Ernesto González Barnert conversa con Marcela Chandía López sobre la poeta japonesa Yosano Akiko

Ernesto González Barnert conversa con Marcela Chandía López sobre su traducción de la poeta japonesa Yosano Akiko. En la conversación se tocan temas de poética, cultura japonesa y traductología. Chandía es profesora de japonés y experta en literatura clásica nipona.

 

 

 

 

 

 

Yosano Akiko no pide permiso para decir lo que siente

 

 

Profesora de japonés y experta en literatura clásica nipona, Marcela Chandía López lleva casi dos décadas desentrañando los matices del idioma, la cultura y la poesía japonesa. Su trabajo como traductora ha sido pionero en el mundo hispanohablante, especialmente en darle un orden a la tradición poética, nombres y sus formas con el libro teórico ¿Qué es poesía? Introducción a la poesía clásica japonesa, además de famosos compendios japoneses. Y, claro, hilando más fino en el rescate de voces femeninas como las de Kaneko Misuzu o, más recientemente, Yosano Akiko, figura esencial del tanka moderno y símbolo de una modernidad profundamente anclada en la tradición. Conversamos con ella a propósito de su más reciente publicación:​​ Tú no conoces ni mi tristeza sin fin​​ (Abducción Editorial, 2024), una antología de tankas de Akiko que abre nuevos caminos para leer a esta autora más allá de su célebre libro debut Cabellos revueltos.

 

Marcela nos invita a leer —y releer— a Yosano Akiko con una mirada que conjuga filología, feminismo, poesía y pensamiento. En sus traducciones, lo que parecía lejano se vuelve íntimo; lo que parecía decorativo, político. Tú no conoces ni mi tristeza sin fin es más que una antología: es una puerta abierta a una voz que sigue incomodando, resonando, floreciendo.

 

—En el imaginario japonés —y también en las traducciones occidentales— Yosano Akiko está atrapada en la imagen de la joven provocadora de Cabellos revueltos. ¿Por qué decidiste ir más allá de ese libro y cómo cambia Akiko cuando la leemos con una visión panorámica?

 

Si bien el mundo de la literatura moderna no es lo mío dado que me dedico a la clásica, sí tenía una información básica sobre Yosano Akiko, y me llamaba la atención que de una autora que, claramente, era parte importante del ámbito de las letras y la cultura de la primera mitad del siglo pasado y con una producción tan vasta, se hablara sólo de su primera antología que publicó​​ veinteañera.​​ Posteriormente cuando leí la antología en la que selecciona ella misma los mejores tankas de su carrera​​ en la que compuso más de 50 mil,​​ sólo incluye 14 del​​ Midaregami​​ (Cabellos Revueltos)​​ porque sabe que la editorial se lo exigirá,​​ y en el epílogo​​ Akiko indica que​​ le molestaba que se considerara sólo ese trabajo, ignorando toda su producción posterior, y le dolía que en los libros de texto​​ se incluyeran esos primeros​​ poemas que ella consideraba de muy mala calidad, una copia de los grandes poetas que ella había conocido en su juventud.​​ 

Entonces, al hacer esta traducción quise responder a ese llamado, esa petición de ayuda de Yosano y visibilizar​​ su trayectoria, presentar al mundo a la mujer apasionada, sí, pero también a la madre, hermana, hija,​​ la investigadora del Genji, la con una postura política, aquella que sufría por amor y​​ dinero. Creo que es lo mínimo que le debemos a una mujer que entregó tanto a la literatura japonesa y universal.

 

—¿Cómo se traduce un cuerpo poético tan vasto y, en muchos casos, íntimo? ¿Cómo abordaste el proceso de traducción, selección y síntesis de más de 3.000 tankas a casi 300 poemas? ¿Cuáles fueron tus criterios?

 

El proceso de traducción fue largo y muy complejo. Por una​​ parte,​​ tenemos el lenguaje que utiliza Akiko​​ en sus​​ tankas, una mezcla de japonés clásico y contemporáneo (de la primera mitad del siglo XX). Por otra parte, y precisamente dado el foco en el​​ Midaregami, existe muy poco material de análisis de sus otras antologías que me​​ ayudara a comprender​​ el significado de muchos de sus poemas. Eso sin considerar la dificultad de acceder a material bibliográfico y de investigación en formato digital​​ de un país que sigue amando los libros físicos.​​ 

En cuanto a la selección, pasé por varias etapas. En algún momento quise elegir principalmente poemas que se​​ acercaran al registro clásico para demostrar que Akiko era mucho más que modernidad.​​ Pensé también en elegir sólo aquellos dedicados​​ al​​ Genji Monogatari, cuya traducción en investigación fue el gran trabajo de su vida. Finalmente​​ me di cuenta​​ de que​​ estaba haciendo lo mismo que otros habían hecho con Yosano durante tantos años, usar su figura para los fines propios. Ahí tomé la dirección de elegir​​ poemas de todas sus antologías y que representaran la mayor cantidad de temas, paisajes, inquietudes y expresiones posibles, que permitieran, si se leen en su totalidad, tener una imagen​​ más precisa de quien fue Yosano Akiko.

 

—La forma tanka —a diferencia del haiku— parece exigir una subjetividad más desarrollada, una voz más personal. ¿Qué descubres tú de Akiko en esa forma, que no podríamos ver de otro modo?

 

Descubro una sensibilidad y, a la vez, un pragmatismo muy interesante. Akiko fue una mujer que leyó los clásicos japoneses (Genji Monogatari,​​ Makura no Soushi, etc)​​ desde que era casi una niña, que se embebió de ese refinamiento y​​ sutileza siempre presente en el​​ waka. Pero también fue una mujer​​ que se enamoró muy joven de un hombre mujeriego, que le gustaba la buena vida, quien sería un marido infiel y al que tuvo que, prácticamente,​​ mantener.​​ Sin olvidar​​ sus trece embarazos, de los cuales tuvo 11 hijos​​ que sobrevivieron.​​ Considerando, además,​​ que le tocó vivir uno de los períodos más convulsionados en la historia no sólo de Japón sino del mundo.​​ La sensibilidad del mundo poético y literario, el pragmatismo del mundo real.​​ Akiko refleja muy bien en su poesía esos dos mundos que coexisten en ella​​ y a su alrededor.​​ ​​ ​​ 

 

—Hay un trabajo crítico implícito en esta antología: mostrar a Akiko no solo como poeta, sino como pensadora, historiadora de la literatura, traductora. ¿Cuál es tu visión sobre su rol en la historia literaria japonesa? ¿La ves como una poeta o como algo más?

 

Definitivamente Yosano Akiko fue mucho más que una poeta. Realizó la primera traducción​​ al japonés contemporáneo del​​ Genji Monogatari, la piedra fundamental de la literatura japonesa,​​ para​​ la​​ cual Mori Ogai escrib​​ el prefacio. Si no hubiera sido por su investigación y dedicación a esta obra, habrían pasado muchos años en que esta​​ hubiese seguido restringida al mundo académico, que podía leerla y entenderla. Ella la trajo a las masas.​​ Pero también viajó por todo Japón y varios países dando conferencias y clases sobre literatura. De​​ hecho,​​ Nitobe Inazo, autor del conocido​​ Bushido, la invitó​​ a dictar clases en la Universidad Cristiana de Mujeres de Tokio.​​ Akiko también fue una gran ensayista, no sólo en el ámbito de la investigación literaria. Podemos ver un ejemplo de su prosa en los artículos que escribió mientras viajaba por Europa, Manchuria o Mongolia.​​ Esa enorme producción literaria e investigativa es parte de las razones por las que creo es fundamental que se redefina el rol de Yosano​​ en​​ el desarrollo de la literatura japonesa moderna. Si seguimos enfocados solamente en esa primera antología, nos estamos perdiendo a una de las plumas brillantes del siglo​​ XX.

 

—En tus clases, sueles señalar que la modernidad japonesa no rompe con la tradición, sino que dialoga constantemente con ella. ¿Cómo ves esta tensión en Akiko? ¿Es más tradicional de lo que parece o más radical?

 

Me gusta mucho que hayas utilizado la palabra tensión. Siento que es exactamente eso lo que sentía al leer sus poemas.​​ Se percibe el amor a la literatura clásica, a su lenguaje, temas, paisajes. Por otra​​ parte,​​ creo​​ que, y es una interpretación mía, dado que​​ su marido Yosano​​ Tekkan​​ representaba la modernidad​​ y​​ proponía una revolución poética que debía desprenderse de los cánones clásicos,​​ Akiko se sentía, tal vez, obligada a comulgar con esa modernidad.​​ Lo maravilloso​​ es que podemos​​ percibir esa tensión, ese choque y a la vez comunión de estos dos mundos. Algunos son muy clásicos​​ y otros desbordan novedad.​​ 

 

—Desde tu mirada actual de la literatura japonesa, ¿cómo se lee hoy la versión moderna del Genji monogatari traducida por Yosano Akiko? ¿Qué relevancia tiene su trabajo como traductora en la historia literaria y en la formación de lectoras contemporáneas?

 

El gran logro de la traducción del​​ Genji Monogatari​​ de Yosano Akiko​​ (hizo dos traducciones y una edición comentada), fue sacar el texto del mundo​​ cerrado y restringido de los estudiosos de literatura clásica y ponerlo en las manos del público general. Algo que se venía discutiendo en círculos literarios desde fines​​ del período Edo. La necesidad de traer la literatura clásica a la gente para que no se perdiera, desconocida y sin leer, en alguna biblioteca o museo.​​ Yosano convirtió el​​ monogatari​​ (cuento ficticio) más importante del​​ canon nipón en una novela moderna, fácil de leer, que hablaba de amores y desamores, de sufrimientos y sacrificios, de luchas de poder​​ y cuestionamientos sobre nuestras acciones y el impacto que estas tienen en otros. Y el público respondió. Toda una generación se volvió fan de esta historia de mil años, abriendo el camino a todas las adaptaciones, traducciones,​​ reinterpretaciones que se siguen haciendo, dentro y fuera de Japón, hasta nuestros días.

 

—Akiko fue una figura polémica por sus posturas políticas cambiantes. Del pacifismo al nacionalismo, de la crítica al gobierno a su participación en instituciones oficiales. ¿Crees que eso ha afectado su recepción como escritora?

 

En ese punto no podría decir que sí​​ ni que no. Mi trabajo se enfoca en el mundo de la literatura clásica, por lo que no tengo el contexto suficiente para indicar una u otra opción como cierta. Pero,​​ de acuerdo con​​ lo que leí mientras investigaba para esta traducción,​​ una teoría que se plantea es que la figura de una Yosano joven, enamorada, dispuesta a sacrificar todo por su marido, muy talentosa, era una figura necesaria para la época que Japón estaba viviendo. Me recordó a un ensayo que leí sobre cómo la imagen de la gran poeta clásica, la única mujer del grupo de los Seis Poetas Magistrales, Ono no Komachi, había sido considerada el ideal femenino o la peor mujer de la historia, dependiendo del momento y las​​ necesidades de las sociedades de épocas distintas. Siento que algo de eso hay en la historia de Akiko.

 

—Desde la perspectiva de género y de historia literaria, ¿qué aporta hoy Akiko a las lectoras y lectores del siglo XXI? ¿Por qué es importante leerla ahora, y leerla bien?

 

Su trabajo es importante en la medida de hacernos una visión más clara y completa del Japón de la primera mitad del siglo pasado. El Japón de Dazai, Akutagawa, Mori y tantos otros. También​​ nos aporta una expresión muy bella, a veces lírica a veces descarnada, de toda la gama de sentimientos y emociones humanas. Su poesía permite que cualquiera se sienta identificado con ella en diferentes circunstancias. Y dado que el idioma japonés no flexiona género ni número, y yo hice lo imposible por mantener esa neutralidad en la traducción, sus poemas​​ pueden representarnos a todos. Todos hemos sentido lo que Akiko sintió en algún momento de nuestras vidas, o lo sentiremos.

 

—¿Qué proyectos te motivan hoy desde la traducción, la docencia o la investigación? ¿Y qué lugar ocupa el canal Virtual Waka en Youtube en ese mapa?

 

Quiero seguir traduciendo poesía,​​ sobre todo poetas y antologías más desconocidas en Latinoamérica. Pero también quiero escribir​​ más sobre mis investigaciones. Uno estudia mucho cuando traduce,​​ y siento que ese conocimiento puede ser útil para otros que​​ estén interesados en profundizar, o dar sus primeros pasos, en la literatura japonesa. Y mi canal de YouTube cumple un rol importante en esa difusión, ya que me permite llegar a mucha gente, de​​ hecho,​​ la mayoría de mi audiencia es de México y Argentina,​​ a través de una plataforma moderna y cercana.

Y en cuanto a mi rol como profesora de literatura japonesa,​​ pienso que no ha cambiado mi motivación, acercar​​ estas obras de forma seria e informada a todo aquel que se sienta interesado en ellas.​​ Promulgar el estudio de la literatura japonesa desde la mirada nipona. Porque si lo hacemos con el marco referencial europeo​​ o anglosajón, la estamos viendo a través de un velo, con interpretaciones y paradigmas que no son​​ ni nuestros ni de ellos.​​ Pienso que el creciente interés en​​ la literatura del País del Sol Naciente, exige ese esfuerzo, esa especialización​​ y estudio para​​ comprenderla​​ y analizarla, no sólo de disfrutar su lectura. Es lo que vemos en el mundo de las traducciones. Cada vez más​​ el público pide traducciones hechas acá, por traductores latinoamericanos. Creo que eso mismo debe suceder en la investigación y enseñanza.

 

–Por último, Marcela, podrías compartirnos algunos de estos brillantes tankas

de Yosano Akiko, incluidos en​​ Tú no conoces ni mi tristeza sin fin​​ de la Editorial Abducción?​​ 

 

 

 

 

春雨やわがおち髪を巣に編みて

そだちし雛の鶯の鳴く

 

harusame ya waga ochi kami wo su ni amite​​ 

sodachishi hina no uguisu no naku

 

lluvia primaveral, criado en un nido hecho de mis cabellos caídos

canta el polluelo del ruiseñor

 

 

 

 

 

 

五月雨春が堕ちたる幽暗の

世界のさまに降りつづきけり

 

satsuki ame haru ga ochitaru iuan no​​ 

sekai no sama ni furi tsudzuki keri

 

la lluvia primaveral del quinto mes​​ 

en este mundo oscuro continúa cayendo​​ 

 

 

 

 

 

 

何ごとに思ひ入りたる白露ぞ

高き枝よりわななきてちる

 

nani goto ni omoi hairitaru shiratsuyu zo​​ 

takaki eda yori wananakite chiru

 

mientras pondero todo, el blanco rocío​​ 

en la punta de la alta rama tiembla y cae

 

 

 

 

 

 

秋風の吹く暮れ方にちぎれ飛ぶ

雲とならまし君をわすれて

 

aki kaze no fuku kuregata ni chigire tobu​​ 

kumo to naramashi kimi wo wasurete

 

sopla el viento otoñal en el atardecer en que flotan despedazadas

las nubes, y te olvido

 

 

 

 

 

 

君とゐて愁やうやく生じたる

その思出もなつかしきかな

 

kimi to ite urei yauyaku shoujitaru​​ 

sono omoide mo natsukashiki kana

 

me pregunto si también extraño el recuerdo​​ 

del dolor que finalmente causa estar junto a ti

 

 

 

 

 

 

雀子があみ笠著たる早春の

牡丹をのぞくちさき足おと

 

suzumeko ga amigasa kitaru soushun no​​ 

botan wo nozoku chisaki ashioto

 

pasitos de gorrioncillos que miran las peonías​​ 

de inicio de primavera cubiertas con sus sombreros de paja​​ 

 

 

 

 

 

 

新しき春の初めをよろこびぬ

冬籠てふかたちのままに

 

atarashiki haru no hajime wo yorokobinu​​ 

fuyugomori chuu katachi no mama ni

 

alegrándome por el comienzo de una nueva primavera​​ 

me quedé arropada en la cama

 

 

 

 

 

 

まばらなる星を涼しと語らいぬ

ノオトルダムの前の広場に

 

mabara naru hoshi wo suzushi to katarainu​​ 

nootorudamu no mae no hiroba ni

 

al frescor de las escasas estrellas intercambiamos nuestras promesas,​​ 

en la plaza frente a Notre Dame

 

 

 

 

 

 

この頃は心に塵の積れるを

のぞかれじとて世の憚からる

 

kono koro wa kokoro ni chiri no tsumoreru wo​​ 

nozokareji tote yo no habakararu

 

estos días el mundo tiene miedo de remover​​ 

el polvo acumulado en el corazón

 

 

 

 

 

 

美くしき少女をたたふドンファンも

光源氏も憎むに足ると

 

utsukushiki shoujo wo tatau don juan mo​​ 

hikaru genji mo nikumu ni taru to

 

se puede odiar igual a Don Juan que a Hikaru Genji,​​ 

ambos acumulan mujeres hermosas

 

 

 

 

 

 

家にあり病院にある子と母の

隔たるみちに今日は雨降る

 

ie ni ari byouin ni aru ko to haha no​​ 

hedataru michi ni kyou wa ame furu

 

en el camino que separa la casa de la madre​​ 

de la niña que está en el hospital, hoy llueve

 

 

 

 

 

 

君知らで終りぬかかる悲みも

かかる涙もかかる寒さも

 

kimi shirade owarinu kakaru kanashimi mo​​ 

kakaru namida mo kakaru samusa mo

 

tú no conoces ni mi tristeza sin fin,​​ 

ni mis lágrimas, ni el frío​​ 

 

 

 

 

 

 

湖の氷る初めを見し春も

我れ忘れねば君も忘れじ

 

mizuumi no kooru hajime wo mishi haru mo​​ 

ware wasureneba kimi mo wasureji

 

si no olvido la primavera al ver el lago congelarse,​​ 

a ti tampoco te olvidaré

 

 

 

 

 

 

 

***

 

 

 

 

 

 

Marcela Chandía López, profesora de japonés desde 2006 y de literatura clásica japonesa desde el 2015. Estudió Pedagogía del Idioma Japonés como Segunda Lengua en The Japan Foundation, Introducción a la Lingüística en Leiden University, y Haiku con el Prof. Kawamoto Koji de Otemae University.​​ Obtuvo Premio Mención Honrosa en las 26ª, 27ª, 31ª y 33 ª ediciones de la competencia “Oi Ocha New Haiku Contest”, categoría haikus en japonés y sus poemas han sido publicados en Japón. Es columnista de la web española de investigación y difusión El Rincón del Haiku desde el año 2021. Ha publicado las traducciones​​ Cien poetas, un poema. Colección de Ogura​​ (2017, Editorial Cuarto Propio),​​ De lo escrito en mi abanico, los haikus de Oku no hosomichi​​ (2019, Editorial Noctámbula, 2021, HD Ediciones de Argentina),​​ Flor de naranja amarga, una antología de poesía de Kaneko Misuzu (2021, Editorial Noctámbula),​​ Kokin Wakashuu, la primera antología imperial​​ (2023, Abducción Editorial) y​​ Tú no conoces ni mi tristeza sin fin​​ una antología de tankas de Yosano Akiko (2024, Abducción Editorial). En mayo del 2021 publicó su primer texto teórico​​ ¿Qué es poesía? Introducción a la poesía clásica japonesa​​ con Ediciones Zero.

Actualmente está trabajando en una traducción de la primera antología japonesa, el​​ Manyoushuu, del año 759.​​ ​​ Tiene un proyecto llamado Virtual Waka que incluye clases online y un canal de YouTube dedicado a la literatura clásica japonesa.

 

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Ernesto González Barnert (Temuco, Chile, 1978) es poeta, gestor cultural y cineasta documentalista. Autor de​​ Playlist,​​ Venado tuerto​​ y​​ Trabajos de luz sobre el agua, entre otros libros, su obra ha sido distinguida con el Premio Pablo Neruda (2018), el Premio Nacional a la Mejor Obra Inédita del Consejo Nacional del Libro y la Lectura de Chile (2014), el Premio Nacional Eduardo Anguita (2009) y el Premio de Honor Pablo Neruda de la Universidad de Valparaíso (2007). Además, ha recibido el Premio de Poesía Infantil de las Bibliotecas de Providencia (2023), la Mención Honorífica en el Concurso Internacional de Poesía Nueva York Poetry Press (2020) y menciones en el Concurso Nacional de Poesía Joven Armando Rubio (2003) y los Juegos Literarios Gabriela Mistral de la Ilustre Municipalidad de Santiago (2005).

Licenciado en Cine Documental por la UAHC y Diplomado en Estética del Cine por la Escuela de Cine de Chile, ha trabajado en la creación y realización ejecutiva de las series de televisión Obturaciones y Letras Migrantes.​​ 

Actualmente se desempeña como gestor cultural en la Fundación Pablo Neruda, donde impulsa la difusión de la vida y obra del poeta, así como de la poesía hispanoamericana, mediante entrevistas, talleres, encuentros, presentaciones y edición de libros. Reside en Santiago de Chile.

 

 

 

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