Poesía mexicana: Mario Urquiza Montemayor

Leemos poesía mexicana. Leemos algunos textos de Mario Urquiza Montemayor (1994), pertenecientes a Raudal (Cuadernos bajo el volcán, 2023). Fundó la revista Small blue library.

 

 

 

 

 

 

Mario Urquiza Montemayor​​ (Estado de México, 1994). Poeta y editor mexicano. A los diecisiete años comenzó su actividad literaria publicando en diferentes revistas como:​​ Words and Worlds​​ (Austria),​​ Revista de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM,​​ blog de la​​ Editorial Universidad de Guadalajara, Librópolis​​ de​​ Universo de letras​​ UNAM,​​ Polipet​​ (República Checa),​​ Nagari​​ (EUA),​​ The Dreaming Machine​​ (Italia), entre otras. Ha publicado los libros​​ El canto y la casa​​ (Capítulo Siete, 2018),​​ Piedra de toque​​ (Buenos Aires Poetry, 2019),​​ Raudal​​ (Cuadernos bajo el volcán, 2023) y​​ Los mecanismos tornadizos de la memoria​​ (FOEM/UAEM, 2023). Fundó las revistas​​ La experiencia de la libertad​​ y​​ Small blue library.​​ 

 

 

 

 

 

 

Carta de creencia

 

Nace de sí.

El día con su

atroz posibilidad.

Porque es sin saberlo

y se crea apenas

abro los ojos.

 

 

 

 

 

 

 

Sentencia

 

Mañana será otro día,

lejos de los confines del ahora

que ya es anteayer

y no deja de ser hoy todavía

 

los​​ buenos días

y las​​ buenas noches

es uno y el mismo

en constante tránsito.

 

 

 

 

 

 

 

Tsundoku

 

No hay filo en la hoja.

En vano se enfila en un ciento

que hemos prometido leer algún día.

Ahí quedan sus palabras,

intactas, contenidas en sí mismas

porque en ningún otro lado serían

el veneno que subyace

en un ovillo sin efecto.

 

 

 

 

 

 

Antologías

 

Nadie defiende estas palabras

Ni siquiera los que las escribieron

Dieron sus vidas

a costa de lo que ignoramos

y de lo que creemos saber

Tú por qué las recordarías

si sólo son destellos en la oscuridad

 

 

 

 

 

 

 

Paisaje

 

Las otras caras.

Silabario de miradas,

una a una

en un lenguaje

atardecen.

 

 

 

 

 

 

Oración de la tarde

 

Aún de día, amaneces,

entre el suspiro de la flecha

como en el manojo de varas

que retoñan; más que un

incendio, te consumes

sin extinguirte.

 

 

 

 

 

 

 

Fijeza

 

vuelve temprano

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ la noche

sobre tus manos

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ el silencio

detenido

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ en tu cuerpo

sin letras

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ sin nombre

 

 

 

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