EL ESTÉRIL PIÉLAGO DE HINCHADAS OLAS.
UNA LECTURA DE EL OLEAJE DEL PONTO
Terminé de leer El oleaje del Ponto. Antologías griega y romana imaginarias, uno de los libros póstumos del poeta Héctor Carreto (Ciudad de México, 1953-2024), y debo confesar que no lo leí inmediatamente, luego de recibirlo de manos de Juan Joaquín Pérez-Tejada. Lo leí después de varios días de observarlo en mi escritorio: el nombre del autor, más nostalgia que signos y sonido, el título, con su atmósfera de mar partido por la mitad, y la imagen de portada, con un rostro femenino, de perfil, absorto, frente a un hipotético adiós. Transcurrieron varios días, antes de la lectura, para adentrarme despacio en su universo marítimo, a ritmo de caracol sobre una piedra. No quería llegar al poema final, porque sabía que leer el último verso (“harás que la aeronave caiga en el avismo”), significaba despedirme de mi maestro, de su obra poética. Porque no habrá más. Volveré, seguramente, como siempre, a sus poemas, pero no estará de nuevo su pluma sobre el papel, después de este título. Pero así es la vida y su siamés el tiempo exiguo. Así es la brevedad, por la que siempre se preguntó Carreto, el más alto epigramista de nuesto tiempo.
El oleaje del Ponto es un libro que proyecta las costas antiguas. La poesía, en esta novedad publicada por la UACM, como las olas, lengüetazos inquietos de un mar parecido a un perro, tocan las orillas de dos culturas que forjaron Occidente, pues el autor se sujeta a grandes eslabones discursivos de la poesía griega y romana, desde las voces imaginadas de Anacreonte, Safo, Alceo, Eurípides, Platón, Ánite, Leónidas, Calímaco, Teócrito, entre otros, y Catulo, Horacio, Propercio, Ovidio, Marcial, Ausonio, etc.
Carreto, ganador del Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes 2002, propone un acercamiento al espíritu de los poetas grecorromanos que influyeron en su propia composición, desde sus primeros libros. En este homenaje a sus maestros muertos, el también autor de La espada de San Jorge y Coliseo, toma el tono y las temáticas de sus antecesores, para escribir uno o varios poemas en verso libre, firmando con los nombres de todos ellos.
Como lo sabemos los lectores del poeta, quien impartiera clases en la Academia de Creación Literaria en la UACM, no es nueva en su poesía la herencia clásica, pues siempre hemos señalado en su obra el traslado de diferentes motivos de la Antigüedad al presente. Es fácil encontrar al minotauro, a los cíclopes o a las gorgonas en su literatura, trascendiendo, más allá de los límites naturales. La formulación del presente libro se vale de estos mismos recursos, además del ingenio y del humor por medio de la ironía, pero con el juego de voces. La poesía, en este mar ulterior, es igual al tañido de una campana imaginada.
Carreto es la ola que partió en busca de su propia poesía, acompañada por el viento antiguo, y regresó con la sal de aquellos que la impulsaron mar adentro. Esta antología ha llegado como un eco de larga trayectoria, para ocupar la tristeza de la pérdida, semejante al Ponto que, como expresara Hesíodo en su Teogonía, es el hijo de la Tierra, “el estéril piélago de hinchadas olas”.
Entre otros temas como el erotismo, el adulterio, la embriaguez, la ridiculización del déspota, la poética, entre otros, hay un par de temas del libro de Carreto que llamaron mucho mi atención, sobre todo, por el contexto en que lo leí: la vejez y la muerte. Cito un ejemplo de cada uno:
Ondas canosas
En las canosas olas de Léucade
sumerjo mi cabeza de espuma.
Ya sólo el mar acepta mi cuerpo.
Poema de los setenta años
En recuerdo de Alfredo Giles-Díaz,
Arturo Trejo Villafuerte
y José Francisco Conde Ortega.
Cuando pases junto a la cantina
donde bebías tequila o cerveza
con amigos escritores
y salías al caer la noche tambaleante,
que no te empañe la nostalgia.
Tres de ellos ya emigraron al Hades.
Además, ya no puedes tomar más de dos caballitos.
Recuerda con alegría esos días
y no te asomes; sigue tu camino.
En el primer caso, el poeta, con escasos versos traza la caricatura de la voz lírica: un sujeto, aparentemente anciano, sumerge su cabeza cana en el vetusto mar de la isla de Léucade. En el acto, medita acerca de una situación que, lejos de ser un motivo de pesadumbre para el lector, se resuelve con humor y estimula la risa. Ante la vejez, el hombre no es capaz de ser aceptado por algún otro cuerpo posible. Es el mar el único que lo acepta. Este poema puede entenderse mejor, cuando en otro momento del libro se lee lo siguiente: “eres tan cremosa como la Luna; / también, como ella, huidiza”, o esto otro: “más que morir por una espada / temo el nacimiento de una cana”.
El segundo caso tiene una naturaleza diferente. Se plantea en el título el asunto del paso del tiempo. Todo apunta a que Carreto escribió el poema el año pasado, al cumplir 70 años. Además, hace una dedicatoria a sus amigos de brindis en las cantinas, todos ellos poetas que fallecieron hace no muchos años. Lejos del discurso elegiaco, el texto se define por una sutil reconvención: “que no te empañe la nostalgia”, “recuerda con alegría esos días / y no te asomes; sigue tu camino”. La voz lírica, no se permite llegar al lamento; por el contrario, menciona la alegría, para que favorezca la memoria.
Finalmente, queda aún mucho oleaje del que podemos hablar, a propósito de este libro con el que la UACM rinde un merecido homenaje a uno de sus docentes más destacados en el ámbito de las letras.
Me resta decir que estas palabras son mi forma de poner un par de monedas en los ojos del que ha partido, para que las entregue al barquero. Digan, por favor, que coincidí con Héctor, desde la Hélade hasta Roma. Digan que bebimos y brindamos por la vida y su contrario. Larga vida a la obra de Héctor Carreto, domador de caballos, domador de la muerte.
Poemas de El oleaje del Ponto. Antologías griega y romana imaginarias (UACM, 2024)
La tumba de Anacreonte
(Habla la tumba)
Soy tu fosa, Anacreonte.
Albergaré primero tu carne añeja;
después tu esqueleto.
Finalmente, tu leve polvo.
No sentiría vergüenza
si hubieras muerto joven,
por una lanza en el combate.
Ares se olvidó de ti.
Que el dios del vino te redima.
El ahogado feliz
Mejor ahogarme en ti, vino,
que en las abstemias prfundidades del Ponto.
El oleaje del Ponto
Homero no ha muerto:
sigo escuchando su voz.
Si alguien ha visto su tumba,
que lo saque de ese mundo de sombras.
El rapsoda deseará escuchar de nuevo el rugido del Ponto,
y la tribu, el rugido del Ponto en los labios de Homero.
El blanco perfecto
(Habla un empleado de oficina)
Soy un sujeto gris.
Nadie distingue mi rostro en la oficina;
soy una gota perdida en la anónima ola,
un número más en la nómina.
Por favor, Catulo,
dame un papel en tus versos.
Haz mofa de mis ritos burocráticos.
Ríete de ellos en mi lápida.
Yo haré crecer tu libro de epigramas.
Poética
¿Por qué escribir sobre los talones de la Venus de mármol
si las plantas de mi Nubia huelen a almizcle?
***
Francisco Trejo (Ciudad de México, 1987). Poeta, ensayista, investigador y editor. Maestro en Literatura Mexicana Contemporánea por la UAM y licenciado en Creación Literaria por la UACM. Autor de Esdrújulo monstruo, animal de lágrima en sus ojos amarillos (2022), Derrotas. Conversaciones con cuatro poetas del exilio latinoamericano en México (2019), Penélope frente al reloj (2019/2021), Balada con dientes para dormir a las muñecas (2018), De cómo las aves pronuncian su dalia frente al cardo (2018/2021), Canción de la tijera en el ovillo (2017/2020), El tábano canta en los hoteles (2015), La cobija de Ares (2013) y Rosaleda (2012). Una muestra de su obra está incluida en Carta deshecha en el mar del remitente (2021), Sumario de los ciegos (Antología personal) (2020), Epigramas inscritos en el corazón de los hoteles (2017) y Antología general de la poesía mexicana. Poesía del México actual. De la segunda mitad del siglo XX a nuestros días (2014). Entre otros reconocimientos, obtuvo el VIII Premio Nacional de Poesía Ignacio Manuel Altamirano 2012, el XIII Premio Internacional Bonaventuriano de Poesía 2017, el VI Premio Internacional de Poesía Paralelo Cero 2019, el segundo lugar de los International Latino Book Awards 2020 y el XIV Premio de Poesía Editorial Praxis 2021.