Nicolás Peña Posada (Bogotá, 1991) es docente universitario y tallerista de escritura creativa en Idartes. Es editor en la editorial independiente Totuma Libros y co-director del colectivo Danielito Bang. Hace parte del grupo de rap Amigos imaginarios. Ha publicado los poemarios: No sabía que teníamos en común pisar hojas secas (2024), El marrano (2022), Tardes de domingo (2022) y La abuela nunca llora cuando corta las cebollas (2020). Obtuvo mención de honor en el Concurso de Poesía Tomás Vargas Osorio con el libro Los desiertos del hambre, y ha sido finalista de otros certámenes nacionales e internacionales.
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Astronauta fantasma
Dicen, Ludmila, que tu historia es un invento
tal vez Estados Unidos para desprestigiar a la URSS creó pruebas sobre tu muerte
astronauta fantasma, te llaman, por haber desaparecido en alguna misión espacial de la que no se tiene registro
¡tengo calor!, ¡tengo calor!, repites en la única
grabación sonora que existe y en la que desesperadamente tratas de comunicarte con la Central
mientras ves crecer las llamas alrededor de la nave
se dice que fueron los hermanos Achille y Giovanni
dos radioaficionados, los que interceptaron la transmisión también se dice que con sus equipos caseros escucharon
los ladridos de Laika antes de morir por hipertermia y el llanto de Gagarin cuando vio las auroras boreales
desde la Vostok 5
¿me voy a estrellar?, preguntas, Ludmila cuando empiezas a sentir que ya no puedes evitar la muerte y nadie te contesta
tu voz repite números, pide auxilio pero de nada sirven las palabras
cuando el tiempo de quemado es de 365 segundos
a mí no me importa lo que digan de ti
estoy seguro que existes, y a veces, en las noches cuando me asomo por la ventana
veo tu cuerpo incinerado dar vueltas en el cielo
como un planeta rojo o una estrella fugaz
escucho tu voz y siento el miedo de estar
allá arriba contigo, Ludmila, asfixiándonos juntos mientras intentamos devolvernos para aterrizar
en algún campo, algún valle o un desierto asiático
tratamos de salir de la nave, abrir la escotilla y lanzarnos para no morir ahogados, pero es imposible pelear
contra el pulso del fuego y la velocidad de la caída
cómo quedaría tu esqueleto luego de ese golpe de calor
se habrá salvado alguna parte: un brazo, un pie, el ojo izquierdo sobrevivió el traje Sokol y todavía anda por el espacio
en alguna coordenada cercana a Japón o al mar báltico
qué nave tripulaste, Ludmila, y durante cuánto tiempo te intentaste comunicar con el comando para saber
cuáles eran las fallas internas de tu nave invisible pusiste, como la Gaviota, el concierto para piano de Tchaikovsky o preferiste el silencio
podrán dormir los hermanos Judica-Cordiglias
luego de escuchar en vivo el suplicio por el que pasaste guardarán todavía en algún archivo el diario de tu muerte
Ludmila Tokov, astronauta fantasma,
a veces te llamo desde la calle cuando me siento solo repito: la mujer que ardió en el cielo
y miro la nada oscura mientras te pido con insistencia
que me perdones.
(Inédito)
Selección poemas del libro
No sabía que teníamos en común pisar hojas secas
HAGAMOS nuestra propia comida
arroz y lentejas para dormir bien
escribamos otra vez en los cuadernos de la infancia
poemas en pequeños papelitos como Dickinson
regados por todo el apartamento
ni un segundo más en Excel
haciendo tablas y sacando presupuestos
ni los planes pospago de televisión
ni los planes prepago de celular
más bien vamos a ver las piedras
luchar contra los sistemas opresores
y hacer del silencio una forma íntima del lenguaje
escuchemos el crecimiento de los hongos en la materia
y el movimiento de las montañas cuando amanece
que nuestro amor sea político
que nuestro cuerpo sea político
que nuestro deseo sea político
reducir las aspiraciones salariales
usar pocos plásticos
consentir y darle agua a los animales tristes
que se quedaron sin casa por culpa de los policías
nuestro gen ya no ve noticieros
no más gastos en camisetas y tenis
mira que ya se adueñaron de la ropa de segunda
y nos la cobran como nueva
vamos a colarnos al Transmilenio
y leer poemas de Mahmud Darwish en las estaciones
robémonos todos los opiáceos de las droguerías
para hacer un gran fogata donde lleguen
los niños de la noche a calentarse los pies
caminemos todas las mañanas para ejercitar los músculos
como Fernando González
entre las sombras y los desiertos
ni un préstamo más
ni una tarjeta de crédito más
falsifiquemos las planillas de salud y pensión
despojémonos de tantas cosas innecesarias
que nuestra desnudez sea política
que nuestros orgasmos sean políticos
que nuestros poemas sean políticos
Paula, hagamos una pequeña resistencia
con esta piel que se rompe y estos doce molares
que conocen bien el sabor de los mangos
todavía estamos a tiempo de cuidar nuestro sistema inmune
antes de que decidan arrancarnos para siempre la ternura de la lengua.
OTRA vez fin de semana
estaremos juntos todo el día
saldremos para darle un poco de calor
a este territorio inestable de fluidos y tendones
hay multitudes en todas las ciudades del mundo
la nuestra no es la excepción
trancones y policías que requisan a los jóvenes
para robarles sus pipas de vidrio
cruzamos puentes y ríos secos
hospitales sin camas disponibles
menos mal no estamos enfermos, Paula
menos mal conservamos con paciencia
todas nuestras angustias bajo el paladar
los perros persiguen el olor del pollo frito
y rasgan las bolsas de basura
que no recogieron los camiones
faltan quince días para el fin de mes
y por eso no tenemos plata
gracias a los contratos por prestación de servicios
pero no importa
los arrayanes no nos cobran por mirarlos
los gatos no nos cobran por adivinar el lugar exacto
donde aterrizan cuando saltan de los balcones
las piedras no nos cobran por escucharlas dormir
los pájaros no nos cobran por señalar su rumbo
y ponerles nuevos nombres
ni el aire, ni los cerros, ni los novios que se besan
nos cobran por estar aquí, presentes, Paula
en esta constante rotación de minerales y mamíferos
junto a estos campos gravitacionales que tanto nos marean
somos ricos por haber aprendido a mirar
entre los intersticios de las manos
esos espacios vacíos donde suceden los amores
y oler, en la distancia, como insectos,
el aceite que se riega en los ladrillos
vamos uno al lado del otro sin tocarnos
entre esas partículas doradas que se evaporan de las flores
tenemos el mundo entero, las dos manos
para toca las enredaderas de los muros
una risa que se ha vuelto monstruosa
afortunados nosotros por vivir en esta embriaguez
del viento y su manada de palabras invisibles
agradezco los caracoles y esas formas vegetales
que crecen en mi espalda cuando caminamos los domingos
acá estamos todavía vivos, Paula
y hemos logrado descifrar las señales
que le manda Júpiter a los ríos y a los gatos
hemos interceptado la comunicación entre los árboles
y otras formas de vida que no vemos
pero tienen nuestra misma cantidad de dientes
me siento feliz hoy, hinchado en las articulaciones
sorprendido en la médula con tantos signos vitales
en unas horas estarán cerradas las tiendas
y no habrá niños lamiendo las bolas de helado
como si fueran planetas de hielo
estos domingos me vuelvo creyente
y le aplaudo a cada hoja que cae
a cada rayo que ilumina una grieta
cosas milagrosas pasan cuando tenemos los ojos bien abiertos.
BAILEMOS, Paula
este perreo oscuro del Big Boss
mira que vivimos poco
y pasamos la vida yendo al trabajo en bus
pensando en el aumento anual del salario
nadie se merece eso
entreguémonos al quiebre de la cadera
que nuestro cuerpo se vuelva una masa multiforme
donde caben todos los sonidos
no pensemos hoy en las estadísticas del cáncer
ni en los porcentajes que da el gobierno sobre el PIB
peguémonos a esta marea incesante de moléculas
ondas lumínicas que se entierran como insectos en el pecho
cantemos Héctor y Tito hasta quedar roncos
y que mañana amanezcan los empresarios a conquistar el mundo
con sus trajes limpios y sus Iphones nuevos
mientras nosotros tratamos de descifrar
de dónde vienen todos estos pólipos que se multiplican como hormigas
amémonos, claro, amémonos con altura
como se aman los arrayanes de la cuadra
que juntan sus cabezas verdes en el cielo cuando nadie los ve
Paula, la noche tiene el olor de los cigarrillos mojados
y nosotros estamos aquí, con estos tambores
que cargan en su vientre el pulso de los ríos
no nos dejemos engañar por nuestros padres
no le creamos a nuestros jefes
cuando dicen que tenemos un futuro prometedor
no es cierto lo que nos cuentan los bancos sobre los seguros de vida
ni los beneficios de las tarjetas de crédito
aprovechemos que no nos conocen los tombos de la cuadrante y bailemos
no caigamos en la mediocridad de los empleados públicos
cantemos Gasolina hasta que nos escuchen en la casa de Nariño
hasta que se incendien todas las estatuas y los CAI
hasta que el congreso aprueba una ley que permita faltar al trabajo
cito: a todos aquellos que lleven bailando 72 horas seguidas
repitamos dame más gasolina como una oración, una súplica
que nos salve de esta constante precariedad en la que andamos
bailemos, Paula, esta noche de maracas y humo
este cuerpo anfibio que se lame las cicatrices con su lengua de oro
estos cincuenta mil decibeles del corazón
lo único que tenemos para regalar son los músculos
que se calientan con la voz de Daddy Yankee
y este roce de bluyín que nos irrita la entrepierna
que nos salgan ampollas en los pies y llagas en los codos
que nos deshidratemos por las drogas sintéticas y el alcohol
que el pelo se caiga y la espina dorsal
quede como un cadáver de pez sonriendo
hoy se cumple otro día
y eso para el universo es un acontecimiento
entonces no digamos que es cualquier día
no lo es
cualquier día no existe
celebremos que Marte no ha desaparecido de la galaxia
y a lo lejos sigue alumbrando Andrómeda
celebremos estas manos que no han sido mutiladas
y estas piernas que han sobrevivido más de 30 años al paramilitarismo
todo tiende a la descomposición, es cierto,
pero hoy tenemos aire en los pulmones
una botella de 750 mililitros de aguardiente
y el sistema nervioso todavía no ha colapsado
mañana no madrugaremos
y quiero que en esta discoteca se me caigan los dientes
que los tendones se rompan como cauchos de brackets
que me envidien los dueños de los combustibles fósiles
bailemos esta cumbia dorada
bailemos esta salsa caliente del Japón
bailemos este reggaetón de Don Omar
besémonos cantando Ivy Queen en una esquina
hasta que se rompan los pantalones y las camisetas
hasta que la piel se vuelva un territorio de agua salada
donde cantan los anfibios próximos a la extinción
elevemos las estadísticas de los espasmos musculares
tocando el piso con las rodillas
que mañana si nos levantamos
nos cueste respirar y mover los dedos
que mañana si nos levantamos
nos ardan los ojos y nos tiemblen las piernas
que mañana si seguimos con vida
el guayabo sea negro y largo y sucio
que mañana si todavía podemos abrir los ojos
sea extraño estar vivos
bailemos este perreo satánico de madrugada
cantemos Ñejo y Dalmata hasta que se revienten las cuerdas bucales
la vida es corta, Paula, casi insignificante
no la podemos desperdiciar estando quietos en la oficina
no se la podemos regalar a las agencias de publicidad
que tanto daño le han hecho al amor
bailemos tú y yo y todos estos nudos y estos pliegues
hasta que el movimiento se vuelva nuestro único país
Paula, que cuando digamos patria dos veces seguidas
nuestras pieles formen un mapa de fuego donde hablen las piedras.