NACIMIENTO
Y yo que me soñaba nube, agua,
aire sobre la hoja,
fuego de mil cambiantes llamaradas
Rosario Castellanos
Nunca
como a tu lado
fui hermosa
plantaste con tu lengua
un par de semillas en mi cuerpo
amapolas hinchadas por tu tacto
flores donde habitaron esqueletos de sombra
humedad en lo árido del espejo
mujer que sólo brota entre tus manos.
PEONIA
El dolor en tu rostro pegado como sombra
Fernando Valverde
La peonia roja en tu pupila te recuerda:
no descansarás jamás.
Su pétalo es un coágulo
que se abotaga sobre tu rostro,
oscuridad que ha sembrado tu estirpe,
raíces que se aferran como sombra
a la luz de tu cuerpo.
Su tallo te crece en las arterias,
es el linaje que obstruye lo que eres:
una hija con el cansancio en los labios,
palabra trombo
a punto de reventar
el silencio.
El dolor:
una embolia.
Su densidad:
la herencia sobre tu carne,
gota de angustia el insomnio
como el pulso de la noche
sobre tu cuerpo.
En cada latido la sangre
busca una fisura entre tus venas.
Habría que amputar lo que les pertenece,
provocar una hemorragia,
apagar su voz,
buscar el descanso.
CAFÉ
Durante mi vida he deseado ser muchas cosas,
bajista, poeta, madre, mujer feliz,
pero nunca he deseado tanto ser una cosa
como cuando te vi tomar la taza entre las manos.
Ojalá mi cuerpo fuera esa loza
a la que te aferras sin temor a quemarte los dedos,
ojalá mi boca fuera esa boca
desgastada, ajena,
a la que le permites derramarse
entre las líneas de tus labios.
Ojalá mi beso fuera el café amargo
gota que se resbala por la curvatura de tu mentón
e interrumpes con el pulgar
antes de que se cuele por tu cuello.
Cuánto deseo ser una taza
y que soplaras mi humedad
para regularme con la temperatura de tu lengua
y tomaras mi cuerpo
un frágil cristal que se ofrece a quitarte el frío y la sed.
Pero hoy,
hoy cuánto deseo ser una mujer,
mientras esta noche soy una taza
cuando tomas café.
RETRATO
Esa mujer me mira imperturbable.
Dos caracoles negros le han bebido los ojos
Piedad Bonnett
En mis dedos se enroscan anillos
piedra rabia
mi cabello se adorna con pasadores
lirio llanto,
mis ojos se cubren con pestañas
cuervo ausencia
y mis labios se tinturan
falso rojo.
Nunca me ha pertenecido nada
sólo soy dueña de la soledad
que consume el lado derecho de mi rostro
donde la belleza es una luz
que deshabita mi cuerpo
un encanto de sombra
oscuridad irregular donde nadie mira
ni siquiera aquellos a los que he amado.
La deformidad me oprime,
mi reflejo es una fiera
que me arrastra al vacío
donde me oculta todo aquel que me toca.
Animal escondida debajo de la lengua
esa mujer que soy mira su cara
retrato atravesado por el miedo
cicatriz irreversible.
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Fernanda Tlalolin (Puebla, 1995). Es licenciada en lengua y literatura hispanoamericana, paleógrafa, promotora de lectura, gestora cultural y poeta. Sus poemas han sido publicados en Argentina Tóxicxs 2019 y México Revista Tlacuache 2019, Revista Irradiación 2024 y Antología de poesía Nocturnal 2024. Es creadora y coordinadora del círculo de lectura y clínica de escritura la poesía de enfrente un espacio poblano para el diálogo sobre la poesía actual.