Presentamos un poema de Efraín Huerta (1914-1982) al celebrarse 101 años de su nacimiento. La obra poética de Efraín Huerta es uno de los polos estéticos más representativos de la lírica mexicana del siglo XX, obra que nos sigue iluminando en este siglo.
Sílabas por el maxilar de Franz Kafka
por Efraín Huerta
Oh vieja cosa dura, dura lanza, hueso impío, sombrío objeto
de árida y seca espuma; ola y nave, navío sin rumbo,
derrumbado
y secreto como la fórmula del alquimista; velero sin piloto
por un marde aguda soledad; barca para pasar al otro lado
del mundo,
enfilados hacia el cielo praguense y las callejuelas
donde la muerte pisa charcos de la cerveza que no bebió
Neruda;
hueso infinito para ponerse verde de envidia,
para no remediar nada —ni el silencio ni las alas oscuras
y obscenas de tus orejas;
para no ver siquiera la herida de tu boca
ni el incendio de allá arriba, donde tus ojos todo lo penetran
como otras naves, otras lanzas ardidas, otra amenaza;
para hipnotizar la espada de la melancolía
y acaso para descifrar el curso de aquel río de palacios
donde murieron los santos y las vírgenes agonizaron
tañendo laúdes de piedra;
para que pasen la novia y el féretro y Nezval resucite
en el corazón del follaje del cementerio judío;
para que el poeta te mire y se sonría ante el retrato de Dios;
para la locura —tu maxilar de duelo—, para la demencia total
y hasta para la humildad de nuestro lenguaje y su negra
lucidez;
para morir eternamente de una tuberculosis dorada
y cabalgar las nubes y nombrar a los ángeles del exterminio
y clamar por los asesinos —otra vez allá arriba—,
por los que quemaron a Juan Huss
y arrojaron sus cenizas a un ancho río de espinosa corriente.
Hueso de piedra, ojo derecho del carlino puente,
pirámide caída, demolida, muerta desde su muerte;
hueso para escribir cien veces Señor K Señor K Señor K
hasta la podredumbre de las estrellas y las ratas
de los castillos
y la infamia de los jueces; hueso vivo, puntiagudo
como la raíz del alma, como la ciega aurora de tus cejas;
hueso para llegar de rodillas y aguardar amorosamente
la carcajada y la oración, la blasfemia y el perdón.
Nave, navio, barca y espuma para sudar de miedo
y escribir sobre la piel la palabra abismo,
la palabra epitafio, la palabra sacrificio
y la palabra sufrimiento
y la palabra Hacedor.