Poesía peruana: Jorge Eslava Calvo

Leemos poesía peruana. Leemos a Jorge Eslava Calvo. Mereció el Premio Cope de Poesía en 1982. Fundó y dirigió la Editorial Colmillo Blanco.

 

 

 

 

Jorge Eslava Calvo​​ (Lima, 1953) estudió Sociología y Literatura en la UNMSM, donde obtuvo el Magister y el Doctorado en Literatura. Efectuó estudios de posgrado en Madrid y Lisboa.​​ A lo largo de más de cuatro décadas ha sido profesor de todos los niveles del​​ sistema educativo.
Ha publicado libros de poesía y narrativa, periodismo y ensayo. Ha obtenido premios nacionales e internacionales por su obra creativa. Fundó y dirigió la Editorial Colmillo Blanco. Es coleccionista de juguetes populares y actualmente se desempeña como Profesor Principal e Investigador de la Universidad de Lima, donde además es director de la revista Lienzo.
​​ Publicó los libros​​ Poemas. Ceremonial de muertes y linajes & De faunas y dioses​​ (Editorial Haraui, 1981),​​ Itaca​​ (Ediciones Copé, 1983),​​ Voces​​ (Revista Lienzo de la Universidad de Lima, 1986),​​ Territorio​​ (Editorial Colmillo Blanco, 1989),​​ Las marcas. Poesía reunida. Itaca, Territorio & Escollera​​ (Borrador Editores, 2012) y​​ Gimnasium​​ (Editorial Colmillo Blanco, 2022).

 

 

 

 

 

discanto

 

Semejante a la codorniz de los deseos

nunca mis gestos y palabras.

Entraban la textura sutil de sus encantos

cualquiera de mis actos que descienda.

Sólo me acojo al escándalo voráz de las​​ 

mañanas, al esplendido furor de su reproches.

Voy delante confundiendo las voces

y me asistes como una sombra desprendida.

 

 

 

 

 

trobo ta henno al pe del foc

 

Los malos tiempos se retiran.

Contra las galaxias transparentes

los mares inflamables de tu cuerpo.

En vano me circundan planetas, enrarecida

vegetación, brillantes huaranes. Oscuros​​ 

ángeles sobrevuelan el bental,

las moradas. Indagan los espacios

precipitando desastre o delicia. Anhelantes,

auyentados bribones conjuran tus secretas vóbedas.

Mas tu piel arde en mi piel desde el origen

y expuesto a fogatas inmensas, seré siempre

increíble furor de hallarte al pie del fuego.

 

 

 

 

 

éxtasis

 

Entrar a su cuerpo como ala fugaz

de los entornos – deseo transparente

sobrevicido a los desastres – hender su piel

exange y habitarla multiplicando los cobijos.

Este el mayor arte: rendirse a su vasto dominio.

Recinto de una eternidad que concluye, esparce​​ 

y se renueva. Ámbito apacible de estación contra estación

que aroma súbitas víctimas y nos reproduce.

 

 

 

 

 

 

placeres

 

Emociones que turbaron tus sentidos

y que vuelven

sin urgencia, sutil fuego que fluye,

una noche en que retuerces tus miembros

fuera del mundo

y los recreas en otros más frágiles que un tallo

inclinado a la estación de los soplos.

Tal el estremecimiento final de los cuerpos

unidos, como la garganta helada que ya no pronuncia

nombres que los oidos no oyen

o como la luz encendida que a los ojos no alcanza.

 

 

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