Antonio Nazzaro (Turín, Italia, 1963). Periodista, poeta, traductor, video artista y mediador cultural. Fundador y coordinador del “Centro Cultural Tina Modotti”. Es director de diferentes colecciones de poesía italiana y latinoamericana por varias casas editoriales. Ha publicado los poemarios: Amor migrante y el último cigarrillo (RiL Editores, Chile; Arcoiris, Italia, 2018) y Cuerpos humeantes (Uniediciones, Bogotá, 2019). Diario amoroso sin fechas, Fotonovela poética (Edizioni Carpa Koi, Italia, 2022), Poemas ordenadamente desordenados (Ediciones Otlazapan, Mexico, 2024), La Dictadura del amor (Barnacle, Buenos Aires, 2024) Un libro de cuentos breves: Olor a (Edizioni Arcoiris, Italia). En el 2024 ha recibido el reconocimiento de “Traductor del año” por la casa editorial “Colección Sur”, Cuba. Es coordinador de la Escuela de Artes Tina Modotti de Cuba. En calidad de traductor ha publicado antologías de autores italianos e hispanoamericanos en diversos países latinoamericanos. Actualmente es uno de los coordinadores de la Escuela Cubana de Poesía y como formador inició el mismo proyecto en Honduras.
Dirige la colección de poesía italiana “Cantos Órficos” para la Editorial Abisinia y colabora con la editorial Barnacle, Argentina. En Italia es el director de la colección de poesía latinoamericana: “Territorio d’incontro” por la casa editorial Arcoiris, Salerno, Italia. Cabe destacar la primera traducción completa de los Cantos Órficos de Dino Campana, publicada en Argentina por Abisinia Editorial.
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I
y ahora aquí ciego
de un ocaso marino
mira la penumbra
cubriendo la cara
no es la falta de luz
ni una sombra lunar
sino un cansancio
de años que parecen irse
callados como un remolino
o una simple soledad
y esa cabeza adelantando
movimientos que el cuerpo
ya no tiene y quizás no quiere
como fingiendo la falta del deseo
que sigue oxidando
la boya o la vida
en fin, un atardecer
sin una mano que tener
y el temblor de ambas
al acariciar las olas
III
y si él estuviera cansado
si dejara todo
el nombre y la poesía
sobre el barandal del malecón
y subiera a la ola
que se rompe y nunca se parte
pero parte y regresa
y baja de la espuma antes del regreso
tendría un poco de silencio
un algo sin dolor
un amor llorando
lo que no fue, lo que no fueron
deja sus papeles
es suficiente no tener nombre
un beso en una ráfaga
de lluvia
V
tiene una tarde
entre las manos
la hace girar entre los dedos
una fotografía amarillenta
un grupo de amigos
que ni el fijador puede recordar
o salvar, o detener el tiempo
mira la fotografía
su cara no parece triste
ni velada por la nostalgia
más bien los ojos tienen
una pregunta casi obvia
¿A dónde se fue la mañana?
VIII
ha vuelto el viento
a alterar las olas
rugen cayendo en el malecón
mientras las hojas intentan velejar
las mujeres aferran las faldas
los hombres los sombreros
y los niños hijos del viento y del mar
desafían o se reencuentran con sus antepasados
se acercan al borde del malecón
contra el viento que los empuja hacia atrás
y con gritos y brincos juegan
al huir de la boca espumosa de las olas
las estatuas parecen tenderse
para enfrentar las ráfagas
su vuelven banderas
flameantes de la historia
en estos vendavales su paso
no muta, no cambia, sigue
la muda soledad del tiempo