Melinna Guerrero: Sobre pedazos de vidrio, nuevo libro en Círculo de Poesía Ediciones

Presentamos tres poemas pertenecientes a Sobre pedazos de vidrio, nuevo libro de Melinna Guerrero (Aguascalientes, 1993) publicado por Círculo de Poesía Ediciones. Licenciada en Letras Hispánicas por la UAA. Ha participado en diversas revistas con poemas y reseñas de libros de arte y literatura. Dice Frank Báez en el prólogo: “Melinna Guerrero es una especie de flâneur, de paseante, de peatona, que callejea sin rumbo en busca de su material poético. A través de las páginas de Sobre pedazos de vidrio podemos seguir su recorrido.”

 

 

 

LA FORMA DE UN POEMA

Le dices a esos hombres a la mesa que tu viaje es éste,
un objetivo en la ciudad,
un martirio para tus padres
que eres joven, que quieres escribir
y no sabes cuál es de verdad la forma de un poema
que repites frases favoritas de chicos que tuvieron otras frases favoritas
que viajaron en metro, en autobús, en una línea paralela que te deja una estación después
hablas de una frontera con la que no pudiste lidiar
con la que guardaste tus libros y los abandonaste a quien te dio un peso de más
que está bien, que irse es mejor que aguantar el puerto
el mar
la sal
una canción de Shakira que te promete conocerás
en enero, claro
un hombre de cicatrices
y las vas a limpiar.
Por eso cantas, a la mesa
un hombre te toma, una vez, de nuevo otra
para hacer con tu cuerpo animalitos de plastilina
que mejoren tu métrica al verso
que no te permitan dejar caer la palabra en una mala estrofa
que sepas terminar una estrofa
que sepas cuál es la rima abrazada
estás a la mesa
y le cuentas a los hombres que eres joven, que quieres escribir
y no sabes cuál es de verdad la forma de un poema

 

 

CRUCEROS

Para atravesar la ciudad de norte a sur existen cinco avenidas largas, cuatro puentes, cuarenta y cuatro cuadras y treinta y tres semáforos. La ciudad, desde este trazo, representa un desproporcionado gigante para Sofi para quien, desde que tiene memoria, los cruceros constituyen los esquemas más difíciles por resolver. Por eso sabe que la habilidad peatonal de cruzarlos representa el ochenta por ciento de probabilidades de que el chico guapo de la camioneta piense en ella como alguien inteligente, de que el señor con boina no toque más de dos veces seguidas la bocina de su ruidoso carro, el cincuenta por ciento de probabilidades de que los albañiles en la pick up le griten, pero su dignidad quede intacta. Por eso decide caminar despacio antes de llegar a uno. Esconder su titubeo bajo la premisa de la calma, de una tibieza desmedida para la que sólo existe el remedio de los fines de semana, de los domingos, cuando Sofi se siente a esperar que la memoria resuelva el peligro de los cruceros.

 

 

OBJETOS PERDIDOS

Diego sabe, aunque nunca lo haya dicho, que los objetos perdidos son los huesos con los que el mundo se reconstruye; que esos lápices que pierde a diario, de los que mamá y la abuela le piden cuenta, aparecerán en algún escritorio donde se firma un acuerdo de paz, en la gaveta de un paisajista, en las manos de quien escribe por vez primera.

 

 

 

Consigue este libro en nuestra tienda en línea

 

Librería

También puedes leer