Poesía española: Pablo García Casado

Leemos poesía española. Leemos algunos poemas de Pablo García Casado (Córdoba, 1972). Algunos de sus poemarios son  Fuera de campo (Visor, 2013), García (Visor, 2015) y La cámara te quiere (Visor, 2019). Es Doctor en Cinematografía. Trabaja en la Filmoteca de Andalucía. Para Félix Moyano, hay en su poesía “una voz desubjetivizada que se aleja de los espacios poéticos comunes: observa todo lo que le rodea con una mirada oblicua de la realidad que contribuye a ofrecer nuevos puntos de vista”. Su trabajo fue recogido en el volumen El canon abierto. Última poesía en español (1970-1985) publicado por Visor en 2015.

 

 

 

 

 

 

Ford

 

como un oso que despierta del letargo
nuestro ford va derritiendo la nieve del parabrisas
pongo las maletas en el asiento trasero repaso el mapa de carreteras


ahora llegas tú medio dormida
sin pintar sin arreglar rota por la noche pasada
una noche de preguntas de miedo de ropa que entra


y sale de los armarios una noche de nevera desconectada

pero hoy es distinto y te sientas a mi lado como antes cuando viajábamos sin prisa
a través de bosques y maizales en esas noches
de faros encendidos en busca del océano


el ford asciende lento por la colina

quiero viajar al sur al sur de todos los proyectos

 

 

 

 

 

Summertime

 

Fueron mis últimas vacaciones. Me habían encargado en exclusiva las ventas en la zona de Levante. Yo acudía a las citas con los clientes y tú me esperabas en el coche. Éramos un equipo. Encendías la radio, te ponías mis gafas y mi gorra de Ferrari y movías el volante. Guardo cada minuto que pasamos juntos: el deseo de volver al hotel, de ponerme la nariz de payaso y buscar tu sonrisa.

Mamá necesitaba un descanso para rehacer su vida. Había conocido a un médico en el hospital y ensayaba cómo contarte que tenías un nuevo papá, una casa grande y bonita y unas hermanas nuevas. Tenemos que acabar con esta farsa, decía, tenemos que pensar en nuestra hija. Mamá te quiere mucho y Antonio es una buena persona. En cuanto a mí, quiero que sepas que fuiste el único amor de mi vida. Y que he vivido estos años sólo con la ilusión de volver otra vez a ese hotel, encontrarte dormida y acariciar tu pelo.

 

 

 

 

Supervivencia

 
Devora en silencio las sobras del día anterior. Patatas frías que no comió el niño, pan, un poco de agua, es suficiente. No has vendido nada, ¿verdad? El eco de las palabras rebota en los electrodomésticos. Hace años habría temblado de pánico sólo con escuchar esas palabras, pero el tiempo cubre las cosas de una espesa capa de normalidad.

 

 

 

 

Pesadilla

 
Tengo una pesadilla que se repite. No todos los días, pero sí a menudo. Veo a mis hijos descalzos en una ciudad futura, de seres crueles y biónicos, y charcos de sangre y cristales rotos que ellos pisan con sus pies blancos y delicados. Miro sus ojos tristes, su gesto mudo bajo el cielo naranja. Y yo estoy fuera, en otra pantalla, haciendo aspavientos desde el mundo de los vivos. Este sueño se repite a menudo, no todos los días, pero sí a menudo. Y entonces despierto, y enciendo la luz, y respiro. Porque ellos están aquí, en sus camas, durmiendo, seguros de estar protegidos por algo más grande y poderoso. Dicen que todos los padres tienen sueños como este. Es el precio de plantar la semilla, algo que es tuyo pero no te pertenece. Eso dice mi madre. Sueños extraños que día a día se vuelven reales y precisos. Porque el mundo avanza hacia un futuro pavoroso en el que ves salir a tus hijos descalzos por calles de sangre y cristales rotos y seres crueles y biónicos. Y no puedes hacer nada porque estás atrapado en otra dimensión.

 

 

 

 

Reality

 
En realidad, no ocurre así. No te abordan dos desconocidos, no sonríes, no quieres hacer un castin para una película. Ni por doscientos euros, ni por trescientos. No quieres subir a ese coche. No quieres hacer el castin, ya sabes para qué es el castin. Pero estás en Gran Vía, y sonríes, y subes a ese coche, sí, por qué no. Y haces el castin. Y sabes qué vas a decir, que has estado con algunos chicos. Con chicas sólo una vez, en una fiesta, con Juani, mi mejor amiga. Que tenías un novio, que lo habéis dejado porque era un poco celoso. No tienes fantasías, bueno sí, las tienes, todo el mundo las tiene. Que te abracen bajo la lluvia. Pero dices trío, gangbang, hacerlo con un negro. Hablas de ello a la cámara, dices que te gustaría con un negro. Y aparece Leroy, con gafas de sol y camisa hawaiana.

 

 

 

 

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