Poesía chilena: Dafne Meezs

Presentamos algunos textos de la poeta chilena Dafne Meezs Flores (Temuco, 1979) ha publicado en la antología Sur Fugitivo, poetas jóvenes de la IX y X regiones, Riesgo País, recopilación de poetas participantes en el encuentro del mismo nombre realizado en Valdivia 2008. Su libro Jardines abisales se publicará próximamente en LAR.

 

 

 

 

 

 

Jardines Abisales

 

Las manchas no son impresiones

son cuerpos

arrancando de otros cuerpos más oscuros.

 

Un  tropismo deliberadamente lento reproduce

los miembros autónomos de un ser filamentoso

dentro de èl

a los que arrancan

el terror pánico les fosforece

como trizas de un sol extinto en los ojos,

trazas verde dejan como rastro.

 

Mi sombra también es una bestia

temblando bajo los amorphophalus.

 

 

En los jardines abisales

la falaz ataraxia vegetal

encubre el espectacular canibalismo

en el fondo màs profundo, autofagia.

 

 

 

 

 

 

Con estrépito

 

En el espacio del descanso al ático

de rodillas,

como en jaculatoria con dentelladas,

entre resacas con pedruscos

avanza el aceite por las glándulas.

 

Penetra túneles hacia un incierto cielo de seda que fosforece detrás del ojo. Como promesa: alivio de abrasiones.  Y nada, entre todo lo que imaginarse pueda, se revuelca.

 

Afuera,

por las trepidaciones,

el estropicio también es espanto y éxtasis

 

 

 

 

 

 

 

Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.

 

Recuerdas que tengo 32

que soy un animal desertor

que soy comida hambrienta

que siempre vuelvo sucia

que casi muero a diario

y que todo es sobre mí.

 

Que tengo una enfermedad no manifiesta

y una fiesta por celebrar.

Que tengo la risa rebobinando

como serpentina ansiosa,

una vergüenza todavía verde

y un porcentaje impúber.

 

 

Que me asusta

Que se me salga el cuerpo

Y quede algo y eso me supere

o que se me pierda la cabeza y ya no sepa

quien le hablaba le hablaba le hablaba todo el tiempo

 

 

o que los ojos se me multipliquen

y pueda verlo todo,

menos si sigo ahí.

 

 

Que hay un tiempo aparte del tiempo constante

del que hago uso y se vuelve

desesperantemente temprano

cuando llego tarde

que el tedio diabólico me come la figura y la postura

que me hiela las palabras el aliento

y cada día olvido algo que recordaba a diario

pero no la acción de revolver

de transformar las sábanas en un muladar.

 

Que imagino no ser biodegradable, una bolsa plástica vacía

aventada para siempre por los autos.

 

Que me divido cada vez que digo yo

que mis sinapsis son mordiscos en peleas de perros irracionales,

que hago poemas

llenos de erres como ripios.

Que me ahogo y desahogo sola,

que mi lamento me encanta,

 

 

 

 

Que no sé nada pero tengo ideas

que hacen que pasen cosas en el medio externo,

que incluso todavía a veces me pregunto

donde podrá radicar

la infelicidad del hombre.

Que no me gusta que me miren

que me toquen

que vicien mi aire,

que la sal y la luz me escruten las papilas y las pupilas,

que soy el asco exquisito.

que no soporto la imperfección,

menos la perfección.

 

Que digo que nunca

debió separarse la luz de las tinieblas.

Que amar la propia estupidez

es la mas brillante

manera de ser feliz,

que aprecio lo inútil

porque el deseo desprecia a la necesidad,

que no juego con las palabras

porque nací niñita pero lo estoy superado,

que seré joven hasta que me canse hasta que me harte hasta que me agote

que por suerte no soy mujer

sino un ser humano hembra,

que me fascina la palabra

fascinación,

la palabra rara, la frase eye sex and make up de una canción que nunca ha escuchado,

la sinceridad, la abrasión, la sinceridad, la carne viva, la insistencia, las repeticiones.

 

Que te había contado

que elucubro

un estado psicosomático hiperestésico de felicidad mórbida inmotivada,

cuyo principal síntoma sea andarse riendo por los rincones.

Que lo único que le pido, a Dios es

que cuando me plagie

me contagie

o por lo menos

le ponga mi nombre

y que este poema

no termine aquí.

 

 

 

 

 

 

Un suave y balando movimiento deglutorio

 

No creo en el sosiego cuando abro los ojos.

Tengo en cuenta el escenario,

es otro entre nosotros.

Aunque desaparezca cuando el juego cesa

y los párpados caen,

con una piel diferente

siempre se levanta.

La silueta de la cadera

que se delimita al mirarla

ignora que está adherida a la lengua de la madera

del suelo en que descansa.

A los pies azules bajo la ducha

los azulejos les lamen las plantas.

No es una cadena de fondos pintados,

es la bestia que juega con su presa

antes de tragarla.

 

Ya no creo en el sosiego

Cuando abro los ojos.

 

 

 

 

 

 

 

Contraseña

TODAVÌA PUEDO VOLVER A CASA, escribo con letras felices en un paradero, NO como los niños perdidos para siempre, que no se ven ahora en la plaza, pero se oyen en una jerga completamente escindida del idioma o un idioma ya antiguo y más brillante, comunicándose, entre los resquicios del cemento mojado en la noche. Llegar, bañarme, comer, meterme entre el desorden de las frazadas. Puedo volver y ya no seguir creciendo, como los que afuera crecen hacia adentro y se vuelven mortalmente peligrosos para nosotros los débiles. La lluvia en el poste diluye la tinta del plumón permanente, se infiltra en las ranuras de la madera, se desintegra. No recuerdo lo que acabo de escribir…quiero volver a alguna parte.

 

 

 

 

 

Datos vitales

Dafne Meezs Flores (Temuco, 1979) ha publicado en la antología Sur Fugitivo, poetas jóvenes de la IX y X regiones, Riesgo País, recopilación de poetas participantes en el encuentro del mismo nombre realizado en Valdivia 2008, y en publicaciones virtuales. Ha participado en diversos encuentros poéticos en distintas ciudades del sur de Chile. Es profesora de Lenguaje y comunicación. Ediciones Lar publicará publicará este año su libro Jardines abisales.

 

 

 

 

 

 

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