Arturo Desimone, poesía en papiamento. Texto de Romina Albanesi

Romina Albanesi reseña el nuevo libro de poemas de Arturo Desimone (1984), No existirá el día en que las palabras no nos salven (Leviatán, 2025). El libro fue prologado por Jamila Medina y en él, Desimone explora la isla de Aruba y ofrece una travesía poética entre el multilingüismo, la memoria y la identidad. La edición bilingüe presenta los textos en papiamento junto con su traducción al español.

 

 

 

 

Arturo Desimone (1984) nació y creció en la isla de Aruba (Mar Caribe). A los 22 años se trasladó a los Países Bajos y, tras una breve estancia en Túnez entre 2011 y 2012 como corresponsal, se radicó en Argentina para investigar sus antecedentes familiares paternos. Es poeta, narrador, artista visual y traductor. Fue uno de los primeros en traducir la poesía de Rafael Cadenas y Blanca Varela al inglés. Publicó su primer libro de poesía,​​ La Amada de Túnez​​ (Clara Beter Editora, Argentina, 2019), un diario de viaje en poemas y dibujos sobre la revolución tunecina, distribuido internacionalmente por African Books Collective. Este libro fue reseñado por el poeta y jurista Julián Axat y en la Revista Paco Urondo. También publicó​​ Poems of the Mare Nostrum, Costa Nostra​​ (Hesterglock Press, Reino Unido, 2019). Su obra en neerlandés​​ Byzantijnse Maan​​ (Luna de Tatuajes Bizantinos) fue nominada en un programa para dramaturgos emergentes de los Países Bajos y sus excolonias. En 2023, fundó y dirigió el primer festival de poesía internacional en Aruba. Durante la pandemia, cofundó la​​ Revista Trasdemar para Literaturas Insulares. En 2024, creó​​ Desperanto y Lenguas Luz, el primer encuentro nacional de poetas multilingües en Argentina. Su poesía ha sido traducida al árabe, kurdo, serbio-croata, portugués y francés. Publicó​​ Equivocaciones de Boca y Crepúsculo​​ (Editorial Leviatán, Argentina, 2025) es una auto-traducción al español de su primera obra escrita originalmente en papiamento, lengua criolla afro-indoportuguesa del archipiélago de Aruba, Curazao y Bonaire.

 

 

 

 

 

 

 

***

 

 

 

 

 

No existirá el día en que las palabras no nos salven

 

Todas las historias tienen grietas​​ y​​ todas arrastran la posibilidad de decirlo todo. No hay una sola voz que no sea capaz de autoquebrarse.​​ 

Eso es, precisamente,​​ Equivocaciones de boca y crepúsculo, un poemario que no busca (ni ofrece) certezas, sino fisuras. Que​​ impone​​ resonancias y no verdades. Es un libro que nos invita a habitar un Caribe que no es sólo una postal, un idioma o una identidad.​​ 

Hay una hibridación del papiamento y el español y hay islas donde la historia se encalla y el lenguaje se reinventa.

Se nombra lo que se oculta, se da voz a lo que el mar calla, se escriben los equívocos como única forma de llegar a lo verdadero.

Las palabras de Desimone son una suerte de cartografía errante. Marcan rutas que nunca fueron dibujadas en los mapas oficiales, recorren costas olvidadas por la historia y​​ abren caminos donde la memoria es a la vez un ancla y un naufragio.

No hay complacencia en​​ los​​ versos que escribe, sino una búsqueda incesante por devolverle al lenguaje su arista más filosa: la de nombrar lo que no quiere ser nombrado.

El papiamento,​​ en tanto​​ lengua de cicatrices y mestizajes, se convierte en​​ el hilo​​ con el que se teje una identidad que se resiste a la extinción. Una lengua​​ que carga consigo las huellas de la esclavitud, el comercio, la colonización, pero también la terquedad de seguir viva. Y en esa terquedad, en ese balbuceo que desafía el peso de los siglos, hay una forma de poesía.

En el libro, la isla deja de ser un paraíso predecible y se convierte en un territorio que late con​​ un​​ pulso​​ propio. Un espacio donde lo que se calla ruge en la marea. Después​​ de todo, la poesía​​ no puede ser otra cosa que​​ un acto de recuperación.

 

Romina Albanesi

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Existir fuera del sistema


¡Existe! Sé
y deja de insistir:
El océano no cabe en tu valija gris
y ha llegado el momento de hundirla
en el mar.

Existe: Sé,
y deja de insistir
que el mar no cabe en tu cristalería,
ya es hora
de dejar que las olas
se coman tu cáliz.
Sé, desiste,
deja de insistir,
tu ataúd
no cabe en el mar.
Deja el sarcófago
como naufragio abandonado,
las maderas a la deriva,
la astilla convertida en bote.
El mar no cabe en tu cuenco
y tampoco en tu platillo
ni en tu colonia náufraga,
deja a un lado tu brújula, Peter Maai, pirata amargo.
No cabe en tu monedero,
más fácil sería aprisionar
al sol alguacil
en un florín,
retratado con el peinado del rey
y pescar la luna creciente
con una cuchilla blanca
en la mano de un sastre oscuro
quien te diría – sin hablar mucho-
que el mar no se ajusta a tu camisa.
Sería mejor esconder tu ropa
entre las altas y las enanas olas,
para que te la roben los que no aprendieron a nadar
y eligieron habitar las altas rocas.
La luna se desploma, arrastra la vista con ella,
ya sentirás el remolino del vórtice,
negro y frío como el imán
y tu corazón despedirá rayos de luz,
el volumen de dos puños en flexión.
Mejor es desvestir el corazón,
dejarlo flotar:un coco huérfano
en aguas abisales
solo, siguiendo el astrolabio secreto
de su desamparo.

 

 

 

 

 

 

Sisti Pafo di Sistema


Sisti,

stop di insisti

lama no ta pas den bo valis shinishi

a yega e momento pa hundi

bo valis den lama.

Sisti,

stop di insisti,

lama no ta pas

den bo beker,

awo t’e momento

pa entrega e beker bek na lama.

Sisti,

stop di insisti

Lama no ta carga

bo caha di morto

e or’ey, lag’e cah’i morto

na su naufragio p’e bira: boto.

Lama no ta pas den bo wea,

y no ta pas tampoco den bo tayo.

Lama no ta pas den bo colonia,

Legomay Pietermaai anto.

Lama no ta pas

den bo potmoni,
Solo parce mas

un florin

Y Luna, riba e cuchiu

dje sneiro mas scur

e por mustra bo cu

bo paña no ta pas den lama

ta miho anto si bo sconde bo paña

memey dje olanan largo y cortico.

Si nan wordo horta, no haya malbeis.

Corda: ta trabou di esnan cu nunca

no a siña landa,

y a scoge pa biba entre e barancanan anto.

Ora luna cay, vision ta scapa cu n’e

y bo lo sinti djis e forsa y e friu

dje oleahe, su awanan abisal.

Y bo curason, cu su volumen di dos mokete

miho bo curason flota sunu,

riba lama,

mane’ un coco huerfano,

p’e sigui e rumbo secreto

di su orfandad.

 

 

 

 

 

 

 

 

Vagabundeos

 

Siempre que un isleño salga a pasear

a la hora del frescor, a placer

una vez el sol abandone su cenit

por el sendero rodeado de verdolagas

hacia las aguas quietas,

el sol expulsará la espada

soldada por la luz más cercana al agua.

 

El estruendo de su fragua

amortigua el canto de la brisa,

su hoja abre la ropa

sobre la espalda de los caminantes

bajo su vigilia.

 

Oh viento varita de verdugo, 

matador de nuestro carnaval de cada día.

 

En el instante en que ha entrado

la espada sólo puede retirarse

al baño de las aguas brillantes,

aguas preñadas de mañana

de los antiguos recuerdos

de todos los que se ahogaron jóvenes y tiernos

mordidos por la barracuda: los pescadores, los Taíno,

los conquistadores y los conquistados,

los esclavos maniatados,

como botes que se amarran

como almas que se amarran

en la rada, en el muelle.

Los indomables,

los cimarrones, los díscolos,

y los de las colinas indómitas, 

mensajeros celestiales

que nunca aprendieron a nadar.

 

Sus caballos

exponen las riendas de cáñamo mojadas.

El náufrago pesa.

Pesa más que un machete de oro,

se hunde hasta el más frío fondo arenoso del océano

aquí

  debajo |

   las olas.

 

Ten en cuenta que cada ola,

cada mensajero te ha engañado,

si alguna vez transmitieron

cualquier 

 mensaje 

  pacífico.

 

 

 

 

 

Wandromento

 

Ora cu isleño djis cana bay 

den e calmason, 

despues di higr’i solo

pocopoco, entre e caminda

y awa keto, 

solo ta laga cay     un spada 

cu luz di laman     a weldro.

Su weldermento ta tapa brisa su cantica, 

ta corta paña riba lomba di pasantenan

bou di su guardia.

Biento burdugu, shinishero

matado di nos carnaval di tur dia. 

 

Umbes cu el a drenta, e spada solamente por wordo saca afo, 

ora di baña den awanan briante, 

embarasa di mainta y memorianan antiguo, 

di tur esnan kende a hoga hoben, moli

mordi pa baracuda: e piscadonan, Taino, 

e conkistadonan, y esnan conkista                   

 

catibonan shorota 

manera boto, mane’ alma

mara.

 

Esnan cu no por 

a wordo conkista, e shimaronnan 

y esnan dje seronan mas halto, mensahero celestial

cu nunca no a siña landa  

y nan cabaynan, y cabuyanan muha,

nan tambe mester a conoce naufragio, 

pisa mane’ machete di oro,

sink te e vloer di santo mas friu, 

aki 

bou di e 

olanan. 

Corda tur ola, 

cada mensahero a gaña bo 

si nan a yega di transmiti  cualke  

 mensahe  

   pacifico.

 

 

 

 

 

 

 

 

Aquello que devora

Para Dvora


Teorema: toda palabra que connota lo disciplinario

en papiamento,

la mayoría de las veces

nos fue legada

por el registro holandés.

Por ejemplo: la palabra para reloj de muñeca, 
holoshi,
para ocupado, 
bezig
para escuela, skol
para maestros de escuela, Meneer Juffrouw,
para alquiler, 
huur,
capitán, 
kapitein, vigilar, wak.
Y nuestra palabra para periódico, 
corant:
¿Hijo del holandés 
krant o del sagrado Corán?
Los invasores de Troya construyeron una máquina de guerra:

caballos atados con palos

atados todos al tamarindo más alto

del pantano seco 
mondi del mundo-mundi,
talados solo para infiltrarse

en la pequeña torre de cualquier isla enemiga

que no fuera Curaçao.

Potro colosal, untado de sal,

inseminado por piratas,

preñado por prisioneros maniatados,

tal como el corazón,

completamente encadenado

a la atadura de las venas sin pezuñas,
el potro vaga sobre las ruedas del carro

entre los altos cardones

entre las flores (
wanglo y dabaruida) que pululan,
bandas de burros sueltos, sin pastor y libres

como las últimas cuadrillas anarquistas sin jefes,

sin rebaño,

que caminan despacio, a medio pastar

entre valles siempre verdes con espantapájaros,

tumbas del tamaño de un tambor,

y urnas escondidas,

enterradas sin placas ni otros indicadores

por fuera de las voces, sus ecos,

los dobles de las voces.

Las urnas duermen sepultadas debajo de ninguna tumba

sin inscripciones de ninguna elegía

en ninguna lengua –como el arahuaco

en llamas– hablada hoy por hoy.

Voces del océano,

voz doble de los gemelos Wariruri, Andicuri.

Penetradores de cuevas: entren en Guadirikiri,

en su secreto arroyo, en su regazo

entre las caderas de la piedra pintada

entre sombras viejas y sombras siempre-jóvenes.

Estos son los animales: 
cododo, lagarto,
su cola azul como camuflada contra el celaje,

payaso celestial que mimetiza el cielo

visto a través de una ola alta y delgada

de donde robó su escudo,

piel de camuflaje, copiador de lo anterior.

Animales que se burlan del cielo,

que se burlan de la ola: ambos en movimiento,

devoradores ambos, cazadores que acechan

sobre la más fina arena que se extiende
más blanca que la rota tiza cálcica

que se quiebra y se apoya sobre una pizarra escolar,

agujero negro ordenador central

de su sana educación colonial.

Balastro de los olvidados

aquellos que se hundieron, los ahogados

que no conocieron la navegación jugada al oído,

no puedes vencer la rapacidad de las olas

a no ser que las montes, imitando

sus crestas que te golpean

como lo hace el huracán

de siete puños.

No urge huir,

hundirse o bucear por debajo del nivel

del mar para juntar madera a la deriva,

hojas del árbol de la uva de mar,

hacer vino, sudar gotas

de vino al fin en mi paladar,

aunque haya errado de árbol.

Astillado caballo de Troya, acordonado entre andamiajes,

los restos ahora flotan desde la derrota.

No te equivoques al elegir la playa equivocada

(vorágine de Wariruri).

Siéntate y espera sobre la fresca arena

para recibir las devoluciones

en tu regazo, en tu pecho,

seno, boca, el regreso

de todo aquello que se perdió

en el devoramiento.

 

 

 

 

 

Loke ta Devora

pa Deborah


Teoria: tur palabra cu nificacion disciplinario na Papiamento,
mas tanto ta yega for dje registro Hulandes.
Por ehempel: holoshi, di horloge, bezig, scol,
meneer, huur, kapitein,
wak, di bewaken
corant ta yiu di krant
of yiu di sagrado Koran?
E invasornan di Troya
a traha un mashin di guera
cabay componi di palo nan a shorota
e tamareinnan mas halto dje mondi,
dje mundo,
pa invadi forti
djun isla enemigo, cu no ta Corsou.
Cabay colosal, pinta colo di salo, priña di pirata
y catibo tur mara cu cabuya, (manera curason
tur shorota cu bena)
sin hoef, e ta lora
rib’e wielnan di garoshi entre toren di cadushi, entre flor
(wanglo y
dabaruida)
band’i burico liber
mescos cu banda anarkista sin doño
cu ta cana poco poco,
memey di sero berde-bruin
cu hopi wantomba, tumba y tinashi drumi,
dera bou di niun graf inscribi
cu elogio na niun lenga arawak di awa riba candela
cu awendia ta papia.
Bos di lama,
dobel bos dje oochinan Wariruri, Andicuri,
penetrado di cueba: bin den Guadiriki
su riu scondi, su scochi
entre heup di piedra tur pinta,
entre sombra antiguo y pa semper hoben.
Esaki ta e bestianan:
cododo ta blou manera shelo,
payaso celestial: reptil copiado di shelo,
su rabo ta copia e ola di lama, di unda el a horta su escudo,
cuer’i camuflahe, cuero
copia di ariba.
Bestia burla-shelo, burla-ola: ambos den movecion,
ambos devorado,
 jaagdo rib’e santo mas blanco cu calki krijt kibra
riba e borchi di scol,
buraco preto
di bo bon educacion colonial.
Balaster di esnan lubida esnan cu a sink,
cu no sa nabega
entre e olanan devorado
cu ta dal
mescos cu horcan ta dal
cu su shete moketenan.
No tin nod’i huy,
pa hundi of sambuya bou di spiel di lama
pa haya e pal’i lama,
e blach’i druif (produci, soda biña porfin
den mi boca, maske m’a kiboca di mata)
restonan dje cabay di Troya shorota,
ta drif despues dje derota.
No kiboca cu lama
(warwaru di Wariruri)
djis sinta warda den e santo friu di costa pa ricibi bek,
den bo scochi, na pecho, na boca,
tur loke a wordo devora.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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