Dos poemas de Sujata Bhatt

Leemos dos poemas de Sujata Bhatt incluidos en Shérdi y otros poemas, publicado en 2018 por Círculo de Poesía Ediciones. Sujata Bhatt es una de las poetas más importantes del mundo en la actualidad. En 2014 mereció el Premio Internacional Nuevo Siglo de Oro que otorga el Encuentro Internacional de Poesía Ciudad de México. Las traducciones son de Mario Bojórquez y Andrea Rivas, respectivamente.

 

 

Una historia diferente

1

El Gran Dios Pan no ha muerto;
simplemente ha emigrado
a la India.
Aquí los dioses libremente deambulan
disfrazados de monos o serpientes.
Aquí es sagrado cada árbol
y un terrible pecado
ser descortés con un libro.
Es pecado empujar un libro con el pie,
es un pecado dejar caer un libro
ruidosamente sobre la mesa,
un pecado lanzar de un extremo
al otro del cuarto irrespetuosamente
un libro.
Es importante aprender a dar la vuelta
delicadamente a las páginas
sin molestar a Sarasvati,
sin ofender al árbol
de cuya madera
fue hecho el papel.

 

 

2

¿Qué idioma no ha sido
la lengua del opresor?
¿Qué idioma no ha intentado
verdaderamente matar a alguien?
Y cómo puede suceder que después
de la tortura,
después de que el alma
ha sido recortada
con una larga guadaña
abatida sobre la cara del conquistador,
los no nacidos nietos
crecen amando esta lengua extraña.

Traducción: Mario Bojórquez

 

 

¿Qué le ocurrió al elefante?

¿Qué ocurrió al elefante,
aquél cuya cabeza robó Shiva
para traer a su hijo Ganesh
                             de vuelta a la vida?

Esta es la curiosidad del niño,
la imaginación fisgona que continúa
probando, buscando una forma
de creer la fantasía,
un modo de prolongar la historia.

Si Ganesh pudiera ser Ganesh aún
con una cabeza de elefante,
entonces ¿no podría el cuerpo
                               de ese elefante
encontrar otra vida
con una cabeza de caballo, por ejemplo?

Y si encontramos
una cabeza de caballo para revivir
el cuerpo del elefante,
¿quién es el elefante verdadero?
¿Y qué deberíamos hacer
con el cuerpo del caballo?

Aún así, el niño se rehúsa
a aceptar el descuido de Shiva
y busca una solución sin muerte.

*

Pero ahora cuando miro
la postal enmarcada
de Ganesh en mi pared,
también imagino el cadáver pudriéndose
de un elefante decapitado
                 yaciendo deshecho
de lado, cubierto con mierda de pájaro
mierda de buitre.

Oh, ese elefante
             cuya cabeza sobrevivió
por Ganesh.

Él murió, claro, pero los otros
en su horda, los cientos
en su familia debieron haberlo encontrado.
Lo observaron durante horas
con su lenta tristeza balanceándose…
Cómo giraron y giraron
en un círculo, con sus trompas
encarando hacia dentro, luego hacia fuera
frente al decapitado.

Este es una danza
                una danza colectiva
de la que nadie habla.

Traducción: Andrea Rivas

 

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