El flamboyán de la melancolía
Dotada la mujer por el eterno
de nobles sentimientos como el hombre
ambiciona también legar su nombre
ilustre y grande a la futura edad.
Rita Cetina
Se pudren las hojas
las flores se secan
se mueren
se apagan
las flores en mi boca
Estandartes de luna
cánticos de un árbol
con vientre de orquídea
cabellos de serpiente
Ay, mi arbolito
de melancolía
se pudren tus risas
tus ojos se acedan
Todo muere en ti
Clavelino de Fuego:
tus flores marchitas
tan secas
tan secas
Contempla sus tonos
no son más carmines
se mueren los rostros
mejillas-dos-mundos
el son de tu centro se ensancha se yergue se tiñe violeta
Flamboyán mío
árbol de mi tierra
se pudren tus hojas
tus flores se secan
¡Qué flores tan tristes!
¡Lamentos de seda!
Se pudren
se pudren
como el ojo
de una muerta
Sombra
Si yo fuera hombre, ¡qué hartazgo de luna,
de sombra y silencio me habría de dar!
¡Cómo, noche a noche, solo ambularía
por los campos quietos y por frente al mar!
Juana de Ibarbourou
Qué hartazgo de ser sombra
presa de un umbral no conocido
madre de la inmundicia
de la carroña y la nada
Qué hartazgo de vida
esta vida que es muerte
una calesa guiada
por dos potros vagabundos
Qué hartazgo el amor
y qué hartazgo el desaire
hiede como carne expuesta
al sol y al camposanto
Fúnebres abismos
que persiguen mis voces
fúnebres abismos
colosales
Cuánta furia de mundo
sombra pervertida
por el mar cautivo
de mi exoesqueleto
Descifra mis penas
de mosca de niña
me vuelve una anciana
corrompida por la sed
y por el hambre
Anciana o niña
llevo un velis en las manos
para cuando muera mi cuerpo
pues mi alma, oh, alma
alma ya no tengo
La desnudez de la orquídea
Sabe la orquídea de esta piel
que cuando cae el sol se torna bruma
desgaja el viento mi ser
y se estremece mi carne
Sabe la tarde de mí
del escondrijo de acero
donde canto mis pesares
Me vuelvo polvo de sal
marea de sombras
madeja ensortijada
¿Puede la orquídea flotar
como yo floto en la nada?
¿Puede el silencio escuchar
la verdadera voz de mi sonrisa?
Soy un navío sin timón
una mazmorra sin dueño
hoy me desnudo ante el sol
para que beban mi sangre
Fantasmas
En el arroyo juego a perseguir caballos
pequeños potros de amplias grupas
cuyos nombres desconozco
Papá toma mi mano
me llama princesa
extiende sus brazos
y me eleva en el aire
Cierro los ojos porque tengo miedo
el miedo me devora
con sus ávidos colmillos puntiagudos
Los caballos y los toros dan piruetas
(hay toros también aquí cerca)
el arroyo es un lugar inmanente
mi papi es un arrullo
que sabe nadar y que fuma
Estoy sobre un pony
sentada en el lomo de un pony
con cabellos despeinados
que ahora mismo se llama Gokú
De ultratumba
Viens-tu du ciel profond ou sors-tu de l'abîme,
ô Beauté ! ton regard, infernal et divin,
verse confusément le bienfait et le crime,
et l'on peut pour cela te comparer au vin.
Charles Baudelaire
Quise ver la noche con los ojos de un gato
mordí mi carne para desmembrar el tiempo
me enmimismé como Esther y Alfonsina
pero no miré el mar ni me convertí en extranjera
Fui nieta de Antonio, de Juana y Francisco
fui nieta de Elena, la de las manos doradas
me hicieron un busto con nombre de árbol
me quemaron viva afuera de un palacio
Vi el meteorito que lo rompió todo
me reconstruí como el fénix que nada
no escatimé en elucubraciones
pues supe que aquello venía de ultratumba
Joan Malinalli (Mérida, 1994). Egresada del Colegio de Estudios Latinoamericanos por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Ha publicado cuentos, poemas y artículos académicos en revistas como Punto de Partida, Círculo de Poesía, Primera Página, Penumbria, Espejo Humeante, Ágora, Horizontes, entre otras. Es ayudante de profesor en el Colegio de Letras Hispánicas de la FFyL y sus líneas de investigación giran en torno a los estudios sobre mística, el existencialismo y las literaturas de irrealidad.