Carta natal del país de los locos: Javier Alvarado

Presentamos el prólogo de Rodolfo Hinostroza a Carta natal del país de los locos (Poeta en Escocia), del poeta panameño Javier Alvarado (Santiago de Veraguas, Panamá, 1982). Con este libro obtuvo el I Premio Internacional de Poesía Medardo Ángel Silva a obra publicada en 2014.

 

 

 

 

 

 

 

 

Los fantasmas de la niñez

 

En el poblado de Las Minas de Herrera en Panamá, un hombre  de una iniquidad rara y una maldad espantosa,  abandonó a su mujer y regaló a sus hijos, bajo pretexto de que ella se había vuelto loca “por unos vientos muy fuertes”, y los abandona dejándolos a su suerte. La mujer, enloquecida y desgreñada, pasó el resto de su vida buscándolos inútilmente: uno de los chicos murió de enfermedad, y desamparo, otro murió prematuramente, de melancolía, y la única hija mujer sobrevivió para enterarse, años después, de la terrible historia.

Y es su hijo, el poeta Javier Alvarado, el que viajó a Escocia, con una beca del Cove Park, con el propósito de enfrentar a los fantasmas que asediaron tanto su niñez como la de su madre, y regresó de las brumas de Glasgow, unos meses más tarde, con este hermoso libro de poemas.

 “Carta Natal del País de los Locos” es pues el encuentro de un caribeño sensual, torrentoso, talentoso, atormentado, con los helados castillos escoceses, con las armaduras de guerreros ancestrales, con la naturaleza avasallada por el occidente industrial.  Dice:

¿A dónde se fue quedando el ropaje de nuestros primeros abuelos

Y el disfraz de loca y pordiosera de mi abuela

Con su legajo estival después de pasar por los chamuscados

Telares del viento, si eso dicen que la locura entra por el aire

A su viento, donde todos hemos de ir con el primer himno o la campanada

Terrena de esta suerte, de ser huérfano en la luz,

En la territorialidad y en el polvo?

¿A dónde está ella y el cruel abuelo

Que fue dispersando sus hijos por la tierra

(Vitervo, Bredio, Janeth)

Como las cuentas prófugas de un collar

Que halamos con la rabia del tiempo, con esa sacudida

De los animales que vuelven del espasmo

Cuando la noche se posa sobre nosotros

Como un gigantesco amaranto o como un pulpo

Que se ha sacado partituras con el orgasmo pétreo de su tinta?

Es también el choque entre la lujuriosa naturaleza tropical, llena de olores, colores, sabores, con el hierro de las capitales, una historia de sangre y de crímenes medievales que poco tiene que ver con el caliente mar de Panamá: 

 

 

Canto para una armadura antigua

Tallado en el azul

Como un heliotropo ecuestre

En el ámbito nupcial

Del cigarro y la ceniza

Vastedades del sudor milenario

Que supuran los cipreses

Estas coníferas de odio

Que parten en dos el legajo de la tierra

Los recuerdos de este mar

Tan varonil y frio

Hasta el mar de Panamá

Que tanto quema

Y hay mucho más, que los críticos llamarían neobarroco, pues utiliza una amplia parafernalia de ritmos y secuencias, iluminados por metáforas a menudo fulgurantes, herencia del surrealismo, y una dispersión del verso proveniente de la poesía espacial inaugurada por Mallarmé.

En suma, una voz original y poderosa en el rico panorama de la poesía en lengua española.

Rodolfo Hinostroza

(Perú)

 

 

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