Donald Eugene Britton nació Texas, en 1951. Se doctoró en Estudios literarios en 1979. En 1988 migró de Nueva York a Los Ángeles, en donde ejerció como publicista. Durante su estancia en Nueva York —del 79 al 88— se le consideró miembro de la tercera generación de poetas de la Escuela de Nueva York —muchos de ellos gays. Britton, como poeta, fue poco fecundo: en vida, alcanzó a publicar un solo panfleto de poesía. Su obra poética completa fue editada, post mortem, en el volumen In the Empire of the Air por Reginald Shepherd y Phillip Clark. Murió por complicaciones de sida el 22 de julio de 1994. La traducción es de Sebastián Escobar Torres.
GRAN PAISAJE INVERNAL [1]
Hendrick Avercamp
1585-1634, un sordomudo
Las aves se aferran a
la más fuerte
rama abrasada por el viento
y estremecen la escarcha
bajos sus
alas. Las gentes
patinan en un
lago congelado en donde
un gélido
bote está amarrado
al tocón
de un sauce y un
caballo en su trineo
empluma con azules rencores
a las damas cónicas. Puedo
soñar con llevar al hombro
maderos y caminar
en estiércol de caballo
sobre el congelado
lago hacia la
vera del mundo.
UN DÍA AMOROSO
Un día amoroso y no se puede negar;
pasta de dientes café pan tostado presagiar
el frío oleaje marino de mis urgencias.
Bigote partido aromático,
crudo y tumescente tentáculo domesticado, incógnito—
y cada pústula en su lugar.
La nubosidad matutina se retira; la cancha de tenis
y la frondosa alberca despejadas
por la elocuencia apocada del invierno.
El Novelista N y el Poeta P describen la escena:
un arcano bajo el labio inferior acaricia el rosario tumefacto
y las sábanas serán lavadas y ondearán secas bajo el sol.
HART CRANE SALVADO DE AHOGARSE
(Isla de Los Pinos, 1926)
Esperó mucho tiempo mientras el USS Milwaukee
se oxidaba en el corroído muelle. La suculenta
playa de estilete caliente le puso los nervios como olas
y olas bombardean nubes de tormenta hacia las palmeras.
Un delfín se corporeizó perforando
la espuma dentada. Bacardí y Coronas
de cincuenta centavos apagaron su sed de marineros
ahora: vomita en andanadas sobre la arena ígnea.
Ojo de pez, escamas coruscadas efervescentes, el pájaro
con un apunte del que Rimbaud dice «te ruboriza»—
negativos de coral salpicados de oro y yeso azur
en el puerto: la muerte puede llegar como un desmayo etílico.
Pero el cubano desnudo todo testículos y garrote
lavándose entre los zarcillos maduros de las crestas de agua
superó al destino con deseo; él entonces pospuso su resolución
por seis años y un bote y una mujer.
VÍSPERA DE TODOS LOS SANTOS
Para Terry Galloway
Vivimos la ansiedad
como si fuera un juego:
nadie nos enseñó
cuando éramos diminutas ardillas
a proteger nuestras nueces.
A pesar de todo, has preparado
tu hogar para el invierno—
pantuflas, chal y un paraguas
junto a la puerta
en caso de emergencia
cuando los recogedores de hielo en la Calle 25
o cuando la neblina rueda
como un bote de basura
a tus pies
en silencio—
ahora que la ciudad
es del color
de una fortuna en centavos.
¡Oh, rostro inexpresivo!
Permítenos siempre
un sillón viejo y una mecedora.
Renueva los granos de café
cada temporada
en las montañas boscosas.
Esfuérzate por cuidar
de lombrices asesinas
los limones
en nuestra limonada.
¡Oh, Hacedor!
Enseña a nuestros ojos nerviosos
a procurar el amor
en los cuartos obscuros
enmascarados con alcohol
en la monotonía
de un clima agradable
y en todos los cuartos
en donde esperamos menos
porque deseamos más.
LA SIESTA VESPERTINA DE MI MADRE
La mesa, la lámpara y la silla
se tensan contra la luz cotidiana
que apuntala la ventana
escupiendo agujas sobre la alfombra,
la sombra se instaura en el alféizar.
Madre envuelve sus miedos con una toalla
y se recoge sobre su cama,
negándole a la poderosa tarde
su tacto de emociones efímeras.
Los motores de la casa están quietos.
La quietud es una bala en su cerebro.
Sobre el poste la enredadera se riza
como el niño Jesús ensangrentado sobre el heno.
Las encimeras están pulidas, brillantes
y azuladamente venosas como los espejos.
Las nubes acarician de otoño el cielo
mientras Madre duerme y odia
la vida que la lastimó hasta adormecerla—
atada a alguien que no se parece a ella,
ella es el huésped inarticulado de su cuerpo.
Siente la almohada arrugar su mejilla,
dubitativa por el dolor del despertar.
Ningún brillo de amor disipa
la imagen de esos ángeles que atiende,
detectives con corbatín que se la llevan.
LA HORA BUENA
Una cinta en blanco es la grabación
De la atención cortés que ponemos
Al sonido de las probabilidades
Del sonido. Cuando esa música suena
Somos analizados
Como los cientos de pliegues de un acordeón,
Cada uno una caja desde donde
Una espigada silueta iluminada desde atrás
Parece saludar. Y en el momento
En que se une
Por la presión, entonces las frases densamente
Puntuadas pueden escucharse, el decorado
Exprimido desde brillantes
Tubos articulatorios.
ANATOMÍA
La lección del día está traducida del francés.
En algunos pasajes, un vestigio de la claridad del original
Perdura, pero como un cuerpo sin piel
De pie ante el portón de ¡un pueblo medieval!
Está a punto de enseñarnos cómo dibujar
Nuevas líneas de investigación desde el titubeo estudiado
De su propia figura o aun, a contestar otra pregunta…
¿No la que le preguntamos?
Lentamente la luz rezuma de la lámpara a la página.
¿Quién no saborearía el lujo, sólo por una hora,
Para no caer promiscuo por cualquiera en cualquier lado
En todas las dimensiones, a una velocidad vertiginosa?
Este cuerpo, por siglos, inerte.
[1] Vid. Winterlandschap de Hendrick Avercamp.