Efraín Bartolomé (1950) acaba de publicar un nuevo libro, Testamentum (Fondo Editorial Universidad Autónoma de Querétaro, 2021). Leemos aquí un poema del volumen. Bartolomé escribió la mejor poesía de México entre 1982 y 1991 (Ojo de jaguar, Música solar, Cuadernos contra el ángel, Cuadernos para la joven concubina y otros poemas dispersos, Música lunar). Su obra es una de las referencias ineludibles de la poesía mexicana de los últimos cuarenta años.
Testamentum
I
Miro la noche arder
El vasto cielo es uno
Un uniforme palpitar de estrellas
pareciera cantar en el silencio de confín a confín
de norte a sur de este a oeste
de lo alto a lo hondo
Las nítidas constelaciones ignoran estos brazos levantados
que las celebran y honran desde su altiva pequeñez
De pie sobre la roca me hago uno con la noche
muy cerca del gran río que suena en la espesura
y sólo por momentos muestra su cabrilleo
gracias al derramado polvo estelar
Nunca podría el planeta ser más redondo que hoy
: nunca más arriba el abajo ni más abajo el arriba
Toda la inmensa noche cabe en mis ojos
con sus estrellas y constelaciones
y caminos lechosos y cometas
Aquí frente al gran valle y ante la inmensa noche
que hoy se funden y se confunden bajo el rotundo cielo constelado
cerca del río que ya no tarda en despeñarse por laderas y cascadas innumerables
para irse a descansar después al menos por un rato en pozas quietas
y largos tramos de discurrir tranquilo
y continuar más tarde su camino y agitarse o adormecerse
según los rumbos caprichosos que sus meandros tomen
Aquí y desde aquí me preparo a partir
Viví lo suficiente y tal vez más
Me retiro del mundo
Voy a nacer y esta es mi despedida
Mi enamorado polvo será arrojado tiernamente
sobre las aguas transparentes de mi río natal
por las amadas manos de las hembras que amé
representadas en el rito final por la última de ellas
la que yo elegí tejiendo y destejiendo las fuerzas del azar
: la definitiva
Recíbeme río recién nacido
río recién brotado del vientre de la Madre
río recién cocido entero fervoroso
con la pureza ardiendo en tu limpia transparencia
río nutricio luminoso aún de noche
cuando te roza la más pequeña esquirla
la uña más leve
la yema más enternecida
la astilla más delgada de la luz
¿Por qué si vienes de aquel lodo original
de la tierra arcillosa del fango subterráneo
naces así como ahora tan limpio y cristalino
sin turbiedades ni excrecencias?
¿Por qué
si vienes del calor de aquel vientre infernado
naces tan fresco?
He aquí que estoy solo y pienso en irme
Pienso en dar en dejar en legar
en dar mi polvo al polvo
al mundo mis cenizas
al aire limpio aliento
que mis pulmones ya no habrán de gastar
Vaya un poco
de mí bien concentrada materia mineral
mi polvo seco y puro ya sin piel ya sin nervios
sin músculos ni fuerza
mi polvo desprovisto de los sentidos con que conocí el mundo
con los que goce tanto
Me integraré a estas aguas
a la flora y la fauna al cielo y a la tierra
Allá voy.
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