Poesía norteamericana: Sylvia Plath

Presentamos tres poemas de Sylvia Plath (1932-1963) como una nueva entrega de nuestro dossier, Siete poetas suicidas, preparado y traducido por Sandra Santos. Sylvia Plath se caracterizó por la cercanía de su enunciación lírica con su propia vida, a menudo tormentosa; junto con Anne Sexton, John Berryman, entre otros, fue una de las figuras de la poesía confesional norteamericana.

 

 

 

 

 

Siete poetas suicidas

 

Hay una primavera en cada vida – Antología de poetas-suicidas fue propuesta en la asignatura de «Tipologías de la Edición» del máster en Estudios Editoriales (Universidad de Aveiro, Portugal).

Esta no será más una antología de elección de poemas que condensen toda la obra poética de las siete poetas-suicidas presentadas, enseñando trazos psicológicos referentes a perturbaciones y recalcaduras que originarían su trágico final de vida. Por el contrario. La selección poética intentará señalar los temas alusivos a la esperanza, pasión, amor, alegría, felicidad, transformación, sensualidad, fuerza y arrojo. Como el verso de Florbela Espanca elegido para el título supone, se enfocará el lado luminoso, fuerte y fértil de las siete autoras. A pesar de que la expresión poetas-suicidas pueda no coadunarse con la intención basilar de esta antología, su utilización transmite el peso simbólico emanado de la relación umbilical entre la poesía, la muerte y la vida.

Por orden cronológico de nacimiento, las poetas escogidas son: Alfonsina Storni (Argentina), Teresa Wilms Montt (Chile), Florbela Espanca (Portugal), Anne Sexton y Sylvia Plath (Estados Unidos), Alejandra Pizarnik (Argentina) y Ana Cristina Cesar (Brasil).

 

Sandra Santos 

 

 

 

 

 

 

Yo soy vertical

 

Pero preferiría ser horizontal.

Yo no soy el árbol con mi raíz en el suelo

Chupando minerales y amor materno

Así que a cada marzo podría resplandecer en cada hoja,

Ni soy la belleza de un cantero

Atrayendo una estupenda porción pintada de Ahs,

Desconociendo que pronto puede que esté despetalada.

Comparado a mí, un árbol es inmortal

Y una corola no muy alta, pero más asombrosa,

Y yo quiero esa longevidad y aquella bravura.

 

Esta noche, en la infinitesimal luz de las estrellas,

Los árboles y las flores siguen propagando sus dulces olores.

Yo los he recorrido, pero ninguno lo ha reconocido.

A veces yo pienso que cuando estoy durmiendo

Seguro que debo parecerme a ellos —

Nociones evanesciendo.

Estar acostada me suena más natural.

Así que el cielo y yo mantenemos una charla,

Y eso será útil cuando yo duerma  en fin:

Así que los árboles deberán tocarme por una vez, y las flores tendrán tiempo para mí.

 

 

 

I Am Vertical

 

But I would rather be horizontal.

I am not a tree with my root in the soil

Sucking up minerals and motherly love

So that each March I may gleam into leaf,

Nor am I the beauty of a garden bed

Attracting my share of Ahs and spectacularly painted,

Unknowing I must soon unpetal.

Compared with me, a tree is immortal

And a flower-head not tall, but more startling,

And I want the one’s longevity and the other’s daring.

 

Tonight, in the infinitesimal light of the stars,

The trees and flowers have been strewing their cool odors.

I walk among them, but none of them are noticing.

Sometimes I think that when I am sleeping

I must most perfectly resemble them —

Thoughts gone dim.

It is more natural to me, lying down.

Then the sky and I are in open conversation,

And I shall be useful when I lie down finally:

Then the trees may touch me for once, and the flowers have time for me.

 

 

 

Señora Lázaro

 

Lo hago otra vez

Un año a cada diez

Lo logro —

 

Un tipo de movedizo milagro, mi piel

Brilla como una lámpara nazi,

Mi pie derecho

 

Un pisapapeles,

Mi frente se parece a un fino y frío

Lino judío.

 

Despelléjate el pañuelo

Oh enemigo mío

¿Te agobio? —

 

¿La nariz, las ojeras, la dentición completa?

La agria respiración

Va a desaparecer un día.

 

En breve la carne

Que la caverna carcomió estará

En casa en mí

 

Y yo soy una mujer sonriente.

Sólo tengo treinta.

Y como el gato tengo nueve vidas.

 

Este es el número tres.

Qué basura

Para devorar cada década.

 

Qué millones de filamentos

El maní mascado por la multitud

Empujando para verlo

 

Desfajando mis manos y pies —

El gran striptease.

Damas y caballeros

 

Estas son mis manos

Mis rodillas

Puede que sea hueso y pellejo.

 

Sin embargo, soy la misma mujer.

La primera vez pasó a los diez.

Fue un accidente.

 

En la segunda vez intenté

Que fuera por fin la última.

Rolé cerrada

 

Como una concha del mar.

Tuvieron que llamar y llamar

Y extirparme los vermes como perlas pingües.

 

Morir

Es un arte, como cualquier otro.

Yo lo hago estupendamente.

 

Así que se vuelve infernal.

Incluso real.

Dirías tal vez que tengo un don.

 

Es muy fácil hacerlo en una prisión.

Es muy fácil hacerlo poniéndose de canto.

Es teatral

 

Vuelve en pleno día

Al mismo lugar, al mismo rostro, al mismo grito

Tosco y chistoso.

 

¡’Un milagro’!

Que me deja mal

Hay que pagarlo

Para mirar a mis cicatrices, hay un precio

Para escuchar mi corazón —

Pulsa fuerte.

 

Y hay un precio, un precio muy grande

Para cada palabra o cada roce

O cada gota de sangre

 

O una mecha de pelos y prendas.

A ver, Herre Doktor.

A ver, Herr Inimigo.

 

Soy tu opus,

Tu tesoro,

El bebe de puro oro

 

Que se disuelve en un chillido

Me vuelvo e ardo

No crea que subestimo su enorme celo.

 

Cenizas, cenizas —

Tú revuelves y atizas.

Carne, hueso, no hay nada ahí —

 

Una pastilla de jabón,

Un anillo de boda,

Un empaste de oro.

 

Herr Dios, Herr Lucifer,

Ojo

Ojo.

 

Renacida de las cenizas

Subo con mis pelos pelirrojos

Y como al aire sorbo hombres.

 

 

 

Lady Lazarus

 

I have done it again.

One year in every ten

I manage it —

 

A sort of walking miracle, my skin

Bright as a Nazi lampshade,

My right foot

 

A paperweight,

My face a featureless, fine

Jew linen.

 

Peel off the napkin

O my enemy.

Do I terrify? —

 

The nose, the eye pits, the full set of teeth?

The sour breath

Will vanish in a day.

 

Soon, soon the flesh

The grave cave ate will be

At home on me

 

And I a smiling woman.

I am only thirty.

And like the cat I have nine times to die.

 

This is Number Three.

What a trash

To annihilate each decade.

 

What a million filaments.

The peanut- crunching crowd

Shoves in to see

 

Them unwrap me hand and foot —

The big strip tease.

Gentlemen, ladies

 

These are my hands

My knees.

I may be skin and bone,

 

Nevertheless, I am the same, identical woman.

The first time it happened I was ten.

It was an accident.

 

The second time I meant

To last it out and not come back at all.

I rocked shut

 

As a seashell.

They had to call and call

And pick the worms off me like sticky pearls.

 

Dying

Is an art, like everything else.

I do it exceptionally well.

 

I do it so it feels like hell.

I do it so it feels real.

I guess you could say I’ve a call.

 

It’s easy enough to do it in a cell.

It’s easy enough to do it and stay put.

It’s the theatrical

 

Comeback in broad day

To the same place, the same face, the same brute

Amused shout:

 

‘A miracle!’

That knocks me out.

There is a charge

 

For the eyeing of my scars, there is a charge

For the hearing of my heart —

It really goes.

 

And there is a charge, a very large charge

For a word or a touch

Or a bit of blood

 

Or a piece of my hair or my clothes.

So, so, Herr Doktor.

So, Herr Enemy.

 

I am your opus,

I am your valuable,

The pure gold baby

 

That melts to a shriek.

I turn and burn.

Do not think I underestimate your great concern.

 

Ash, ash —

You poke and stir.

Flesh, bone, there is nothing there —

 

A cake of soap,

A wedding ring,

A gold filling.

 

Herr God, Herr Lucifer

Beware

Beware.

 

Out of the ash

I rise with my red hair

And I eat men like air.

 

 

 

Amabilidad

 

Amabilidad se desliza en torno a mi casa.

¡Señora amabilidad, es tan afable!

Las piedras rojas y azules de sus anillos

Dejan cenizas en la ventana,

Los espejos están llenos de sonrisas.

 

¿Lo qué es más real que un chillido de un niño?

Uno de un conejo puede que sea más salvaje

Pero no tiene alma.

El azúcar puede curar todo, según Amabilidad.

El azúcar es un fluido necesario,

 

Sus cristales son un bálsamo.

¡Oh amabilidad, amabilidad

Juntando delicadamente las piezas!

Mis sedas japonesas, mis apenadas mariposas,

Puede que sean clavadas por momentos, aletargadas.

 

Y aquí estás tú, con una taza de té

Cubierta de vaho.

El chorro de sangre es poesía,

No hay como detenerlo.

Tú me entregas dos niños y dos rosas

 

 

 

Kindness

 

Kindness glides about my house.

Dame Kindness, she is so nice!

The blue and red jewels of her rings smoke

In the windows, the mirrors

Are filling with smiles.

 

What is so real as the cry of a child?

A rabbit’s cry may be wilder

But it has no soul.

Sugar can cure everything, so Kindness says.

Sugar is a necessary fluid,

 

Its crystals a little poultice.

O kindness, kindness

Sweetly picking up pieces!

My Japanese silks, desperate butterflies,

May be pinned any minute, anesthetized.

 

And here you come, with a cup of tea

Wreathed in steam.

The blood jet is poetry,

There is no stopping it.

You hand me two children, two roses.

 

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