En esta ocasión, nos complace integrar en nuestra Galería de Armas el libro Brota la vida en el abrazo: poesía mística y cotidianidad de Concha Urquiza, una biografía oral sobre la poeta michoacana que el poeta y ensayista José Vicente Anaya, miembro del Consejo Editorial de Círculo de Poesía, preparó en 2007.
A manera de invitación a descargar el libro, compartimos con ustedes el primer apartado del Prólogo, “La poeta enamorada de Dios”.
Prólogo
LA POETA ENAMORADA DE DIOS
Mi naturaleza es de fuego
SANTA CATALINA DE SIENA
Mi temperamento quiere con ardor
SANTA TERESA DE JESÚS
I
Concha Urquiza (1910-1945) en su corta estancia aquí en la Tierra dejó una gran estela de amor, que va de su deleitosa poesía místico-erótica a las amistades que cultivó. La capacidad amorosa de Concha se refleja en el gran cariño que, a su vez, le profesaron quienes la trataron de cerca. Amigos y amigas que han demostrado un especial afecto y admiración por Concha son: los escritores Mauricio Magdaleno y Arqueles Vela, los hermanos eruditos Gabriel y Alfonso Méndez Plancarte, las poetas Rosario Castellanos y Dolores Castro, los sacerdotes poetas Joaquín Antonio Peñalosa y Xavier Guzmán Rangel, las cultas abogadas Rosario Oyarzun y Guillermina Llach, los poetas Germán List Arzubide y Manuel Calvillo, los académicos Antonio Castro Leal y Porfirio Martínez Peñaloza, en fin, y tanta más gente.
Concha nació en la ciudad de Morelia, Michoacán, el 24 de diciembre de 1910. Siendo muy pequeña muere su padre y la familia se traslada a la ciudad de México. Desde sus primeras letras muestra inclinación por la literatura clásica, a tal grado que a sus once años de edad ya escribe poemas de una admirable confección, como es el caso de los que publicó en La Revista de Yucatán (1923). Ya adolescente, a los 14 años, publicó en la famosa Revista de Revistas (editada hasta hace pocos años), donde aparece una foto suya en la que es notable su precocidad y una especial sensualidad.
De 1928 a 1933 Concha vivió en la ciudad de Nueva York, periodo en el que se gesta su formación cosmopolita, donde se pone al día en lo que respecta a temas y autores de suma importancia en aquella época. Es también el momento en que perfecciona su conocimiento del inglés y lee a los clásicos de este idioma. De aquí viene una frase de chispa que hizo correr entre sus amigos: «Cuando estoy en los Estados Unidos y oigo ladrar el inglés, me pongo a leer a Shakespeare. Cuando estoy en México y oigo aullar el español, me pongo a leer a Cervantes».
En los años que anteceden a su viaje a los Estados Unidos y que se extienden a poco después de su regreso a México, Concha vivió una experiencia politizada con inclinación de izquierda, que parece haber ido de la simpatía o militancia en el comunismo al anarquismo crítico, terminando en una insatisfacción existencial que creyó sólo podría resolver en la vida religiosa, pasando así a una búsqueda mística en el catolicismo que la llevó a ser postulante en un convento de las Hijas del Espíritu Santo (monjas docentes). En esta etapa Concha escribió sus más bellos poemas, caracterizados por una sabrosura de lenguaje e imágenes erótico-amorosas, similares a los que escribieron los poetas clásicos españoles Fray Luis de León, Santa Teresa y San Juan de la Cruz.
Entre la bohemia y la vida religiosa, Concha rechazó toda impostura o alarde típicos en los ambientes intelectuales y, desde este punto de vista, fue tan modesta y rigurosa consigo misma que nunca le dio a sus escritos la importancia que merecían. Fue así que no se preocupaba por conservar sus poemas, y esto quiere decir que no pensó en que llegaría a publicar un libro con ellos. Son múltiples las anécdotas de sus amigos y amigas en las que cuentan que, estando en alguna cafetería, Concha escribía rápidamente sobre una servilleta y la dejaba en la mesa o se la regalaba a quien le acompañaba. Ahora resulta que muchas de esas servilletas son los originales de sus poemas.
Concha Urquiza murió ahogada en el mar de Ensenada, Baja California Norte, el 20 de junio de 1945. Su poesía ha tenido varias ediciones aunque de pocos ejemplares y una distribución deficiente, razón por la cual ella no es muy conocida. Hasta aquí, se trata de una breve presentación de esta poeta quien, junto con sor Juana Inés de la Cruz, es orgullo para la cultura mexicana.
Datos vitales
José Vicente Anaya (Villa Coronado, Chihuahua, México, 1947). Poeta, ensayista, traductor y periodista cultural. Ha publicado más de veinte libros, entre ellos: Avándaro -en colaboración, Los valles solitarios nemorosos, Morgue, Punto negro, Largueza del cuento corto chino, Híkuri, Poetas en la noche del mundo, El haiku clásico del Japón, Los poetas que cayeron del cielo y Peregrino. Ha traducido libros de Henry Miller, Allen Ginsberg, Marge Piercy, Gregory Corso, Carl Sandburg y Jim Morrison. Miembro fundador de la Sociedad de Escritores de México y Japón. Fundó y fue codirector de alforja REVISTA DE POESÍA (1977-2008). Ha sido miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte.