Presentamos, en versión del poeta Adalberto García López (Culiacán, 1993), un poema del escritor francés Yves Bonnefoy. Además de poesía ha hecho traducción, ensayo y crítica literaria. Uno de sus últimos libros de creación es La longue chaine de l’ancre, 2008. Mereció el Premio Franz Kafka en 2007 y en 2013 el Premio en Lenguas Romances de la FIL de Guadalajara.
Lo inacabado
Cuando él tuvo veinte años, alzó la mirada, vio el cielo, vio nuevamente la tierra, con suma atención. ¡Era cierto entonces! Dios no había hecho más que un bosquejo del mundo. No dejó nada sino ruinas.
Ruinas este roble, aun siendo tan bello. Ruinas el agua que viene a romper suavemente en la orilla. Ruinas el sol mismo. Ruinas todos estos signos de la belleza, como bien lo prueban las nubes, aun más bellas.
Sólo la luz poseyó vida plena, se dijo. Y por eso pareciera simple e increada. Desde entonces, los bosquejos es lo único que le gustan de la obra de los pintores. El trazo que se cierra sobre sí le parece que traiciona la causa de este dios que ha preferido la angustia de la búsqueda a la alegría de la obra concluida.
L’inachevable
Quand il eut vingt ans il leva les yeux, regard le ciel, regarda la terre à nouveau, -avec attention. C’était donc vrai! Dieu n’avait fait qu’ebaucher le monde. Il n’y avait laissé que des ruines.
Ruines ce chêne, si beau pourtant. Ruines cette eau, qui vient se briser si doucement sur la rive. Ruines le soleil même. Ruines tous ces signes de la beauté comme le prouvent bien les nuages, plus beaux encore.
Seule la lumière a eu vie pleine peut-être, se dit-il. Et c’est pour cela qu’elle semble simple, et incréée. -Depuis, il n’aime plus, dans l’œvre des peintres, que les ébauches. Le trait qui se ferme sur soi lui semble trahir la cause de ce dieu qui a préféré l’angoisse de la recherche à la joie de l’œvre accomplie.