Bruno Javier (Monterrey, 1991) es poeta, docente y editor. Fue becario del Centro de Escritores de Nuevo León en 2022. Ha sido docente para el CEDIM, CONARTE, el INBAL y el Tecnológico de Monterrey. Su obra se encuentra en diferentes antologías y revistas del país, así como en el libro Por donde el diablo atraviesa los huesos (ENE/UANL). Ha sido Jefe de Proyectos en Ediciones Atrasalante, Gestor Editorial en el Centro de Investigación, Innovación y Desarrollo de las Artes (UANL) y dictaminador de diferentes editoriales mexicanas especializadas en poesía. Actualmente cursa estudios de psicología y cultura medieval.
***
Verdadera trinidad del poblado de San Bartolo
Llegamos a donde el padre
le pedimos penitencia para limpiar el espíritu
y dejar al fin
la soltería que tanto ha empolvado nuestras faldas
nos llamó
subir a la sierra
alejarnos del pueblo
y dar catequesis a los hermanos
la primera en subir fue Maritza
bajó radiante y luminosa
nos habló de don Jaciel
hombre sereno
quien por gracia del Señor
la despojó de prenda y le mostró que somos incompletas
sin hombre
a nuestro lado
seguí yo
las piernas me temblaban al subir la cumbre
pero ignoré los temores
guiada por El Espíritu
llegué a la casa de tres hermanos
fui presa de uno y otro y otro
ángeles mismos que venían a mi cuerpo
mas la última noche me mostraron
que en verdad soy incompleta
con sus cuerpos hechos para ellos mismos
un hombre no necesita mujer
como hermanos lo compartían todo
cuando bajé la cumbre
sabía ahora
lo que era estar completa
Tere
viéndonos iluminadas
y superiores en gracia
sin reparo
subió
a la semana siguiente
y sin saber de ella
pensamos que había logrado la misión divina
quedar preñada enganchar varón
nadie nos preparó
para ir fuera del pueblo
y encontrar un cuerpo
verdaderamente incompleto
Jair
Nunca fui de mi casa
ni de mi madre
fui de lo quebrado
de lo roto
de las calles
con mascada al cuello
fui de flor abierta
de perfumes lavanda y fragilidad mariposa
sobre todo
fui de las flores
antes de salir a las calles
|por el horror de no volver|
me arremolinaba en los pétalos de la mente
el exterior me apretaba los huesos
ni todo el oxígeno del mundo
fue suficiente en el cautiverio
de los brazos que pensé míos
y cobraron todo suspiro
hasta la asfixia
que es el hombre
cuando ama
Gestación
No es difícil admirar a Jaime
la planicie de su vientre plenitud
sus brazos
el tesoro que guardo en silencio
su cadera breve parece callada
por su espalda que pronuncia mi nombre
repaso sus hombros con la mano
con la velocidad suficiente para no delatarme
hay un desafío en lo negro de su mirada
que no logro descifrar
lo amo
en esta esquina de la casa
repaso mi derrota cuando él
abre las puertas de mi cuarto
pienso en lo insufrible de haberlo engendrado