Poesía colombiana: Nicolás Peña

Leemos poesía colombiana. Leemos algunos textos de Nicolás Peña (1991). Es editor en la editorial independiente Totuma Libros. Su libro más reciente es No sabía que teníamos en común pisar hojas secas (2024).

 

 

 

 

 

Nicolás Peña Posada​​ (Bogotá, 1991) es​​ docente universitario y tallerista de escritura creativa en Idartes. Es editor en la editorial independiente Totuma Libros y co-director del colectivo Danielito Bang. Hace parte del grupo de rap Amigos imaginarios. Ha publicado los poemarios:​​ No sabía que teníamos en común pisar hojas secas​​ (2024),​​ El marrano​​ (2022),​​ Tardes de domingo​​ (2022) y​​ La abuela nunca llora cuando corta las cebollas​​ (2020). Obtuvo mención de honor en el Concurso de Poesía Tomás Vargas Osorio con el libro​​ Los desiertos del hambre,​​ y ha sido finalista de otros certámenes nacionales e internacionales.

 

 

 

 

 

 

***

 

 

 

 

Astronauta​​ fantasma

 

Dicen, Ludmila, que tu historia es un​​ invento

tal​​ vez​​ Estados​​ Unidos​​ para​​ desprestigiar​​ a​​ la​​ URSS creó pruebas sobre tu muerte

 

astronauta​​ fantasma,​​ te​​ llaman,​​ por​​ haber​​ desaparecido en alguna misión espacial de la que no se tiene​​ registro

 

¡tengo calor!, ¡tengo calor!,​​ repites en la​​ única

grabación​​ sonora​​ que​​ existe​​ y​​ en​​ la​​ que​​ desesperadamente tratas de comunicarte con la Central

mientras ves crecer las llamas alrededor de la​​ nave

 

se dice que fueron los hermanos Achille y​​ Giovanni

dos​​ radioaficionados,​​ los​​ que​​ interceptaron​​ la​​ transmisión también se dice que con sus equipos caseros escucharon

los ladridos de Laika antes de morir por hipertermia​​ y el llanto de Gagarin cuando vio las auroras​​ boreales

desde​​ la​​ Vostok​​ 5

 

¿me voy a estrellar?,​​ preguntas, Ludmila cuando​​ empiezas​​ a​​ sentir​​ que​​ ya​​ no​​ puedes evitar la muerte y nadie te contesta

 

tu​​ voz​​ repite​​ números,​​ pide​​ auxilio pero de nada sirven las palabras

cuando el tiempo de quemado es de 365​​ segundos

 

a mí no me importa lo que digan de​​ ti

estoy​​ seguro​​ que​​ existes,​​ y​​ a​​ veces,​​ en​​ las​​ noches cuando me asomo por la ventana

veo tu cuerpo incinerado dar vueltas en el​​ cielo

como un planeta rojo o una estrella​​ fugaz

 

escucho tu voz y siento el miedo de​​ estar

allá​​ arriba​​ contigo,​​ Ludmila,​​ asfixiándonos​​ juntos mientras intentamos devolvernos para aterrizar

en algún campo, algún valle o un desierto​​ asiático

 

tratamos​​ de​​ salir​​ de​​ la​​ nave,​​ abrir​​ la​​ escotilla​​ y​​ lanzarnos para no morir ahogados, pero es imposible pelear

contra el pulso del fuego y la velocidad de la​​ caída

 

cómo quedaría tu esqueleto luego de ese golpe de​​ calor

se​​ habrá​​ salvado​​ alguna​​ parte:​​ un​​ brazo,​​ un​​ pie,​​ el​​ ojo​​ izquierdo sobrevivió el traje Sokol y todavía anda por el espacio

en alguna coordenada cercana a Japón o al mar​​ báltico

 

qué​​ nave​​ tripulaste,​​ Ludmila,​​ y​​ durante​​ cuánto​​ tiempo te intentaste comunicar con el comando para saber

cuáles​​ eran​​ las​​ fallas​​ internas​​ de​​ tu​​ nave​​ invisible pusiste, como la Gaviota, el concierto para piano de Tchaikovsky o preferiste el silencio

 

podrán dormir los hermanos Judica-Cordiglias

luego de escuchar en vivo el suplicio por el que pasaste guardarán​​ todavía​​ en​​ algún​​ archivo​​ el​​ diario​​ de​​ tu​​ muerte

 

Ludmila​​ Tokov,​​ astronauta​​ fantasma,

a​​ veces​​ te​​ llamo​​ desde​​ la​​ calle​​ cuando​​ me​​ siento​​ solo repito:​​ la mujer que ardió en el cielo

y miro la nada oscura mientras te pido con​​ insistencia

que me​​ perdones.

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ 

(Inédito)

 

 

 

 

 

 

 

Selección poemas del libro

No sabía que teníamos en común pisar hojas secas

 

 

 

HAGAMOS nuestra propia comida

arroz y lentejas para dormir bien

escribamos otra vez en los cuadernos de la infancia

poemas en pequeños papelitos como Dickinson​​ 

regados por todo el apartamento​​ 

ni un segundo más en Excel​​ 

haciendo tablas y sacando presupuestos

ni los planes pospago de televisión​​ 

ni los planes prepago de celular

más bien vamos a ver las piedras

luchar contra los sistemas opresores

y hacer del silencio una forma íntima del lenguaje

escuchemos el crecimiento de los hongos en la materia

y el movimiento de las montañas cuando amanece

que nuestro amor sea político​​ 

que nuestro cuerpo sea político

que nuestro deseo sea político​​ 

reducir las aspiraciones salariales

usar pocos plásticos​​ 

consentir y darle agua a los animales tristes​​ 

que se quedaron sin casa por culpa de los policías​​ 

nuestro gen ya no ve noticieros

no más gastos en camisetas y tenis​​ 

mira que ya se adueñaron de la ropa de segunda

y nos la cobran como nueva

vamos a colarnos al Transmilenio​​ 

y leer poemas de Mahmud Darwish en las estaciones​​ 

robémonos todos los opiáceos de las droguerías

para hacer un gran fogata donde lleguen​​ 

los niños de la noche a calentarse los pies​​ 

caminemos todas las mañanas para ejercitar los músculos​​ 

como Fernando González

entre las sombras y los desiertos​​ 

ni un préstamo más

ni una tarjeta de crédito más​​ 

falsifiquemos las planillas de salud y pensión​​ 

despojémonos de tantas cosas innecesarias

que nuestra desnudez sea política

que nuestros orgasmos sean políticos

que nuestros poemas sean políticos

Paula, hagamos una pequeña resistencia​​ 

con esta piel que se rompe y estos doce molares​​ 

que conocen bien el sabor de los mangos

todavía estamos a tiempo de cuidar nuestro sistema inmune

antes de que decidan arrancarnos para siempre la ternura de la lengua.​​ 

 

 

 

 

 

 

 

 

OTRA vez fin de semana​​ 

estaremos juntos todo el día​​ 

saldremos para darle un poco de calor​​ 

a este territorio inestable de fluidos y tendones​​ 

hay multitudes en todas las ciudades del mundo

la nuestra no es la excepción

trancones y policías que requisan a los jóvenes

para robarles sus pipas de vidrio​​ 

cruzamos puentes y ríos secos

hospitales sin camas disponibles​​ 

menos mal no estamos enfermos, Paula

menos mal conservamos con paciencia​​ 

todas nuestras angustias bajo el paladar​​ 

los perros persiguen el olor del pollo frito​​ 

y rasgan las bolsas de basura

que no recogieron los camiones

faltan quince días para el fin de mes​​ 

y por eso no tenemos plata

gracias a los contratos por prestación de servicios ​​ 

pero no importa​​ 

los arrayanes no nos cobran por mirarlos

los gatos no nos cobran por adivinar el lugar exacto​​ 

donde aterrizan cuando saltan de los balcones​​ 

las piedras no nos cobran por escucharlas dormir

los pájaros no nos cobran por señalar su rumbo

y ponerles nuevos nombres

ni el aire, ni los cerros, ni los novios que se besan

nos cobran por estar aquí, presentes, Paula

en esta constante rotación de minerales y mamíferos

junto a estos campos gravitacionales que tanto nos marean​​ 

somos ricos por haber aprendido a mirar​​ 

entre los intersticios de las manos​​ 

esos espacios vacíos donde suceden los amores

y oler, en la distancia, como insectos,

el aceite que se riega en los ladrillos

vamos uno al lado del otro sin tocarnos

entre​​ esas partículas doradas que se evaporan de las flores​​ 

tenemos el mundo entero, las dos manos​​ 

para toca las enredaderas de los muros​​ 

una risa que se ha vuelto monstruosa​​ 

afortunados nosotros por vivir en esta embriaguez

del viento y su manada de palabras invisibles​​ 

agradezco los caracoles y esas formas vegetales​​ 

que crecen en mi espalda cuando caminamos los domingos​​ 

acá estamos todavía vivos, Paula

y hemos logrado descifrar las señales​​ 

que le manda Júpiter a los ríos y a los gatos

hemos interceptado la comunicación entre los árboles​​ 

y otras formas de vida que no vemos ​​ 

pero tienen nuestra misma cantidad de dientes​​ 

me siento feliz hoy, hinchado en las articulaciones​​ 

sorprendido en la médula con tantos signos vitales

en unas horas estarán cerradas las tiendas​​ 

y no habrá niños lamiendo las bolas de helado

como si fueran planetas de hielo

estos domingos me vuelvo creyente​​ 

y le aplaudo a cada hoja que cae

a cada rayo que ilumina una grieta​​ 

cosas milagrosas pasan cuando tenemos los ojos bien abiertos.

 

 

 

 

 

 

 

 

BAILEMOS, Paula​​ 

este perreo oscuro del Big Boss

mira que vivimos poco​​ 

y pasamos la vida yendo al trabajo en bus

pensando en el aumento anual del salario​​ 

nadie se merece eso​​ 

entreguémonos al quiebre de la cadera ​​ 

que nuestro cuerpo se vuelva una masa multiforme

donde caben todos los sonidos​​ 

no pensemos hoy en las estadísticas del cáncer

ni en los porcentajes que da el gobierno sobre el PIB

peguémonos a esta marea incesante de moléculas​​ 

ondas lumínicas que se entierran como insectos en el pecho

cantemos Héctor y Tito hasta quedar roncos​​ 

y que mañana amanezcan los empresarios a conquistar el mundo​​ 

con sus trajes limpios y sus Iphones nuevos​​ 

mientras nosotros tratamos de descifrar​​ 

de dónde vienen todos estos pólipos que se multiplican como hormigas​​ 

amémonos, claro, amémonos con altura

como se aman los arrayanes de la cuadra​​ 

que juntan sus cabezas verdes en el cielo cuando nadie los ve​​ 

Paula, la noche tiene el olor de los cigarrillos mojados

y nosotros estamos aquí, con estos tambores​​ 

que cargan en su vientre el pulso de los ríos​​ 

no nos dejemos engañar por nuestros padres

no le creamos a nuestros jefes​​ 

cuando dicen que tenemos un futuro prometedor

no es cierto lo que nos cuentan los bancos sobre los seguros de vida

ni los beneficios de las tarjetas de crédito

aprovechemos que no nos conocen los tombos de la cuadrante y bailemos

no caigamos en la mediocridad de los empleados públicos

cantemos​​ Gasolina​​ hasta que nos escuchen en la casa de Nariño​​ 

hasta que se incendien todas las estatuas y los CAI

hasta que el congreso aprueba una ley que permita faltar al trabajo

cito:​​ a todos aquellos que lleven bailando 72 horas seguidas​​ 

repitamos​​ dame más gasolina​​ como una oración, una súplica​​ 

que nos salve de esta constante precariedad en la que andamos​​ 

bailemos, Paula, esta noche de maracas y humo​​ 

este cuerpo anfibio que se lame las cicatrices con su lengua de oro​​ 

estos cincuenta mil decibeles del corazón​​ 

lo único que tenemos para regalar son los músculos​​ 

que se calientan con la voz de Daddy Yankee​​ 

y este roce de bluyín que nos irrita la entrepierna

que nos salgan ampollas en los pies y llagas en los codos

que nos deshidratemos por las drogas sintéticas y el alcohol ​​ 

que el pelo se caiga y la espina dorsal​​ 

quede como un cadáver de pez sonriendo

hoy se cumple otro día​​ 

y eso para el universo es un acontecimiento

entonces no digamos que es cualquier día​​ 

no lo es

cualquier día no existe

celebremos que Marte no ha desaparecido de la galaxia​​ 

y a lo lejos sigue alumbrando Andrómeda​​ 

celebremos estas manos que no han sido mutiladas​​ 

y estas piernas que han sobrevivido más de 30 años al paramilitarismo​​ 

todo tiende a la descomposición, es cierto,​​ 

pero hoy tenemos aire en los pulmones​​ 

una botella de 750 mililitros de aguardiente

y el sistema nervioso todavía no ha colapsado

mañana no madrugaremos​​ 

y quiero que en esta discoteca se me caigan los dientes

que los tendones se rompan como cauchos de brackets​​ 

que me envidien los dueños de los combustibles fósiles​​ 

bailemos esta cumbia dorada

bailemos esta salsa caliente del Japón

bailemos este reggaetón de Don Omar

besémonos cantando Ivy Queen en una esquina

hasta que se rompan los pantalones y las camisetas

hasta que la piel se vuelva un territorio de agua salada​​ 

donde cantan los anfibios próximos a la extinción​​ 

elevemos las estadísticas de los espasmos musculares​​ 

tocando el piso con las rodillas​​ 

que mañana si nos levantamos

nos cueste respirar y mover los dedos

que mañana si nos levantamos​​ 

nos ardan los ojos y nos tiemblen las piernas

que mañana si seguimos con vida​​ 

el guayabo sea negro y largo y sucio

que mañana si todavía podemos abrir los ojos

sea extraño estar vivos​​ 

bailemos este perreo satánico de madrugada

cantemos Ñejo y Dalmata hasta que se revienten las cuerdas bucales​​ 

la vida es corta, Paula, casi insignificante ​​ 

no la podemos desperdiciar estando quietos en la oficina​​ 

no se la podemos regalar a las agencias de publicidad​​ 

que tanto daño le han hecho al amor​​ 

bailemos tú y yo y todos estos nudos y estos pliegues​​ 

hasta que el movimiento se vuelva nuestro único país​​ 

Paula, que cuando digamos patria dos veces seguidas​​ 

nuestras pieles formen un mapa de fuego donde hablen las piedras.​​ 

 

 

 

 

 

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