Para ver a la medusa de frente basta con mirarla: y no es mortal. Es hermosa y ríe.
Helene Cixous
Hélène Cixous en la introducción a La joven nacida se pregunta “¿dónde está ella?”: la cultura falocéntrica del mundo occidental, el sistema heteropatriarcal en que existimos ha jugado siempre con ideas duales jerarquizadas donde lo femenino está del lado de lo débil, lo negativo, abajo, por contraposición a la fortaleza, lo positivo, el arriba. Ella tiene un sitio de silencio desde el cual es vista por el otro desde aquella construcción que se le ha impuesto donde “nos han inmovilizado entre dos mitos horripilantes: la Medusa y el abismo”. El feminismo ha hecho grandísimos esfuerzos por desmitificar la figura de las mujeres, por mostrarnos a la medusa de frente. Pero no hay una sola voz de la medusa. La escritura de las mujeres no es una y no surge de una sola posición en el mundo. Desde distintos lugares de enunciación, ellas hablan y exigen ser escuchadas, miradas. La medusa está en todos los lugares y su voz resuena, susurra, gime, quema, cura, se aferra, se deja ir y vuelve, hace perdurar su palabra: escribe. Es sumamente necesario unir aquellas voces, leerlas, conocerlas, estudiarlas, celebrarlas. Es indispensable un espacio donde, como en un cuarto propio, sean libres de pronunciarse desde todos los vértices de su creatividad. Aquí un sitio de reunión donde ellas están y hablan.
Verónica G. Arredondo (Guanajuato 1984) Autora de Ese cuerpo no soy (UAZ/2015), «Premio Nacional de Poesía Ramón López Velarde 2014» / Je ne suis pas ce corps, traducido al francés en RAZ Éditions 2018; Verde fuego de espíritus (IMAC/2014), «Premio Dolores Castro de Poesía 2014», Voracidad, grito y belleza animal (UAZ/2014), ensayo-tesis de maestría, y de diversos libros de artista. Poemas suyos han aparecido en el Periódico de Poesía de la UNAM, Nexos, Tierra Adentro, entre otras revistas. Ha participado en encuentros literarios dentro y fuera del país. Maestra en Filosofía e Historia de las Ideas por la Universidad Autónoma de Zacatecas; egresada del doctorado en Artes en la Universidad de Guanajuato. Becaria del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes en la categoría de Jóvenes Creadores 2017-2018.
Laura Palmer
Fire walk with me
Twin Peaks (Dir. David Lynch)
Querida Laura
tu maquillaje se adhirió a la bolsa de plástico como se aferra a la vida tu respiración
el rubor en tu rostro de chica promedio que inhalaba un par de líneas antes de entrar a clases
tu labial aterciopelado bailaba “pool dance” y entregaba su marca a cambio de unas monedas nada más por diversión
Te hicieron creer que eras hermosa
la envidia de tus amigas la infidelidad de tu novio la voz entrecortada de tu madre en el teléfono cuando llamaron para avisar que habías muerto
bajo tus sábanas las caricias de tu padre el rostro de Bob el asesino el rostro que tú preferías ver
Laura hiciste que la mujer del leño clarividente acudiera a la comandancia en múltiples ocasiones para que sus dones psíquicos fueran puestos en duda
No fue tuya la culpa ni de tu falda chiquita ni de tu corsé ajustado ni de escapar en las noches por la ventana ni de la distracción del agente Copper y su encuentro del tercer tipo vaticinado por el leño hasta donde recuerdo
Tu destino estaba escrito en el fuego
dejarías este mundo con tu belleza intacta
abusada por tu padre envuelta en tres metros de plástico lanzada al río
Fuego camina conmigo fuego las cortinas rojas el labial de Laura fuego la ira de
Bob tu padre fuego
camina conmigo detente fuego no hay testigos
Mariposa extraviada
A Valeria Reyes
Entramos a una tienda. Había hilos de colores brillantes y yo los veía bordarse entre sí. Le dije: «Quiero tejer un conejo». «No puedes hacerlo. Tú nada más las alas; lo pincharías y moriría desangrado. Serás la bordadora. Detrás de la cortina cambiarás tu traje, una mujer te maquillará y seguirás sonriendo». No me gusta cómo mira mis alas, si intenta vestirme tendrá que arrancarlas y moriré desangrada. «Sabes bien que las hadas se vuelven insectos y que son inmortales, no discutas y vámonos». Le pregunté su nombre. Dijo: «Soy Salvador, El Salvador, como el país». Él tenía el rostro de aquellos que lo saben todo. Me tomó la mano, caminamos; no sé de historias donde, en cabañas, el leñador o la abuela son devorados. Para mí, en la moraleja hay un árbol de hilos que borda pájaros y hojas.
Mamá me regaló un piano en miniatura
Aprendí a cantar en el desierto
A interpretar aquellas voces
A transcribir el sonido que escarban
entre huesos y dientes
las horas
Lo tomé entre mis manos
lo guardé en una cajita con llave
bajo mi lengua
*
Mamá: ¿y esta sed?
Mamá ¿y este silencio?
Mamá: ¿y tus flores azules
tu violeta en los labios?
Mamá: ¿y si en medio del sueño
abro los ojos?
*
En el jardín hay dos niñas
una con la cara pálida
otra con la cara tiznada
Son dos cisnes:
uno negro y otro blanco
Intercambian una orquídea para rascarse la espalda
¿A qué juegan?
Hacen el mundo visible
con el mundo invisible
*
Hubo un incendio
Abrí los ojos
el cielo raso
Las llamas habían devorado el tejado
el cielo raso
Cierro los ojos
Estrellas
Con su mano me extrae de la alcoba
la niebla como niña que juega dentro
en la casa de muñecas
*
Huimos del fuego en barcazas
eran orquídeas gigantes
capullos iluminados
Mientras las flores del yedo
esparcían incendio por doquier
adentro
en el orquidal
iniciamos el juego con la sombra
Navegamos la noche
en procesión de luminarias
descendimos el río