La desnudez masculina en palabras de mujer: Leonore Kandel

Citlaly Aguilar Sánchez nos presenta un ensayo en torno a la poesía de la escritora norteamericana Leonore Kandel (1932-2009). Sus dos colecciones de poesía son The Love Book, 1966 y World Alchemy, 1967. Perteneció a la Generación Beat. Debido a su poema “To Fuck with Love” fue acusada de obscenidad por la justicia estadounidense.  Murió en 2009 debido a cáncer de pulmón.

 

 

 

 

La desnudez masculina en palabras de mujer: Leonore Kandel

 

 

Se escucha por ahí a la poesía alabar los grandes ojos, el cabello de oro, la sonrisa o color de piel y el sexo de una mujer; su canto es un tropo común en la literatura. La figura de la mujer representa, por antonomasia, la belleza, pero también el misterio: su cuerpo desnudo no devela su intimidad del todo. No así ocurre con el cuerpo del hombre. La desnudez masculina tiende a ser matizada y hasta cierta medida omitida, sobre todo por las mujeres.

Son pocas las mujeres que, en literatura, exhiben al cuerpo del hombre de manera abierta, una de ellas es Leonore Kandel, en su poema “Dios/ poema de amor”, incluído en el libro The book love. Kandel, quien según José Vicente Anaya es una de las escasas mujeres que lograron sobresalir en la generación beat, ha impactado a muchos moralistas con el mencionado poema al describir un acto sexual de manera directa y hermosa y el cual podemos leer gracias la traducción del mismo Anaya para Círculo de Poesía:

 

no hay otras vías para el amor que /la belleza/

y yo te amo por todas las vías

te amo / tu verga en mi mano

se aviva como un pájaro

entre mis dedos

mientras tú te hinchas y creces duro

en mi empuñadura

y obligas a que se abran mis dedos

[…]

 

Es ahí donde el hombre queda al descubierto en un maravilloso canto a su sexo en la voz de una mujer. Kandel deja de lado la delicadeza decimonónica y expone directamente una experiencia sensorial  en la que las palabras cobran una fuerza impactante.

 

eres bello / eres bello

eres cien veces bello

con amorosas manos te palpo

con uñas color de rosa

y dedos largos te acaricio te adoro

con las yemas de mis dedos…

[…]

 

El poema, según la traducción de José Vicente Anaya, está compuesto de veinticuatro versos libres, que tienen la cadencia fina de una mujer que ama, y a la vez, una franqueza incisiva. La belleza de este texto, radica no sólo en el tema sino en la forma que la poeta utiliza.

Si bien el poema narra una experiencia del acto sexual, lo hace sin metáforas elaboradas que escondan la desnudez de su amante. Leer este poema es quitar la sábana que cubre el cuerpo masculino y encontrarlo en todo su esplendor, sentirlo y vivirlo, características que no son siempre logradas en la poesía femenina.

La constitución física del hombre deja al descubierto lo que en la mujer es interno además de que en su sexo se gesta la vida. Según Montserrat Galí Boadella en su La introducción al romanticismo en México (2002), para los poetas (sobre todo los románticos) la mujer y el amor son prácticamente lo mismo (p. 266), y por ende, poesía. Así el papel de la mujer es pasivo, como musa, mientras que el hombre es activo, como poeta.

Sin embargo, en el poema de Kandel, es ella quien con la palabra posibilita al hombre ser pasivo, a ser quien recibe el elogio y quien lo genera. Por tratarse de un texto erótico la pasividad se maximiza porque sólo es narrado el sexo masculino, así, al omitirse la parte femenina, se enaltece y cobra mayor fuerza.

Según Juan Vicente Aliaga “el sujeto masculino socialmente instituido socialmente se define en negativo, así no es ni una mujer ni un homosexual, su cuerpo se exhibe ostensible solamente como símbolo de la fuerza y el poder, cuando su representación responde a un fin superior y trasciende lo propiamente corporal” (2001, p. 150), por ello muchas veces se estudia este fenómeno en relación con los estudios de género, pero no necesaria o únicamente  responde a ello, sino que el simbolismo que contiene es importante para la estética general, en este caso, de la poesía.

El sexo del hombre, antes de aparecer como un objeto que penetra y hiere, tal cual lo plantea Octavio Paz para la sexualidad mexicana en el Laberinto de la soledad pero que permea de alguna forma a todas las culturas, no es en el poema de Kandel más que el símbolo del placer y el gozo, una parte del cuerpo masculino que se contempla con admiración y que además representa amor y belleza.

El yo lírico de “Dios/ poema de amor” es libre, ama a un hombre sin resentimientos, sin miedos, de manera recíproca. No se puede considerar a Kandel una poeta feminista, ni machista, sino simplemente como una mujer, en todo su esplendor, una mujer que ama de forma ecuánime.

José Vicente Anaya explica, en la introducción a sus traducciones sobre las poetas de la generación beat para Círculo de poesía, que fueron mujeres perseguidas, castigadas en general por la sociedad y por hombres represores que fungieron como padres o esposos en sus vidas; sin embargo, al menos en los textos que Anaya tradujo, hay poco dejo de resentimiento y sí mucho emotividad. En Kandel las palabras a pesar de la fuerza de su significado y de las imágenes que evoca, resultan ligeras y amorosas.

Es en el poema de Kandel que se encuentra un gran ejemplo de creación; si bien la mujer tiene la gran capacidad de engendrar vida en su interior, no lo haría sin un hombre, así “Dios/ poema de amor” es una oda a esa unión absoluta e insustituible que genera la creación: el poema es la creación en sí pero ésta vez se gesta en el hombre, en su cuerpo, en las palabras que lo componen.

 

 

 

Bibliografía

Montserrat Galí Boadella (2002). Historias del bello sexo. La introducción del romanticismo en México. México: UNAM.

Juan Vicente Aliaga (2001). Miradas sobre la sexualidad en el arte y la literatura del siglo XX en Francia y España. España: Universidad de Valencia.

 

 

 

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