Primavera poética 2024: Gabriel Gargurevich

La Primavera Poética 2024, festival internacional de poesía organizado por Harold Alva y la Municipalidad de Lima, presenta en su programa al poeta peruano Gabriel Gargurevich (Lima, 1975). Fue compositor, guitarrista y vocalista de la banda nacional El Ghetto. Su primer libro de poemas es Serpiente underground

 

 

 

 

 

 

Gabriel Gargurevich (Lima, 1975) es periodista, escritor, profesor y músico. Ha sido coeditor de la sección Política de La República y periodista de la sección Sociedad de ese diario, así como editor de la revista de modas Para Ti Perú. Fue periodista y subeditor de la revista Cosas Perú por siete años. Colabora con el suplemento El Cultural del diario El País de Uruguay. Fue compositor, guitarrista y vocalista de la banda nacional El Ghetto. Su primer libro,​​ 8 Mujeres. Retratos de peruanas que encontraron el éxito (y el poder),​​ fue publicado por Penguin Random House. Su primer libro de poesía se tituló​​ Serpiente Underground​​ y publicó una novela titulada​​ Más de la cuenta. Su segundo libro de poesía es​​ Pogo en el bosque.​​ 

 

 

 

 

 

 

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Amante del ritmo

 

Una vez que saltan al papel hay que darles luz, así acuchillen tus ojos, palabras oxidadas se graban en las paredes frías, fantasmas en las grietas esculpen, purga plateada en los ojos del sueño.  ​​ ​​​​ 

Amante del ritmo, me muevo, una sirena de madrugada, comulgo tortugas y vino, las piernas anzueladas, atadas a una nube de metal, vuelvo al mar dentro de una botella.  ​​​​ 

Amante del ritmo, mis sueños son sucios y asesinos, matan, la gente tira piedras desde abajo, se clavan en el azul del cielo, voy esquivando nubes, caigo en los brazos de un cantante de música popular, padre y madre de la creación.

El dedo medio está chueco, no tiene arreglo, si quisiera tocar la guitarra no podría, escribo, sigo el ritmo de las ardillas en los cables de luz, muy temprano en la mañana, mis pensamientos son palomas dispersándose luego de un disparo.  ​​​​ 

Escribo enfermo, condenado, una sirena de madrugada, de la mano de todos los demonios, somos raíces animadas y antes de eso, nada, luego de eso, nada, un ligero soplido de fuego es algo por lo que uno merece vivir.​​ 

Mejor revivir en un mausoleo que se cae a pedazos, los dedos de los muertos se enredan con los cables que se templan, se anudan y siguen su curso; la corriente se ramifica, continua, palomas de brea en los cables, cierro los ojos, se oye un disparo, se dispersan, luz acuchilla mis ojos: mi casa es un diamante. ​​ 

El hombre canta de noche (bis). ​​ 

De día también.​​ 

 

 

 

 

 

 

 

 

A expensas del bosque

 

Entonces decidí seguir senderos de árboles simétricos​​ 

Monjes impartiendo bendiciones​​ 

Luces que desintegran la vereda por la que camino descalzo ​​ 

Pétalos sagrados besos de árboles tristes cenicientos​​ 

 

Regreso al bosque soñando fugas de cielos que abrazan

Y reparto soledades como monedas sagradas​​ 

Que se entierran en las raíces de amores ocultos

El precio a pagar por una vida seca​​ 

 

Que renace contra el viento corpóreo multiplicador de almas​​ 

Donde amarro a falta de cuerpos mis venas liberadas​​ 

En el aire melancólico feliz

Que acaricia la traición la locura y la orfandad ​​ 

 

De los vasos a medio tomar

Del tabaco a medio fumar​​ 

De la cena que se va por la borda de un barco oasis fantasmal​​ 

Que pasa por el bosque citadino al son de una sinfonía olivar​​ 

 

Los rostros resplandecen de tristeza​​ 

En las columnas talladas de un palacio virreinal​​ 

para decapitados​​ 

Por las dagas del amor que se marchita​​ 

Como los olivos que nadie mira en el suelo

 

Y las setas acogen con ternura ​​ 

A los corazones sangrantes en fuga​​ 

De pechos santos mientras la ciudad dormía

Y yo soñaba caminando con los pies ampollados​​ 

 

A expensas del bosque contorneado por la niebla​​ 

que sale de mi pecho

Olvidado Mendigo Callejero​​ 

Adicto a los placeres metafísicos de muelles coloridos​​ 

holográficos​​ 

Cuyo rechinar salta de la caja musical​​ 

 

Los payasos llevan tacones y labios de mujer​​ 

Caminan como yo todo torcido inexistente​​ 

Nadie soy yo​​ 

Un tronco es un ojo cuya​​ 

lágrima me fosiliza​​ 

Y en el amanecer revivo

 

 

 

 

 

 

 

 

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