Poesía española: Miguel Floriano

Presentamos algunos poemas de Miguel Floriano (Oviedo, 1992). Actualmente estudia el Grado en Lengua Española y sus Literaturas en su ciudad natal. Ha publicado los libros de poemas Diablos y virtudes (Seleer, 2013), Tratado de identidad (Oblicuas, 2015) y Quizá el fervor (Siltolá, 2015). Sus versos se incluyen en la antología Diversos (Círculo Cultural de Valdediós, 2015). Ha participado en la XII Edición del FIP (Festival Internacional de Poesía de Granada).

 

 

 

 

 

[A TODOS LOS QUE AQUÍ SE HAN ACERCADO]

 

 

A todos los que aquí se han acercado
—ya fuese por fortuna o por empeño—
sean perfectamente bienvenidos
a esta estrecha danza de sílabas.

Les ruego, antes que nada,
no busquen aquí consuelo alguno
que agriete el silencio de la pérdida:

aquí
no permanece el tacto púrpura
del beso que les falta.

Y sepan que también es necesario
entender que en cada gesto hay un secreto,
y que la noche es siempre afable, antojadiza,
y cuando ya no están mirando

el ritmo confisca el movimiento
de la sangre y les sumerge
en su armoniosa intimidad.

Todos hemos perdido alguna vez
el mar en una lágrima. Bienvenidos
sean todos, pues,

a nuestro gran baile de pétalos.

(De Diablos y virtudes)

 

 

 

CON MEDIA MIRADA

 

Con media mirada me niegas nuevamente
el amor. Yo retengo, entonces,
—consciente de que tú lo sabes todo—
la ruta de las manos hacia el riesgo,
la manera que tienes de inquietarte
ante la secreta victoria del deseo.
Al menos, para el poema sí que valemos,
pienso, mientras la música
me aguarda. Escribo
estos versos teniéndote a mi lado.

(De Tratado de identidad)

 

 

 

 

HAIKU DEL HASTÍO

 

Sugiere el tedio:
si el mañana regresa,
es para esto.

 

 

 

PROMETIMOS NO CONTARLO

Entonces, tú me cogías la mano
en los tramos que así lo requerían:
reprimidos
depósitos de arena, o alguna valla
que lograba complicarnos el acceso
a una mágica meseta, que solo
tú conocías para mí. No más
que azarosas excusas para ser
tú mucho más abuelo y yo más nieto.

Mientras caminábamos, la tierra
era poco más que un juguete
posado ante mis ojos cautivados.

Monarcas ya tú y yo
del terreno y el paisaje, pudimos
descansar muchas veces, regalando
nuestros ecos peregrinos, nuestras voces
que viajaban también entrelazadas
por misteriosos páramos del aire;
y aguardábamos entonces, risueños
e impacientes, sentados en la hierba,
un viento que de nuevo
las trajera de vuelta, sorprendiéndonos
bajo el perfecto sol de una sonrisa.

Recuerdo que solía
cansarme siempre antes que tú, abuelo.

Y recuerdo también aquella mañana
en la estación de Trubia, en la que, por entrar
yo muy pronto al tren, se cerró
la puerta y me quedé
solo dentro, huérfano del pánico,
mientras tú aporreabas el cristal nerviosamente,
inexperto ante mis jóvenes lágrimas.

Aunque luego, después
del abrazo grandullón, nos reímos
en silencio, y prometimos no contarlo.

Sin nosotros, jamás
pudo ser nada; nada el amor
ni la aventura.

Hoy, algo cansado
aunque tenaz, recibo la noticia de tu muerte
y vuelvo a conocer a la tristeza, otra tristeza
insólita y violenta para mí, torpe novato
en los caprichos del destino.

Como aquella remota mañana,
hoy un cristal
celoso y miserable se alza entre nosotros,
agrieta el silencio y me encoge
sin piedad el corazón. Vuelvo a llorar
lo mismo que aquel día.

Pero esta vez podré sin duda prometerte
que no se acabará, que nunca
se apagará este abrazo, pues lo dejo
aquí, bordado entre estos versos, protegido.

Y vuelvo a verte inquieto, llamándome
tras el cristal, y sonrío, y nos recuerdo

en cada instante feliz, y maldigo, y sangro,
y le arranco los ojos a la muerte.

(De Tratado de identidad)

 

 

 

DESDE EL CENTRO

Savia eras, sustento alucinado.
Arraigo inmemorial, tierra, martirio
dispuesto a la razón de mi delirio,
efigie en las leyendas del pasado.

Contigo confundí pasión y empuje
y límite y fervor y labio y beso
y anhelo y realidad y el parco exceso
que acaso esta proeza desdibuje.

Ya hoy, cumplido el tiempo, confidente
precario de la fuerza y la virtud,
no siento más que Nada si arrincono

el don de tus hazañas. Penitente,
me hiero solo pleno de inquietud
y ruego la piedad de mi abandono.

(De Quizá el fervor)

 

 

 

PRIMITIVA ELEGÍA

A Luis Llorente

 

En esta mansa noche de verano
en que la brisa y su manera de acoger la mirada
acercan el recuerdo, en ti
pienso de nuevo, inquieto niño
de ambiciones furtivas, desarmada
criatura de alas primorosas.

Si miro al horizonte, casi puedo
distinguir tu silueta: estás sentado
al borde de la orilla, con una caracola
pajiza entre las manos, esperando quizá
la caricia gentil de la marea.
En ese ayer, la tarde soleada
e inmortal nunca conserva para tus ojos
ángulos tristes: no es posible
descuidar la alegría si se es
aún enteramente asombro.

Saber quisiera
en qué rincón extinto de mi vida
exhalaste tu último suspiro
para dar paso al hombre que hoy habría
de ofrendar su tiempo a esta inquietud,
en qué recodo
lúgubre se apagó tu maravilla,
discreta y noble como el pulso de los álamos.

Saber quisiera en qué momento,
en qué momento abandonaste
las lindes de mi cuerpo. Ya sin ti
el porvenir es solo una plegaria.

(De Quizá el fervor)

 

 

 

DÍPTICO DISPAR

A Luis Miguel Rabanal

 

I.
Sin otro juramento que la propia
intuición, y en concierto tácito
con el presentimiento, acaso aquí
concurra la simbología
del joven obstinado
y el hombre imposible.

 

II.
El poema, vestigio vivo
del lugar que cercó el empeño.

(Inédito en libro)

 

 

MY GAL

 

Dime: ¿a qué esperar con mano insomne
los dones que el amor tenga en cuidado,
el beso de algún río de aguas fértiles,
la enigmática ofrenda del destino,
el glauco renacer, la paz definitiva,
la hermosura de la claudicación?
Dime: ¿a qué esperar, a qué aguardar?
Desciende hasta mi cuerpo una vez más.
Conquista estas palabras verdaderas.
Que despedace tu voracidad
los hábitos del tiempo y el dolor,
reflejos en la hondura de la muerte.
A qué esperar. No se halla espera si tenemos
pactada ya una cita con la Historia.

(Inédito en libro)

 

 

NO SENSE

A Lorenzo Oliván

 

 

Algo cambia en la luz cuando penetra
del aire libre
al aire en el que escribo.

Lorenzo Olivan

En el orgullo frágil de saberse
palabra caída contra rencor y espanto,

acaso tú llegues a amarme
por lo que de ti guarde mi imprudencia.

Observa si no cómo va surcando
un hondo enigma la madurez de la tarde,
cómo penetra el aire
ignorado en el que escribo,

cómo el roce interroga quedamente
los bordes del asombro y se fragmenta
en el festejo de escucharse a ciegas.

Mira si no cómo desmiente,
tras este insospechado, fresco abrazo,
la soledad su nombre y su vacío

reflejando fantasmas que ya esperan
un nuevo hallazgo que los haga
libres al fin, y desdichados.

(Inédito en libro)

 

 

 

AMANECIDA DE GRACE KELLY

Pronto amanecerá con insolencia,
y esta mano que ensaya en la penumbra
su fatiga e intenta dar
contigo, con algún rincón
sabido de tu cuerpo, tomándote, nombrándote
la piel, esta mano reconciliada
ya con la dulzura pero vulnerable
a la fría emboscada del invierno,
termina por caer desfallecida
sobre las lentas ruinas de su tacto.
Tú apenas has notado nada.
Custodias todavía un tiempo ausente
a la orilla de un sueño muy lejano.
Pero un primer albor te alcanza el rostro,
abriéndote los ojos muy despacio. Te acercas
entonces a besar mi mano muerta.

(Inédito)

 

 

AH, SUENE DE ESTREÑIDO

 

Si de repente renunciásemos
a las grandes victorias del lenguaje
–el júbilo, la dicha, el desamparo,
la incumbencia, la gratitud, el odio,
el arroz con verduras, los preservativos,
el hambre, la miseria, la autocracia–,
seguro que tendríamos bastante
más sitio para ideas a las que venerar sordamente
y la naturaleza –concebida ahora
como símbolo primitivo de la causalidad–
se impondría al hombre y a la mujer y sin duda
ello resultaría abominable.
De hecho, ja ja, recuerdo
haber hablado esto
con Xaime, en los baños de la facultad, mientras
meábamos. Mirándome
el nardo, le comenté: ‘’Tío, las ideas
son harto peligrosas. Lo mejor
es creer en el riesgo’’. Y él, contemplándose
también el nardo, respondió: ‘’Qué va,
lo mejor es creer en el dinero’’.

Y ahora que lo pienso,
quizá tenía razón el cabronazo.
Menuda frase aquella. Qué tonificante.
Mi vida apostaría a esa sentencia.
Y además es un puto endecasílabo.

En fin, voy a tomarme la pastilla.

(Inédito)

 

 

 

AFORISMOS

¿Qué otro fenómeno podría consumarse en la escritura sino el mismo anatema del propio ser?

*

Todas las conjeturas que va tallando la intuición depuran el majestuoso arte de la reticencia.

*

Han existido poetas, verdaderos poetas, que jamás escribieron poemas, sino que levantaron firmes y recónditos hogares. Dos ejemplos: Juan Ramón Jiménez y José Ángel Valente.

*

La exquisitez del pensamiento es la ostentación más original de una inquietud.

*

Infinitamente más sensual resulta la intuición que el ingenio.

*

El germen de la conciencia está en todo lo que hemos perdido.

*

Lo que mejor define a la desdicha es la fuga de perdón.

*

Basta un solo instante de revelación para que el ser, en vívida sombra, se nazca y la vida disponga su argumento: en mi caso, acompañar a los que ya no regresan.

*

La expectación constante es una perfecta antítesis de libertad.

*

Ese instante frágil de la noche, en el que los amantes añoran lo que ya se han dicho.

*

De la tibieza al candor hay un capítulo. Del recelo al extrañamiento, un verso.

*

Frente a la total ambigüedad, la silenciosa iracundia o la frenética circunspección. Y allá, en el justo centro,, ondea el vacío.

*

Un poema generando realidad, imponiéndola si me apuran, es precisamente lo contrario a la distancia.

*

Idéntico candor ingenuo confunde el desaire con la vanagloria y la naturaleza con el propósito.

*

El deseo nunca tiene protagonistas, tiene súbditos. Intérpretes, a lo sumo.

*

La conciencia ética madura en la incertidumbre y se estrecha en la serenidad.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Datos vitales

Miguel Floriano (Oviedo, 1992). Actualmente estudia el Grado en Lengua Española y sus Literaturas en su ciudad natal. Ha publicado los libros de poemas Diablos y virtudes (Seleer, 2013), Tratado de identidad (Oblicuas, 2015) y Quizá el fervor (Siltolá, 2015). Sus versos se incluyen en la antología Diversos (Círculo Cultural de Valdediós, 2015). Ha participado en la XII Edición del FIP (Festival Internacional de Poesía de Granada). Asimismo, poemas suyos se recogen en la revista Estación Poesía, que dirige el poeta y traductor Antonio Rivero Taravillo. Es colaborador asiduo en la revista literaria Anáfora, dirigida por los poetas asturianos Cristian David López y Pablo Núñez, además de irreductible púgil en las filas del Patarrealismo Salvaje, una secta oculta fundada por varios poetas y narradores ovetenses. Ejerce esporádicamente la crítica literaria en diversas plataformas. Dirige un blog, lujuria crítica. Reside en Oviedo.

 

 

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