inapetente

la arena que no está en las córneas de quienes lo indagamos

aprieta el pecho y se parece al hambre

en un idioma que no habla  ​​ ​​ ​​​​ el castellano se refugia

en un castillo y castra

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ el color es la costra o su accidente

braceando los actores secundarios

una piscina roja con los muros marrones

 ​​ ​​ ​​ ​​​​ el nácar raspa un hueso día que al sanar la carne oculta

como su mano sobre el pecho​​ 

nada en la tela que respira

mano distinta sin tomarla​​ 

entre las nuestras ni juntarnos​​ 

en la playa por un café por el té de las cinco

 

esa mano en el pecho de la tela

que no damos ni nos busca

 

 

 

 

 

 

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ ***

 

 

 

 

 

palillos de tejer las escaleras

en el chaleco roto de los cerros

 

y la tarde color cuchillo

corta en dos la ventana enciende​​ 

 

la radio y cuela unos merengues​​ 

en la laguna de su boca​​ 

 

no adorna la virtud​​ 

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ la desafía

 

 

 

 

 

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ ***

 

 

 

 

 

ariztía don pollo y agrosuper

controlan el mercado en carnes blancas

el bci y el santander la banca

auditados por price water house coopers

 

unimarc jumbo y líder el retail

telefónica y claro que no arrasa

movistar salcobrand cruz verde fasa

celulares farmacias y el email

 

yahoo y google los diarios de copesa

y el mercurio turbus y pullman buses

la ccu controla la cerveza

 

puma y adidas los estoperoles

lan y sky en el cielo son dos cruces

la vía láctea es de nestlé y soprole

 

 

 

 

 

 

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ ***

 

 

 

 

cedía que la palabra

es una cosa y si es una cosa

lo más probable es que sea​​ 

como la oreja una herida

 

o esos paréntesis  ​​ ​​ ​​​​ entre la ceja y la pestaña​​ 

para lo visto​​ 

 

cómo confiar en un aceite

así de transparente y claro

luego de sopaipillas

pasadas y empanadas

fritas las papas y refritas

 

cedía que la palabra​​ 

es un encierro narrado con aire

 

entonces solo caben dos opciones​​ 

para la palabra maltrecha

y devaluada porque esto se trata​​ 

de cuánto compra

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ o de mirar las nubes en la luna

y decir a qué se parecen

 ​​ ​​ ​​ ​​​​ creaturas de mar carroza con caballos

 ​​ ​​ ​​ ​​​​ un jinete con una herida en la cabeza

 ​​ ​​ ​​ ​​​​ bordes de cinta adhesiva recién quitada

 ​​ ​​ ​​ ​​​​ del aviso  ​​ ​​ ​​​​ se arrienda bajo el influjo del alcohol la lluvia

 

la primera opción aislar las venas​​ 

que la irrigan presionando pulgares

sacar todo lo que no sea​​ 

la herida misma​​ 

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ pus cuchillos​​ 

y sellarla con un parche curita​​ 

por ejemplo para que deje​​ 

de sangrar y no moje ni se lea​​ 

ya como herida la palabra​​ 

se piense un parche como​​ 

cualquier otro los miles​​ 

de parches producidos​​ 

por los niños de china

 

otro respondía que no que​​ 

la sal pica pimienta y la salpica

aquí verde y ají

del gas por tubería al fuego

en la sartén saltan las sales

sobre la herida que no sana

 

cuando se escribe con condón

pero quién querrá leerlo cuando llegue raja del trabajo

 

 

 

en esta esquina la palabra del poder​​ 

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ y en esta otra el poder de la palabra

 

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ la segunda opción es abrirla​​ 

ensancharla más allá de la carne haciendo un océano de ese punto​​ 

rojo nadar crol en ella hasta más adentro gritando en cada boqueo

estilo mariposa de donde el cuerpo supiera que estaba herido

traspasarlo si es posible dejar a la sangre de los peces brotando

en oleadas que pasen por ahí hasta por casualidad rumbo a otros

miembros que la requieran algas incluso por las calles submarinas

un maremoto que por la herida abierta de la palabra manen todas​​ 

las palabras una sobre otra mojando hasta los cerros tan opacas​​ 

que no se viera el rojo volviéndose el café de grano de los troncos

por capas y leerlas todas horizontales como paisajes y verticales​​ 

retratos del fracaso pasional porque nadie lee menos un graznido

de pájaro viniendo a la tierra revuelta cuando es maleza aún y nada

en la sangre hasta aletearla amarilla del aromo y del aroma de la azul​​ 

herida el arma y presagia a un extraño en el gimnasio de la muerte

 

pero lo de aislarla lo cedía sinceramente como opción

 

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ palabra​​ 

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ blanca y hueso

 

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ fuera​​ 

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ del cuerpo la

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ noche amanece

 

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ limpia como la hija

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ en el primer día de clases

 

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ parche en la boca

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ ambas palabras un castigo

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ una herida la segunda

 

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ a lavársela con jabón​​ 

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ diciéndolo​​ 

 

sin lectura ni más sangre de la prometida por ella como herida

otro respondía que no que​​ 

somos mucha gente y más los lugares sin gente​​ 

 

 

 

y ojo el grano del papel ha enterrado el resto de los sentidos

arrastrando la quinua y el cuscús fuera de donde estira la toalla

 

cedía

devolverle a los poros lo que las palabras​​ 

les robaron  ​​ ​​ ​​​​ el mundo nada menos

si no me toco un pie con el otro no sé si estoy​​ 

descalzo  ​​ ​​ ​​​​ devolvérselo en uso de las mismas palabras

vida para las lenguas manos narices y orejas muertas​​ 

vida a través de su propio asesino​​ 

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ con perdón sin olvido

 

los agujeros en la piel para que entre el día pulsando​​ 

en los tapones​​ 

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ la sombra sobre la palabra sombra

me engaña la creo un doblez del libro de anatomía  ​​ ​​ ​​​​ traducir así

páginas transparentes de órganos huesos piel una sobre otra

al tacto tácito

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ cuando invoca un recuerdo es que lo crea

 

había perdido la sana costumbre

de ponerle nombre a las cosas que quiero

 

que la palabra deje de llegar tarde a ellas  ​​ ​​ ​​​​ a puro nombrarlas

con los ojos y solo ven un lugar a la vez

 ​​ ​​ ​​ ​​​​ cuántos seres sabrán que hoy es domingo

que el amaretto del helado ya está en la almendra

 

y la chorrea  ​​ ​​ ​​​​ la almendra anticipando el sol​​ 

como las flores del aromo

cabecita de aromo me cedía también cachancho​​ 

si es una cooosa  ​​ ​​ ​​​​ exclama cuando le parezco tier

 

no nombraron colores los antiguos

en rojo negro y blanco aglutinaron

los que vieron  ​​ ​​ ​​​​ importa si mate o brillante si seco o húmedo

 

no tomaron piscola los antiguos

y un hielo en la piscola parece un ojo de los tuyos

nunca olvido una cara

 

 ​​ ​​ ​​ ​​​​ esto que escribo  ​​ ​​ ​​​​ viajó al futuro  ​​ ​​ ​​​​ en que lo lees

y para hacerlo  ​​ ​​ ​​​​ es al pasado  ​​ ​​ ​​​​ donde viajas

 

a mi pasado no al de los antiguos

pero nada es tan espantoso como quien lo cuenta cree que es

 

la nostalgia un cuchillo de cocina

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ o la mancha que limpias con el dedo

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ y ya no está en el dedo ni en la mesa

 

cedía que el fin es el fracaso pero el fracaso no es el fin

el ánfora pecera el macetero las cajas de herramientas costureros

 

cuántas cosas existen que no necesitamos

para decirte cuánto vales requiero números y puntos​​ 

comas y aquí no hay

 

que la calle me calle

entre lo que las cosas dicen​​ 

y yo  ​​ ​​ ​​​​ golpeo de ventanas  ​​ ​​ ​​​​ y nada más podría​​ 

leer del soplo si es que apago la música o se mete

entre lo que las cosas dicen​​ 

y​​ 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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