Poesía brasileña: Natália Agra

Leemos poesía brasileña. En versión de Indira Díaz Hernández, nos acercamos a algunos poemas de Natália Agra (Maceió, 1987). Además de poeta es editora. Publicó en Corsário-Satã el libro de poemas Noite de São João (2020).

 

 

 

 

 

Natália Agra.​​ Nació en​​ Maceió, Alagoas, Brasil,​​ en 1987.​​ Poeta​​ y editora. Publicó los libros de poesia​​ De repente a chuva​​ (Corsário-Satã, 2017) y​​ Fotogramas (o silêncio possível) (7Letras, 2019),​​ Noite de São João (Corsário-Satã, 2020).​​ En 2019,​​ publicó su primer libro infantil​​ Os balões de Nise,​​ en la colección​​ Coco de Roda. Es una de las organizadoras de​​ Desvairada - Feira de Poesia de São Paulo, que​​ se celebra​​ anualmente​​ en la​​ capital paulista. Edita, al lado de Fabiano Calixto, Rodrigo Lobo Damasceno y Tiago Guilherme Pinheiro, la revista de poesía Meteoro.​​ Selección y traducción de Indira Díaz.

 

 

 

 

 

***

 

 

 

 

Noche de San Juan

 

Para Emanuella​​ Helena, que se fue demasiado pronto​​ 

in memoriam

 

Yesterday the sky was you

And I still feel the same

Billy Corgan

 

 

Permanecemos aquí

anestesiados por el inmenso

frío en esta noche de San Juan

regresamos por la mañana

la hoguera aún caliente

calentada por el canto de la calandria​​ 

mucho de nosotros dos

por los rincones cerrados de la casa​​ 

el cuarto vacío y sus juguetes

mientras​​ estuviste​​ aquí

ocupaste con pequeñas palabras​​ 

las mariposas

 

 

 

 

 

 

 

 

NOITE DE SÃO JOÃO

 

Para Emanuella Helena, que se foi cedo demais​​ 

in memoriam

 

 

Yesterday the sky was you

And I still feel the same

Billy Corgan

 

permanecemos aqui

anestesiados de imenso

frio nesta noite de São João

regressamos pela manhã

lareira ainda quente

aquecida pelo canto da cotovia

muito de nós dois

pelos cantos fechados da casa

o quarto vazio e seus brinquedos

enquanto você esteve aqui

ocupou com pequenas palavras

as borboletas

 

 

 

 

 

 

 

 

Evocación

 

Para el tío Jonas que, así como San Francisco, fue un gran protector de los animales​​ 

in memoriam

 

alguien​​ 

decía: “salta la hoguera”

al final de la tarde

se terminaba la danza

aún respiro

aquel perfil gitano

como​​ el​​ vapor en la tetera

pincho el maíz en la brasa

dejo que ardan en los ojos

los últimos años felices de la familia

aunque nunca sobrevivan al humo

siempre que regreso

encuentro las ventanas cubiertas

el jardín vacío, las fiestas hundidas

en el olvido

de nuevo el niño solloza

el silencio absoluto de la navaja​​ 

 

 

 

 

 

 

 

 

EVOCAÇÃO

 

Para o tio Jonas que, assim como São Francisco, foi um​​ grande protetor dos animais​​ 

in​​ memoriam

 

alguém

dizia: “pula a fogueira!”

no fim da tarde

fechava-se a ciranda

ainda respiro

aquele contorno cigano

como vapor na chaleira

espeto o milho na brasa

deixo que ardam nos olhos

os últimos anos felizes da família

mesmo que nunca sobrevivam à fumaça

sempre que retorno

encontro as janelas cobertas

o jardim vazio, as festas submersas

no esquecimento

de novo a criança soluça

o silêncio absoluto da navalha

 

 

 

 

 

 

 

Fuego fátuo

 

Nada más va a lastimarme​​ 

velé tu cuerpo por tanto tiempo que aún late en​​ ​​ el polvo secreto ajeno de aquella noche, por doce horas​​ resistimos a la idea de que tú no estarías más allí. Y​​ ese polvo que se vuelve inacción me hace, de nuevo,​​ llorar con toda la claridad que sólo la puerta de la separación​​ exalta- las lágrimas caen como vitrales, como​​ colmenas, como elefantes. Levanto los ojos hacia ti​​ en la pared, sin que tu retrato exista de hecho lo que​​ existe es la memoria de algo desvaneciéndose, que​​ escurre​​ hecho pigmento que rodea algún rostro que vive​​ siempre en lo que nos ancla. ayer intenté tocar tu​​ voz y fui más lejos, intenté tocar también la voz de mi abuela y de mi abuelo (que murieron mucho​​ antes). no lo conseguí.​​ de mi abuelo guardo,​​ lo nasal​​ de la lengua- silencioso, guardaba, en la serenidad, el denso y fuerte humo del cigarro de paja (difícil derramar cualquier​​ palabra más allá de lo necesario– mi abuelo, un desierto). de mi abuela todas las carcajadas,​​ el paseo​​ entre​​ las flores que ella, de sobra, cuidaba– casi​​ tanto​​ ella misma una rosa (era fácil–mi abuela, un jardín). Pensé en mi madre y en mi padre, que nunca oyeron de mi hermana la palabra madre o padre.​​ Pensé en​​ qué tan cruel fue no poder oír lo que esperaron por​​ tanto tiempo e imagino como fue aún más difícil​​ oírlo​​ de mí, que, por ironía, guardé y dije sus​​ primeras palabras. poco, muy poco​​ me encontré en la voz que estampaba en el retrato, una vida entera y malograda, estoy perdiendo tu voz. la voz exacta, intacta. la voz​​ que, momentos antes de tu muerte, ya parecía tan​​ diferente de la que yo conocía, a veces, ella reaparece​​ por una milésima de segundo en mi mente, para​​ después ocultarse nuevamente. tengo una película, en la cual tu voz está allá– estalla, expresiva, melancólica,​​ cansada de perseguir los mismos planos. estalla. Está​​ allá, pero soy yo la que no consigo atravesar la finísima película de la voz que ya no existe. La dejo allá,​​ perdida en las nubes de la computadora, en su finitud​​ maquinal. la idea del olvido me aterroriza. delante de eso, intentamos protegernos de alguna forma en las​​ reminiscencias,​​ aunque el tacto esté a kilómetros del cuerpo, el hipocampo extiende sus largas notas​​ que quedan planeando, registrando cada instante. el hipocampo y su orquesta afinadísima. Cada nota un​​ recuerdo esbozando el espacio en una música antigua.​​ estamos todos inexistiendo en esta fábula inquietante​​ por el desierto. revivir trae de vuelta la inmutable condición de​​ ser​​ llaga, herida. ​​ necesito rememorar el segundo final​​ en la tentativa de abrazar lo que está inmerso. dedico varias horas de los días al diálogo áfono con cada uno​​ de mis muertos. fantasmas presos eternamente en​​ el suelo de la memoria. si pudiera, engulliría la voz que​​ entra por la puerta sin ningún contraste. el espacio y​​ el tiempo presentes en el canto de la gaviota perdida. Para​​ siempre.​​ un río en sus ruinas, la gaviota– un ser pequeñito como su muerte dentro ¿soy yo, también, pequeña​​ muriendo a cada paso? Percibo, ahora, que, durante​​ aquellas doce horas en que observé tu última​​ pesadilla, en aquel laberinto insuperable, donde, si observara bien, podría verlo corriendo, en busca de la​​ salida más próxima, a través del oído​​ de acero que​​ escuchaba mi desesperación: no logro detener mis​​ lágrimas del mismo modo en que tú lo haces.​​ y tú ya oías al pájaro​​ que nadie más oía. al pájaro indiferente a​​ todos​​ los otros– antípoda a los pájaros de mi infancia, que tú tan pacientemente​​ esperabas los primeros​​ sonidos deslizándose por tantas horas incomprendidas.​​ ¿oímos tantas veces al mismo pájaro, no es así, papá? Y​​ tuve que ser yo la que cerró la última puerta entre nosotros.​​ parece atinado decir, en repetidas ocasiones, que hay en​​ toda muerte un poco de nuestra propia muerte, una​​ dualidad terrible. un espejo fantasmal. y real. la gente​​ contempla, en la figura de otro (estática), el inicio de​​ nuestro fin. hoy, pasados tantos años, de aquellas horas​​ definitivas y por horas infinitas, en​​ las​​ que guardé de tu rostro las últimas hojas, reflexiono sobre el río que​​ ahora nos distancia: somos mi padre y yo: un río​​ inmenso, que nos atraviesa​​ 

 

 

 

 

 

 

 

 

FOGO-FÁTUO

 

Nada mais vai me ferir

velei teu corpo por tanto tempo que ainda bate em​​ mim o pó secreto alheio àquela noite. por doze horas​​ resistimos à ideia de que você não mais estaria ali. e​​ esse pó que se reverte em torpor me faz, de novo,​​ chorar com toda a clareza que só a porta da separação​​ nos inflama – as lágrimas descem como vitrais, como​​ colmeias, como elefantes. ergo os olhos para você​​ na parede, sem que teu retrato exista, de fato. o que​​ existe é a memória de algo desbotando, que escorre​​ feito pigmento que contorna algum rosto que mora​​ sempre no que nos ancora. ontem tentava tocar tua​​ voz e fui mais longe, tentei tocar também a voz de​​ minha avó e de meu avô (que morreram tanto tempo​​ antes). não consegui. de meu avô, guardo o fanho da​​ língua – silencioso, guardava, no sereno, a densa e forte fumaça do cigarro de palha (difícil verter qualquer​​ palavra para além do​​ necessário – meu avô, um deserto). de minha avó, quase toda a gargalhada, o passeio​​ pelas flores que ela, em sobejo, cuidava – quase tanto​​ ela mesma uma rosa (era fácil – minha avó, um jardim). pensei em minha mãe e em meu pai, que nunca​​ ouviram de minha irmã a palavra mãe ou pai. pensei o​​ quão cruel foi não poder ouvir o que esperaram por​​ muito tempo e imagino como foi ainda mais difícil​​ ouvir de mim, que, por ironia, guardei e falei suas​​ primeiras palavras. pouco, muito pouco esbarrei na​​ voz que estampava no retrato, uma vida inteira malograda. estou perdendo tua voz. a voz exata, intacta. a​​ voz que, momentos antes da tua morte, já parecia tão​​ diferente da que eu conhecia. às vezes, ela reaparece​​ por um milésimo de segundo em minha mente, para​​ depois ocultar-se novamente. tenho um filme, no​​ qual tua voz está lá – estala, expressiva, melancólica,​​ cansada de perseguir os mesmos planos. estala. está​​ lá, mas sou eu que não consigo atravessar a finíssima película da voz que já não existe. deixo-a por lá,​​ perdida nas nuvens do computador, em sua finitude​​ maquinal. a ideia do esquecimento apavora. diante​​ disso, tentamos nos proteger de alguma forma nas​​ reminiscências, mesmo que o toque esteja a quilômetros do corpo, o hipocampo espalha suas longas notas​​ que ficam planando, registrando cada instante. o hipocampo e sua orquestra afinadíssima. cada nota uma​​ lembrança esboçando o espaço numa música antiga.​​ estamos todos inexistindo nesta fábula inquietante​​ pelo deserto. reviver traz de volta a imutável condição de​​ ser fonte e ser ferida. é preciso rememorar o segundo final​​ na tentativa de abraçar o que está submerso.​​ Dedico​​ várias horas dos dias ao diálogo áfono com cada um​​ dos meus mortos. fantasmas presos eternamente no​​ assoalho da memória. se pudesse, engoliria a voz que​​ entra pela porta sem nenhum contraste. o espaço e​​ o tempo presentes no canto da gaivota perdida. para​​ sempre. um rio em suas ruínas, a gaivota – um pequenino ser com a sua morte dentro. sou eu, também,​​ pequena​​ morrendo a cada passo? percebo, agora, que, durante​​ aquelas doze horas em que observava teu último​​ pesadelo, naquele labirinto insuperável, onde, se observasse bem, dava para vê-lo correndo, em busca da​​ saída mais próxima, através do ouvido acerado que​​ escutava de mim o desespero: não consigo segurar minhas​​ lágrimas do mesmo jeito que você. e​​ você já ouvia o pássaro​​ que ninguém mais ouvia. o pássaro indiferente a todos​​ os outros – antípoda aos pássaros da minha infância,​​ que você tão pacientemente aguardava os primeiros​​ sons deslizando por tantas horas incompreendidas.​​ ouvimos tantas vezes o mesmo pássaro, não é, pai? e​​ teve que ser eu a fechar a última porta entre nós.​​ parece certo dizer, por repetidas vezes, que há em​​ toda morte um pouco da nossa própria morte. um​​ duplo terrível. um espelho fantasmal. e real. a gente​​ contempla, na figura do outro (estática), o início do​​ nosso fim. hoje, passados tantos anos, daquelas horas​​ derradeiras e por horas infinitas, em que guardei do​​ teu rosto as últimas folhas, reflito sobre o rio que​​ agora nos distancia: somos meu pai e eu: um rio​​ imenso, que nos atravessa

 

 

 

 

 

 

 

Alejandra Pizarnik

 

tu nombre, imposible primavera

canta furioso

con​​ un​​ sólo pétalo​​ 

la música que toca la piel húmeda

ausencia​​ 

reposa en las manos de las nubes

tu cuerpo

sobre el agua

apenas tu nombre

emana

flores

  flora

cornucopia

 

 

 

 

 

 

 

ALEJANDRA PIZARNIK

 

teu nome, impossível primavera

canta furioso

com uma só pétala

a música que toca a pele úmida

ausência

repousa nas mãos das nuvens

teu corpo

sobre a água

apenas teu nome

emana

flores

  flora

   cornucopia

 

 

 

 

 

 

 

Suicide Song

 

Para Alejandra, que tenía lobos en los ojos

 

 

We are helpless to resist

Into our darkest hour

Radiohead

 

 

el silencio me escogió

estoy sola con mis voces

shots de sal de litio

las últimas gotas de​​ 

té de hibisco

por el camino

el crepúsculo​​ 

íntimo del

suicidio

 

 

 

 

 

 

 

SUICIDE SONG

 

Para Alejandra, que tinha lobos nos olhos

 

We are helpless to resist

Into our darkest hour

Radiohead

o silêncio me escolheu

estou só com minhas vozes

shots de sal de lítio

as últimas gotas de

chá de hibisco

pelo caminho

o crepúsculo

íntimo do

suicídio

 

 

 

 

 

 

 

Augurios

Para W. B. Yeats

 

el mundo ya no está en buen estado

cada uno entierra lo que es suyo

cada muerte escogida

oculta lo que resta

ni las plateadas manzanas de la luna

o las doradas manzanas del sol

sobreviven al misterio inquietante

el misterio en el aterrizaje del cuervo

la floresta desesperada por sangre

la flauta, donde, en el denso humo

fluctúan sus huesos

en el largo azar de la vida

nada puede impedir

el peligro del ahora

aunque todo,

de algún modo,

tenga un espectro trágico

penetro los tiempos difíciles

con la misma nube

que resiste la violencia

 

 

 

 

 

 

 

 

AUGÚRIOS

 

Para W. B. Yeats

 

o mundo não está mais em bom estado

cada um enterra o que é seu

cada morte escolhida

oculta o restante

nem as prateadas maçãs da lua

ou as douradas maçãs do sol

sobrevivem ao mistério inquietante

o mistério no pouso do corvo

a floresta desesperada de sangue

a flauta, onde, na densa fumaça,

flutuam seus ossos

no acaso longo da vida

nada pode impedir

o perigo do agora

mesmo que tudo,

de algum modo,

tenha um espectro trágico

calo os tempos difíceis

com a mesma nuvem

que resiste à violência

 

 

 

 

 

 

 

Paul Celan

 

silba el primer verso dentro del pájaro

la aurora

sin gravedad

ancla​​ el infinito

el último recuerdo grita

larga hoja

¿cuántos soles mueren en el río?

 

 

 

 

 

 

 

PAUL CELAN

sibila o primeiro verso dentro do pássaro

a aurora

sem gravidade

ancora o infinito

a última lembrança grita

longa folha

quantos sóis morrem no rio?

 

 

 

 

 

 

 

Epitafio

 

destruyan pronto esta casa,

está llena de fantasmas

 

 

 

 

 

 

 

 

EPITÁFIO

 

destruam logo esta casa,

está cheia de fantasmas

También puedes leer