Nuno Júdice (Mexilhoeira Grande, 1949) acaso sea el poeta portugués vivo más leído del orbe. La entrañable ejecución de sus versos es vertida al español por el poeta Dalí Corona (D.F., 1982) en las siguientes versiones. Júdice ha dirigido la Casa de Poesía de Fernando Pessoa. También ha escrito novela y estudios de crítica literaria.
Visitación a Nuno Júdice y el ejercicio de traducir
Traducir es un peligroso viaje sobre dos caballos en desigual carrera
Alfonso Reyes
Todo o poema começa de manhã, com o sol. Mesmo
que o poema não esteja à vista
Nuno Júdice
De mi niñez suelo tener pocos recuerdos, pero muy claros. Recuerdo, por ejemplo: las clases de natación cerca del trabajo de mi madre, una pelea en segundo grado, donde vi por primera vez brotar mi propia sangre; las tardes en casa de Andros, amigo de la primaria al que, no sé por qué, lo recuerdo con mucho afecto a pesar de haberme quitado a Angélica, y los cursos de verano en la biblioteca de parque Lira, un edificio que había sido capilla en el siglo XIX y que pertenece a la Casa amarilla, edificación de 1618 construida para albergar un convento franciscano y que finalmente fue la residencia de Marqués de las Amarillas “Don Agustín de Ahumada y Villalón”.
En esa iglesia, ahora convertida en biblioteca pública, pasé muchos veranos intentando hacer manualidades, jugando maratón e intentando descubrir quién era el asesino, si el mayordomo en la cocina o el chofer en el desván. Tal vez ese fue mi primer contacto directo con la literatura, porque mientras muchos jugaban a hacer aviones con basura reciclada, yo me iba a los estantes a tomar, indiscriminadamente, libros. Los hojeaba, los pesaba, y leía atentamente, sin entender absolutamente nada.
Una de aquellas mañanas di con un anciano que estaba sentado en una de las mesas del fondo. Olía mal y estaba vestido como vagabundo, recuerdo bien que no tenía zapatos sino unas chanclas de plástico color azul que dejaban ver sus uñas negras y largas. No nos dejaban acercarnos a aquel viejo mal oliente que al final sacaron cuando comenzó a gritar en una lengua ininteligible, algo muy parecido a rezos. Luego de sacarlo, el encargado, que ya era amigo mío, me dijo que aquel hombre hacía lo mismo todos los días sábado, se ponía a gritar en portugués hasta que lo sacaban porque asustaba a usuarios.
Martín, el encargado, me mostró el libro que leía aquél viejo, una antología de poesía en lengua portuguesa. Intenté leerla pero en vano fue, si no comprendía aquello que en mi idioma se escribía, mucho menos eso otro que a simple vista era extrañísimo.
Con el tiempo, ese recuerdo me ha servido para acercarme, cada vez más, a la maravilla de la lengua portuguesa, esperando, supongo, poder encontrar un día aquel poema que de niño oí, nada entendí, pero que se quedó en mi corazón como flotando.
Esta muestra de poemas de Nuno Júdice es el ejercicio personal de acercarme a nuevos autores en lengua portuguesa. Requerí de un tipo de lectura distinta a la que usualmente se realiza: primero hubo que leer arduamente los poemas en portugués hasta dejar en mi cabeza su sonido, luego, releerlos hasta comprenderlos del todo para que su sentido no se viera pervertido, y finalmente traducirlos intentando que estas dos funciones no se perdieran quedando alguna de ellas en el limbo de la hoja.
Ya puesto en esta parte, tuve que olvidar mi aprecio por ellos, respetando su belleza interna y su estructura versal. He intentado evitar la utilización de sinónimos, cosa que por demás no existe, y he preferido adentrarme en la búsqueda de conceptos que se acerquen a su intención inicial, esto, para que al ser leídos, al menos algo, de lo que originalmente dice, se quede contigo, lector.
Finalmente, la selección que aquí se muestra, no guarda orden cronológico, temático o alfabético. He seleccionado esta entrega en orden de visitación. Son los primeros poemas que conocí de Nuno Júdice y con los que me cautivó, así que espero que al leerlos puedas ver aquello que yo vi, y disfrutes de ellos como yo hice. Si acaso nada provocaran en ti, no es culpa del poeta, sino del que aquí intenta traducir su obra.
Dalí Corona
Plano
Trabalho o poema sobre uma hipótese: o amor
que se despeja no copo da vida, até meio, como se
o pudéssemos beber de um trago. No fundo,
como o vinho turvo, deixa um gosto amargo na
boca. Pergunto onde está a transparência do
vidro, a pureza do líquido inicial, a energia
de quem procura esvaziar a garrafa; e a resposta
são estes cacos que nos cortam as mãos, a mesa
da alma suja de restos, palavras espalhadas
num cansaço de sentidos. Volto, então, à primeira
hipótese. O amor. Mas sem o gastar de uma vez,
esperando que o tempo encha o copo até cima,
para que o possa erguer à luz do teu corpo
e veja, através dele, o teu rosto inteiro.
Plan
Trabajo el poema sobre una hipótesis: el amor
que se vierte en la copa de la vida, hasta la mitad,
como si lo pudiésemos beber de un trago. En el fondo,
como el vino turbio, deja un gusto amargo
en la boca. Pregunto dónde está la transparencia
del vidrio, la pureza del líquido inicial, la energía
de quien procura vaciar la botella; y la respuesta
son estos vidrios que nos cortan las manos, la mesa
del alma sucia de sobras, palabras esparcidas
en un cansancio de sentidos. Regreso, entonces, a la primera
hipótesis. El amor. Pero sin gastarlo de una sola vez,
esperando que el tiempo llene la copa hasta el borde
para que la pueda levantar a la luz de tu cuerpo
y vea, a través de él, tu rostro entero.
Gênese
Todo o poema começa de manhã, com o sol. Mesmo
que o poema não esteja à vista (isto é céu de chuva)
o poema é o que explica tudo, o que dá luz
à terra, ao céu, e com nuvens à mistura – a luz incomoda
quando é excessiva. Depois, o poema sobe
com as névoas que o dia arrasta; mete-se pelas copas das
árvores, canta com os pássaros e corre com os ribeiros
que vêm não se sabe de onde e vão para onde
não se sabe. O poema conta como tudo é feito:
menos ele próprio, que começa por uma acaso cinzento,
como esta manhã, e acaba, também por acaso.
com o sol a querer romper.
Génesis
Todo poema comienza de mañana, con el sol. Incluso
aunque el poema no esté a la vista (esto es cielo lluvioso)
el poema es lo que explica todo, lo que da luz
a la tierra, al cielo, y con nubes entremezcladas -la luz molesta
cuando es excesiva. Después, el poema
sube con la niebla que el día arrastra, se mete por las copas
de los árboles, canta con los pájaros y corre con los riachuelos
que vienen no se sabe de dónde y van para donde
no se sabe. El poema dice como está hecho todo: menos
él mismo que comienza por un azar gris,
como esta mañana, y termina, también por azar
con el sol a querer romper.
Gosto das mulheres que envelhecem,
com a pressa das suas rugas, os cabelos
caidos pelos ombros negros do vestido,
o olhar que se perde na tristeza
dos reposteiros. Essas mulheres sentam-se
nos cantos das salas, olham para fora,
para o átrio que não vejo, de onde estou,
embora adivinhe aí a presença de
outras mulheres, sentadas em bancos
de madeira, folheando revistas
baratas. As mulheres que envelhecem
sentem que as olho, que admiro os seus gestos
lentos, que amo o trabalho subterraneo
do tempo nos seus seios. Por isso esperam
que o dia corra nesta sala sem luz,
evitam sair para a rua, e dizem baixo,
por vezes, essa elegia que só os seus lábios
podem cantar.
Gusto de mujeres que envejecen,
con la prisa de sus arrugas, los cabellos
caídos sobre los hombros negros del vestido
y el mirar que se pierde en la tristeza
de los cortineros. Esas mujeres se sientan
en las orillas de la sala, viendo hacia afuera,
hacia el atrio, que no veo desde donde estoy
aunque adivine la presencia
de otras mujeres sentadas en bancos
de madera, mirando revistas
baratas. Las mujeres que envejecen
sienten que las miro, que admiro sus gestos
lentos, que amo el trabajo subterráneo
del tiempo en sus senos. Por eso esperan
que el día corra en esta sala sin luz,
evitando salir a la calle, y dicen quedo,
por momentos, esa elegía que sólo sus labios
pueden cantar.
Cópula
No prado, onde as vacas imóveis,
esperam a passagem do combóio, ouve-se um ruido
de ramagens fustigadas pelo vento. Não sei se
é o outono que chega, ou se o verão ainda resiste
à chegada da breve estação. No entanto,
o combóio demora-se; e a vaca que não quis
esperar parou no meio da linha, como uma raiz
metafisica que se meteu na terra e a prendeu,
impedindo-a de fugir à investida da locomotiva.
(O resultado, meses depois,
foi um bezerro a vapor).
Copulación
En el prado, donde las vacas inmóviles
esperan el paso del tren, se escucha un ruido
de ramas azotadas por el viento. No sé si es
el otoño que llega o el verano que se resiste
a la llegada de la breve estación. Sin embargo
el tren se demora; y la vaca que no quiso
esperar se paró a la mitad de las vías, como una raíz
metafísica que se mete en la tierra y se atasca,
impidiéndole huir de la embestida de la locomotora.
(El resultado, meses después,
fue un becerro de vapor).
Prognósticos
Que diziam eles?
Que vinha aí a peste, e tínhamos de nos preparar.
Que diziam mais?
Que o mar ia encher, e ficaríamos
debaixo de água.
E que mais?
Que o sol faria gretar a pele, e os dedos cairiam
como frutos secos.
E mais ainda?
Que andaríamos de gatas, sem ver um palmo
à frente do nariz.
Só isso?
E também que seria sempre noite,
mais negra do que um cabelo de múmia.
Diziam eles tudo isto, e muito mais diriam ainda
se não tivesse começado a chover: pegaram nos
chapéus de chuva, e começaram a correr
para os autocarros, como se fosse
o fim do mundo.
Pronósticos
¿Qué decían ellos?
Que venía la peste, y nos teníamos que preparar.
¿Qué más decían?
Que el mar nos llenaría, y quedaríamos
debajo del agua.
¿Y qué más?
Que el sol nos sacaría grietas en la piel, y los dedos caerían
como frutos amargos.
¿Y más aún?
Que andaríamos a gatas sin ver un palmo
de frente a nuestra nariz.
¿Sólo eso?
Y también que sería siempre noche
tan negra como un cabello de momia.
Decían ellos todo esto, y mucho más dirían todavía
si no estuviera empezando a llover: tomaron
sus paraguas y comenzaron a correr
hacia sus autos, como si fuese
el fin del mundo.
Princípios
Podíamos saber um pouco mais
da morte. Mas não seria isso que nos faria
ter vontade de morrer mais
depressa.
Podíamos saber um pouco mais
da vida. Talvez não precisássemos de viver
tanto, quando só o que é preciso é saber
que temos de viver.
Podíamos saber um pouco mais
do amor. Mas não seria isso que nos faria deixar
de amar ao saber exactamente o que é o amor, ou
amar mais ainda ao descobrir que, mesmo assim, nada
sabemos do amor.
Principios
Podríamos saber un poco más de
la muerte. Pero no sería eso lo que nos haría
tener ganas de morir más deprisa.
Podríamos saber un poco más de
la vida. Tal vez no necesitáramos de vivir
tanto, cuando sólo lo que es necesario
es saber que tenemos que vivir.
Podríamos saber un poco más
del amor. Pero no sería eso lo que nos haría dejar
de amar al saber lo que es exactamente el amor, o
amar más todavía al descubrir que, así mismo, nada
sabemos del amor.
Lusofonía
Escrevo um poema sobre a rapariga que está sentada
no café, em frente da chávena do café, enquanto
alisa os cabelos com a mão. Mas não posso escrever este
poema sobre essa rapariga porque, no brasil, a palavra
rapariga ñao quer dizer o que ela diz em potugal. Então,
terei de escrever a mulher nova do café, a jovem do café,
a menina do café, para que a reputação da pobre rapariga
que alisa os cabelos com a mão, num café de lisboa, não
fique estragada para sempre quando este poema atravesar o
atlântico para desembarcar no rio de Janeiro. E isto tudo
sem pensar em áfrica, porque aí lá terei
de escrever sobre a moçã do café, para
evitar o tom demasiado continental da rapariga, que é
uma palavra que já me está a pôr com dores
de cabeça até porque, no fundo, a única coisa que eu queria
era escrever um poema sobre a rapariga do
café. A solução, então, é mudar de café, e limitar-me a
escrever um poema sobre aquele café onde nenhuma rapariga se
pode sentar à mesa porque só servem cafés ao balcão.
Lusofonía
Escribo un poema sobre la rapariga que está sentada
en un café, frente a la taza de café, mientras
se alacia los cabellos con la mano. Pero no puedo escribir este
poema sobre la rapariga porque, en brasil, la palabra
rapariga no quiere decir lo que dice en porugal. Entonces,
trendré que escribir la chica del café, la joven del café,
o la muchacha del café, para que la reputación de la pobre rapariga
que se alisa los cabellos con la mano, en un café de lisboa, no
quede estropeada para siempre cuando este poema atraviese
el atlántico para desembarcar en río de Janeiro. Y esto todo
sin pensar en áfrica, porqué ahí tendría
que escribir la moza del café, para
evitar el tono demasiado continental de rapariga, que es
una palabra que ya me está dando dolores
de cabeza, porque, en el fondo, la única cosa que quería
era escribir un poema sobre la rapariga del
café. La solución, entonces, es mudarme de café, y limitarme a
escribir un poema sobre aquel café donde ninguna rapariga se
puede sentar a la mesa porque sólo sirven cafés en el balcón.
Nota. En Brasil, la palabra Rapariga significa puta, pero en Lisboa y algunos países de África
significa muchacha, joven, chica o moza.